¿Devolverías una cartera con casi mil euros en metálico? Emilio Márquez Espino ya daba la suya por perdida. Este empresario de 38 años y afincado en Madrid la extravió el pasado día 30 durante un viaje de negocios a Barcelona. Documentos personales, material de trabajo y una cantidad de dinero importante. Todo al limbo. Ni siquiera presentó denuncia en Barcelona porque consideraba que era perder el tiempo. "¿Para qué, si con el montón de billetes que hay dentro nadie me la va a devolver? Ya denunciaré cuando llegue a Madrid", pensó.

No imaginaba Emilio que una serie de catalanes bienintencionados iban a devolvérsela unos días después.

LA PÉRDIDA DE LA CARTERA

“Llegué en AVE a Barcelona la mañana del 30 para firmar unas operaciones importantes ante notario. Después de mantener un par de reuniones, desayuné en un bar. Ahí tuve el último contacto con mi cartera. Luego tomé el metro y pagué el billete con la vuelta del desayuno. Al llegar a mi hotel me pidieron el DNI pero ya había volado. La cartera había desaparecido y con ella, más de 800 euros en billetes que había cogido para imprevistos”, cuenta Emilio Márquez, el protagonista de esta historia. Es profesor de marketing, mentor de emprendedores e inversor. Es sevillano pero reside en Madrid y había citado a cinco socios catalanes para firmar una importante operación en unas fechas complicadas. “Para llegar a la notaría casi tuve que cruzar la ciudad caminando porque ya no me quedaba dinero ni para el metro. Y una vez llegué al notario, lo primero que me pidieron para poder firmar fue el DNI que acababa de perder. Mis socios no se podían creer que los hubiese convocado allí en plenas vacaciones para firmar y yo no llevase el carnet”, rememora. El problema se solucionó gracias a la buena fe. Emilio ya había firmado alguna vez en ese notario, constaban documentos suyos en el archivo y el resto de socios dieron fe de su identidad.

Emilio pasó el día en Barcelona sin noticias de la cartera. Durmió en su hotel "donde también me dejaron entrar sin DNI; era la segunda gestión que hacía en Barcelona sin documento de identidad cuando era obligatorio. Sin la buena voluntad de la gente hubiese sido imposible”, reconoce. Al día siguiente cogió el AVE de las 13:25 y volvió a Madrid para pasar una amarga Nochevieja. Durante el trayecto recibió un inesperado correo en su cuenta de Facebook.

Emilio Márquez Espino recuperó su cartera Moeh Atitar

EL SEPTUAGENARIO LO BUSCA EN FACEBOOK

Simón Márquez Espino tiene 72 años y los mismos apellidos que el propietario de la cartera. El día 30 recibió una llamada de la Guardia Urbana de Barcelona preguntándole si era hermano de Emilio Márquez Espino. Al parecer, un ciudadano ejemplar había entregado en la comisaría de L'Eixample (Barcelona) una cartera con bastante dinero. El agente encargado de recibirla comprobó que no había denuncia interpuesta. En lugar de entregarla a objetos perdidos del Ayuntamiento y desentenderse, el policía intentó localizar al propietario. Buscó en la base de datos de la Guardia Urbana de Barcelona. Por esos apellidos, en el registro sólo salió Simón. “No sé cómo tenían mi teléfono en la Guardia Urbana de Barcelona; yo nunca he vivido allí. Resido en Vila-Seca (Tarragona). El guardia urbano de Barcelona me aseguraba que lo tenían por una denuncia que yo presenté allí en 2012, pero yo no recuerdo que eso sucediese nunca”, reconoce.

Sea como fuere, el policía notificó a Simón el extravío de la cartera “con una importante cantidad de dinero”. También, que además de apellidos también compartían ciudad de nacimiento: Sevilla. Incluso que habían residido en el mismo barrio de La Macarena. Más tarde llegaron incluso a descubrir que las madres de ambos habían nacido en la misma zona de Extremadura. Tanta casualidad motivó que Simón no se olvidase del tema tras colgar el teléfono. Lo comentó con Esther, su mujer. Juntos decidieron emprender una búsqueda por internet. “Además de que nos sabía mal que una persona hubiese perdido una cartera con tanto dinero, nos llamó mucho la atención que tuviésemos tantas cosas en común. Nos pareció una historia rocambolesca. Simón tiene hermanos a los que no conoce, por lo que podría haber sido uno de ellos”, explica Esther, su mujer.

Ambos, desde Tarragona, emprendieron la búsqueda por internet de un sevillano residente en madrid que acababa de perder la faltriquera en Barcelona. En Google localizaron a un Emilio Márquez Espino que tenía un blog. En su biografía constaban algunos datos que coincidían con los datos aportado por el agente de la Guardia Urbana. Como Simón y su mujer tienen cuenta de Facebook, decidieron buscarlo en esa red social. “Localizamos a ese mismo Emilio Márquez Espino y vimos que había colgado una foto el día de antes desde el AVE, diciendo que viajaba a Barcelona”. Una prueba que casi confirmaba que habían hallado al legítimo propietario de la cartera. Le pusieron un mensaje desde la cuenta de Facebook explicándole que la Guardia Urbana había localizado una cartera con bastante dinero y que probablemente era suya. “Se puso en contacto con nosotros enseguida, nos dio las gracias repetidamente y le proporcionamos el teléfono de la Guardia Urbana”.

EL POLICÍA USA OTRAS REDES

Emilio, de vuelta a Madrid el día 31, logró contactar con la Guardia Urbana pero el teléfono que le habían dado era genérico. “Allí no sabían nada de mi cartera porque yo tampoco había denunciado. Algún agente debía tenerla pero nadie sabía quién. La única opción que me quedaba para recuperar mi cartera era ponerme en contacto con objetos perdidos. Un camino presumía ser largo y tortuoso porque no se sabía cuándo iba a llegar”. Sin embargo, al llegar a Madrid recibió otra sorpresa, en forma otra vez de correo electrónico. No contaba Emilio con que el policía que recepcionó la cartera también iba a poner de su parte para localizar al legítimo propietario de la cartera.

Se llama Miquel Àngel Costa, tiene 57 años y trabaja en la Guardia Urbana de Barcelona desde hace más de 30. Asegura que tiene “fama de constante y cabezón a la hora de localizar a personas. Hay un italiano que me sigue dando las gracias por unos documentos muy importantes que le recuperé hace mucho tiempo. Me sigue invitando cada año a que vaya a Italia de vacaciones. Le he dicho muchas veces que yo ya me doy por satisfecho, pero él sigue agradecido”. Miquel Àngel fue el agente que recepcionó la cartera. Un ciudadano anónimo la entregó en dependencias policiales y él se encargó de gestionar el caso. “Lo primero que hago es relacionarla con una denuncia. Me pongo a buscar y veo que no hay denuncia”, recuerda Costa, que debería haberse desentendido del caso en ese momento. Optó por introducir la identidad en la base de datos y localizó a Simón, un señor con los mismos apellidos. Visto el resultado negativo de las pesquisas, decidió seguir indagando.

Miquel Àngel Costa es el agente que localizó a Emilio Moeh Atitar

Miquel Àngel también optó por las redes sociales, aunque su proceso fue distinto al de el septuagenario Simón. “Yo también opté por buscarlo en Google, pero de ahí derivé a su cuenta de Twitter. No tengo cuenta en esa red social así que decidí pedírsela a un amigo mío” cuenta el agente. Dicho y hecho. A través de la cuenta de un conocido, rastreó el nombre en Twitter y llego al perfil de Emilio Márquez. “Una vez en su cuenta, localicé un mensaje suyo en el que explicaba que estaba saliendo de viaje de Madrid hacia Barcelona. Así me cercioré de que era él. Miré la forma de mandarle un mensaje pero me di cuenta de que si me ponía en contacto con él, el mensaje iba a ser público y lo iba a poder leer más gente”. Desistió por tanto y siguió indagando. En la información de la cuenta encontró la dirección de su blog . Allí pudo observar que la página tenía un cuestionario para enviar preguntas. “Así me puse en contacto con él. Le envié mi dirección de mail y mi número de teléfono en ese cuestionario y enseguida me llamó”.

Una vez Miquel Àngel localizó a Emilio, una de las primeras cosas que hizo es comprobar que efectivamente era el dueño de la cartera. “Me preguntó cuánto dinero tenía y le dije la cantidad exacta y la relación de billetes que había dentro”, recuerda Emilio. Hechas las comprobaciones, el agente de la Guardia urbana le explicó que su cartera estaba a salvo en la caja fuerte de la comisaría. Para recuperarla tenía que volver a desplazarse a Barcelona… o enviar a alguien con un justificante. “También me facilitaron la gestión así. Tras comprobar que mi identidad coincidía con la de la documentación de la cartera, el policía me dio la posibilidad de que viniese algún conocido mío que estuviese en Barcelona, con un papel firmado por mí autorizando a recoger la cartera”, resume Emilio. Así, hechas las comprobaciones pertinentes, Emilio pudo verificar su identidad y firmar una autorización para que una amiga suya fuese en su nombre a recoger la cartera. Al cabo de pocos días, la faltriquera volvía a estar en Madrid, en manos de su legítimo propietario y con todo su contenido original en su interior. “Era mi regalo de Navidad y de Reyes. Más por el dinero, que también, esta historia me ha emocionado porque me ha permitido comprobar la buen voluntad de las personas. Los socios que me prestaron dinero, el personal del hotel que entendió mi situación, el notario que me permitió firmar, el señor Simón y su esposa, que se tomaron las molestias de buscarme por las redes, y el policía de Barcelona, que no cesó hasta que me encontró”.

FALTA EL CIUDADANO EJEMPLAR

El único personaje que le falta a esta historia es el ciudadano honesto y ejemplar que devolvió la cartera y que prefirió mantenerse en el anonimato. Sin tocar un solo billete. “Fue un caso extraño porque yo perdí la cartera en Diagonal Mar y apareció en la comisaría de L'Eixample, que está en la otra punta de Barcelona. Además, la policía la recibió a los pocos minutos de que yo la hubiese perdido. No sé cómo llegó tan lejos y tan rápido”, apunta Emilio. Lo que sí que tiene claro es que quiere localizar a la persona que recuperó esa cartera y la entregó a la policía. “Me encantaría encontrar a ese ciudadano anónimo y darle uno de los billetes que llevaba como recompensa. Por eso no digo la cantidad exacta, para que nadie pueda suplantar su identidad. La persona que se ponga en contacto conmigo y me demuestre que se encargó de devolver la cartera, se puede poner en contacto conmigo y tendrá su recompensa” promete. Emilio ya ha demostrado que no es difícil ponerse en contacto con él. “Al final, todo el rastro que dejas en internet se queda ahí y yo dejo mucho. A través de mi blog www.emiliomarquez.com se puede poner en contacto conmigo, pero también a través de mi página de Facebook o Twitter”. Emilio pone una condición para premiar a ese ciudadano anónimo y ejemplar. “Para demostrar que fue él o ella, me tiene que decir cuántos billetes había y de qué tipo”.  

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