Gala con su hijo Lorenzo durante una prueba de Travesía Costa.

Gala con su hijo Lorenzo durante una prueba de Travesía Costa. Cedida

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Gala y su hijo Lorenzo nadan contra sus miedos en A Coruña: "El agua era un tema tabú para mí"

Gala se enamoró del mar en Galicia: natural de Moldavia, tiene fobia a las algas. Ella y su hijo Lorenzo, con una discapacidad intelectual, han encontrado en Travesía Costa una forma de superarse a sí mismos mientras disfrutan de la compañía y los paisajes de las pruebas

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Gala y su hijo Lorenzo son como dos peces que han encontrado en el océano que baña la costa de A Coruña un refugio con el que enfrentarse a los desafíos de la vida y una actividad para disfrutar juntos brazada a brazada. Y es que, dulce o salada, el agua se ha convertido en una oportunidad de estrechar lazos y superar retos para esta familia.

La natación se ha convertido en una herramienta fundamental para Lorenzo, que tiene una discapacidad intelectual. Más allá de su amor por las aguas abiertas, este joven de 24 años también practica pádel, tenis y atletismo, deporte que lo llevó al tercer puesto en triple salto de longitud en el Campeonato de España de 2023 en Cádiz.

Un todoterreno que siempre cuenta con el apoyo incondicional de su madre, que lucha con su fobia a las algas para poder disfrutar de la natación en aguas abiertas con Travesía Costa. Y es que estas pruebas que reúnen cada año a cientos de personas en zonas como Fisterra, Oleiros o A Coruña se han convertido en una excusa perfecta para superarse a sí misma.

La natación, un deporte que engancha

"El agua era un tema tabú para mí, porque le tengo fobia a las algas, especialmente a las laminarias, que son anchas y marrones, como la hoja de una palma", explica Gala Zavtur Gavrilov. El constante aprendizaje de su hijo, que comenzó a nadar cuando solo tenía tres años, la llevó a plantearse la posibilidad de apuntarse a un curso de natación para aprender ella también.

Fue así como esta mujer natural de Moldavia que lleva 21 años en Galicia tuvo su primer acercamiento al agua hace ya varios años. "Me apunté un trimestre porque no confiaba en seguir después, pero me enganché muchísimo, me encantó", reconoce esta profesora de música, que encontró en sus compañeros de Acea de Ama, en Culleredo, una razón para interesarse en Travesía Costa.

Gala y Lorenzo en una prueba de Travesía Costa.

Gala y Lorenzo en una prueba de Travesía Costa. Cedida

Lorenzo fue el primero en atreverse a nadar en aguas abiertas. "Yo fui de fotógrafa", ríe su madre, que decidió probar con la prueba de Riazor de 2022. "Lo primero que pregunté era si había algas. Me mentían, evidentemente, pero te adaptas para no verlas", reconoce esta nadadora que desde entonces no ha dejado de apuntarse a esta aventura que la ha llevado a descubrir lugares como Balarés.

"No sé si está más enganchado Lorenzo o yo, porque lo disfruto tanto que me transformo. El agua me encanta, el único inconveniente que tengo son los gorros de silicona, porque tengo el pelo rizo y se me escurren", ríe Gala Zavtur, que confiesa que nada con dos gorros para evitar que se le caiga durante las travesías, como le ocurrió en Fisterra.

Unas travesías que no están exentas de anécdotas. En la prueba de Portosín, Gala recibió un golpe que le movió las gafas de natación cuando ya estaba en el mar: "No era capaz de quitarla, las gafas no me hacían el vacío, pero veía que todo el mundo nadaba y la dejé. El ojo izquierdo se me hinchó y no veía nada, así que tenía dos opciones: nadar con los ojos cerrados o retirarme"

Y nadó. Porque esta mujer que se confiesa "bastante competitiva" quería llegar a la meta y lo hizo mirando el recorrido con el ojo derecho, guiándose con las boyas, hasta llegar a la arena y reunirse con sus compañeros.

Los desafíos de nadar en el océano

Gala Zavtur confiesa que es muy complicado elegir una sola travesía, pero reconoce que nadar en aguas de O Ézaro es una experiencia única. "Es la más bonita, parece que tienes alas y no pies y brazos. Es un desafío, pero ver la cascada con la montaña al lado...", rememora la nadadora, que explica que esta prueba tiene una difultad añadida al mezclar agua salada con dulce.

Los nervios previos a disputar las pruebas son normales. "Yo siempre estoy con el corazón a mil, pero una vez me meto en el agua ya se me olvida todo", explica Gala, que comenta que Travesía Costa va más allá de lo deportivo: es una oportunidad para conocer nuevos sitios y personas y, en su caso, para disfrutar de tiempo de calidad con su hijo de 24 años.

"En el agua soy como una orca. Primero dejo que avance las olas Lorenzo, y cuando veo que ya las ha pasado, voy detrás tranquila. Tengo que ver que él va delante de mí, aunque una vez nos metemos en el mar nos perdemos"

Gala Zavtur, nadadora de Travesía Costa

"En el agua soy como una orca", ríe la nadadora, que añade: "Primero dejo que avance las olas Lorenzo, y cuando veo que ya las ha pasado, voy detrás tranquila. Tengo que ver que él va delante de mí, aunque una vez nos metemos en el mar nos perdemos. Estoy más tranquila con él en el mar que de fotógrafa desde fuera, ahora conozco las sensaciones. Y la sensación de protección como madre es mucho mayor estando con él en el mar", explica Gala.

La nadadora señala que en el mar fluyen de forma diferente: "Lo distruto un montón. Es uno de los deportes más sanos que podemos inculcarles a nuestros hijos, una inversión en salud". Algo que se intensifica, según Gala, en el mar: "El desafío es mayor, no puedes pararte en el bordillo a pensar o a descansar. Tienes que fluir, te fortaleces como ser humano, por dentro y por fuera".

La meta es la seguridad de la arena. "A veces me tambaleo al llegar, porque nado en ayunas, solo tomo agua con sales minerales para que no me entren arcadas durante la prueba", explica Gala, que bebe mucha agua y come al terminar cada travesía. Nada más terminar, los deportistas se encuentran con el avituallamiento, parte de una organización que la nadadora alaba: "Se preocupan por ti".

La importancia de una inclusión real

Gala Zavtur Gavrilov es, como su compañera y amiga Almudena Ballesteros, una madre fuerte y valiente. Su hijo Lorenzo tiene una discapacidad intelectual y el deporte, al igual que la pintura y la música, se ha convertido en una herramienta fundamental "para afrontar los desafíos emocionales diarios".

"El deporte fomenta la autoestima y la libertad personal, permitiendo que se sientan valorados. Somos esas familias comprometidas que aspiramos a la plena integración social, aunque reconocemos la complejidad del proceso", explica esta nadadora, que define a su hijo como "un deportista dedicado".

Lorenzo tras quedar tercero en triple salto de longitud en el Campeonato de España de 2023 en Cádiz.

Lorenzo tras quedar tercero en triple salto de longitud en el Campeonato de España de 2023 en Cádiz. Cedida

Y es que Lorenzo practica varios deportes desde que tiene 3 años: natación, pádel, tenis y atletismo, destacando su tercer puesto en triple salto en longitud en el Campeonato de España de 2023 en Cádiz. Más allá de esto, estudia guitarra española y participa en la agrupación de acordeones de la Escuela Municipal de Música de A Coruña donde es profesora Gala.

Un ámbito más en el que madre e hijo van de la mano, haciendo frente a los múltiples desafíos que la vida les pone por delante.