Aldea de Seceda, en Folgoso do Courel (Lugo)
Parece Dolomitas, pero está en Galicia: la aldea de cuento perfecta para visitar este otoño
En el corazón de la Serra do Courel se encuentra este mágico rincón repleto de paisajes pintorescos que hablan de historia y tradición
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El otoño es una época perfecta para viajar por su clima suave y paisajes con colores cálidos. Los precios también resultan más accesibles y la menor afluencia de turistas permite disfrutar con calma rincones tan encantadores como la aldea de Seceda.
En el corazón de la Serra do Courel se encuentra la aldea de Seceda, un lugar impresionante donde el verde lo inunda todo. Sus empinadas calles, arquitectura propia de zonas de montaña y paisajes de ensueño la convierten en el destino perfecto para este otoño.
Una aldea que habla de historia y tradición
Cualquier estación del año es buena para viajar y conocer nuevos lugares. Si aún te quedan días de vacaciones, puedes aprovechar el otoño para descubrir la Galicia más rural y una de las aldeas mejor conservadas: Seceda, en Folgoso do Courel (Lugo).
En el extremo sur-oriental de Lugo, A Serra do Courel se presenta como una de las principales reservas verdes de Galicia. En esta cordillera gallega se localiza la aldea de Seceda, uno de los tesoros más apreciados de la zona que hace viajar al turista a Dolomitas.
Seceda, en O Courel.
Declarada Bien de Interés Cultural (BIC) en 1997, la aldea de Seceda invita a viajar al pasado con su aire medieval, intacto desde la primera mitad del siglo XIX. Es por ello que la panorámica general del pueblo presenta un singular semblante de casas apiñadas y calles estrechas y empedradas.
Aunque Seceda mantiene su esencia de siempre, recientemente fue sometida a un plan de restauración integral con el objetivo de salvaguardar su importante patrimonio arquitectónico y cultural. Se han recuperado fachadas, cubiertas, escaleras y calles.
Iglesia parroquial de San Silvestre de Seceda, Folgoso do Caurel. Foto: Wikipedia
La iglesia de San Silvestre es una de las paradas obligatorias por esta singular aldea. En el interior de este templo, construido en el siglo XVIII, todavía se conservan imágenes del mencionado santo, así como de San Brais y Santiago Peregrino en recuerdo del Camino de Santiago.
En la zona se encuentra también el Castro de A Torre. Este antiguo poblado castrexo del siglo II-IV d.C se enmarca dentro de un foso defensivo de 120 metros de largo, de 5 a 20 metros de ancho y otros 17 metros de profundidad.
Para amantes de la fotografía, el Castro de A Torre ofrece unas impresionantes vistas de la sierra. En su cabecera en dirección noroeste se puede divisar también los restos de una torre, la cual da nombre al yacimiento.
En último lugar, aunque no menos importante, el Pozo das Mulas también merece una visita. Es un lugar perfecto para contemplar la naturaleza y olvidarse del ruido de la ciudad por unas horas. Cuenta con un sendero para caminar y una zona de baño sin corriente para refrescarse.