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El pescado es uno de los protagonistas indiscutibles de las comidas y cenas por Navidad. El bacalao es un clásico histórico en Galicia, preparado de múltiples formas, aunque también destacan por su sabor suave la lubina y la dorada.

Entre los pescados más populares para estas fechas no puede faltar la merluza, un producto muy versátil que admite todo tipo de preparaciones. Si buscas una opción fácil, al horno queda excelente; y si prefieres algo más elaborado, es perfecta para guisos.

Confirmado por una pescadera: el mejor truco para congelar el pescado

Las comidas y cenas familiares se multiplican en Navidad y la agenda se llena de encuentros alrededor de la mesa, con platos que muchos reservan para estas fechas festivas, como el bacalao o el rape.

Aunque las prisas no son buenas, hay quien realiza las compras a última hora, bien por falta de tiempo o porque no decide el menú hasta el último momento. Sin embargo, la mayoría prefiere dejarlo cerrado con varios días de antelación.

El pescado fresco puede conservarse en la nevera entre uno y dos días sin estropearse, aunque la recomendación es consumirlo cuanto antes para disfrutar de su máxima frescura. Si se va a reservar para Nochebuena o Navidad, recurrir a la congelación es una opción práctica y segura.

No obstante, para congelarlo correctamente es necesario seguir una serie de pasos. Rebeca, pescadera, de uno de los puestos de la plaza de Lugo, en A Coruña, recomienda limpiar muy bien el pescado, retirando escamas, las aletas, las agallas y las vísceras. También se puede optar por quitar las espinas y la piel.

Por otro lado, Rebeca advierte de que el pescado debe congelarse sin lavar y, sobre todo, bien envuelto. "Hay que envolverlo muy bien para que el hielo no lo queme", aconseja en una conversación con este medio.

De producirse este fenómeno, el pescado podría perder sabor y textura, además de presentar un cambio de color hacia tonos marrón amarillentos.

Para evitar quemaduras por congelación, se recomienda envolver el pescado en papel film transparente o papel de aluminio y congelarlo a 18 grados bajo cero o menos, preferiblemente en la zona más fría del congelador. Si no se va a consumir a corto plazo, también es aconsejable etiquetarlo con fecha.