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Dónde dar el último adiós a tu mascota en Galicia

Los gallegos pueden despedir a su animal de compañía en diferentes tanatorios en la provincia de Pontevedra y A Coruña. El primer cementerio de mascotas va a abrir sus puertas en Vigo
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Galicia tiene casi 673.000 mascotas censadas en el REGIAC (Rexistro Galego de Identificación de Animais de Compañía). Concretamente, Vigo es la ciudad con más animales registrados en este organismo dependiente de la Consellería de Medio Ambiente, con 48.000 animales, y seguido de A Coruña con 31.200. Es por ello por lo que han surgido en los últimos años varias opciones para poder despedir a las mascotas cuando fallecen, localizados en diferentes puntos de la geografía gallega, principalmente en las provincias de A Coruña y Pontevedra.

Todas coinciden en que la mayor parte de sus servicios son a perros y gatos, siendo los canes los más numerosos representando un 96 % del total, frente a los felinos con un 3,4 % de todos los animales registrados en la comunidad. También, aunque en menor medida, trabajan con hurones, conejos, aves o reptiles. Durante la cuarentena y la pandemia, seguían abiertos al ser un servicio esencial, pero no podían asistir personas ni acompañantes durante las despedidas. Tras los momentos de mayores restricciones, el acceso al público ya está abierto.

Cremandogal (Vigo)

Esta empresa es la primera que nació en la ciudad olívica, fue fundada a finales de 2017 y ya lleva más de tres año dando servicio. Belén Abalde, propietaria de Cremandogal, dice que en Vigo faltaba un lugar donde poder despedir a las mascotas "como se merecen porque son miembros de la familia igualmente". Como amante de los animales, expresa su impulso a crear el crematorio: "Mi perra se iba y en Vigo no había ninguna opción".

Dan la opción de cremación individual con la entrega de cenizas o colectiva sin poder recuperarlas. También la recogida y el transporte, tanto en domicilio como en clínicas veterinarias, y una sala de velación "con total intimidad". Además, acompañamiento en duelo, urnas y transporte a la clínica veterinaria en caso de una eutanasia programada.

Instalaciones de Cremandogal. Foto: Cedida

En cuanto a los precios, van desde los 65 hasta los 450 euros, según el peso y tipo de cremación. Por ahora, cubre toda la provincia de Pontevedra aunque han hecho servicios en Ourense y también alguno en Santiago. Principalmente se centran en la ciudad de Vigo y sus alrededores.

PIP Galicia (O Porriño)

Nació hace siete años para dar un servicio al cliente que antes no se ofrecía: poder esperar frente a la sala crematoria y ver la entrada y salida "en tiempo real". PIP Galicia trabaja tanto en la provincia de Pontevedra, como en todo el norte de España, aunque el punto más fuerte es la ciudad olívica.

Un rasgo diferenciador es la posibilidad de presenciar en directo la entrada del animal "desde una pantalla situada en la sala de espera" y así ser testigos para que, en palabras del director, "no haya dudas". Además, ofrece la recogida de la mascota, cremación colectiva o individual, un certificado oficial de incineración y diferentes modelos y tamaños de urnas.

La Vida es Huella (Culleredo)

A finales del 2016, Patricia Montejo decidió crear este tanatorio de mascotas en el municipio coruñés de Culleredo, a raíz de una pérdida personal: "No teníamos opción de rendirle homenaje". Esa carencia de lugares donde poder despedir a su perra fue el impulso para montar la empresa. La Vida es Huella trabaja fundamentalmente en la provincia de A Coruña y en Lugo, aunque han realizado servicios en toda Galicia y en el sur de Asturias.

Montejo explica que a veces es el cliente quien trae la mascota "incluso desde Madrid" porque tienen servicios de valor añadido, como la elaboración de la huella de la pata, sea cual sea el animal, con una placa con el nombre, todo incluido en el precio. También hacen joyas a medida con las cenizas dentro.

Además, tienen un lugar acondicionado llamado el "parque del recuerdo". Ahí es donde rememoran a cada uno de los animales desde que han comenzado, además de publicar mensualmente en sus redes sociales el nombre de cada uno con la fecha. "Se pueden dejar las cenizas, como un cementerio con unos nichos", añade la directora. Es un lugar "muy alegre a la vista", con las paredes llenas de nombres y "muy colorido".

https://www.facebook.com/lavidaeshuella.es/posts/4247714885274468?__cft__[0]=AZXtDdh5b8ihyxmPN7u86kBIx1UKOXISf5G6yPX2c5cQKNURA_gyF7J_LalgzjP9IklqRouU0Fh2yZsXlO_U-XPDVxOfv54sJ49nKFIa_2O1-xmCRRwlQlwcDwB0KiJi8gL5Qy1PufxgxVGzVIwtQKs0MljuEGzosF38vRJsEYHrLw

Galimascota (Bergondo)

A 20 kilómetros de la ciudad herculina está Galimascota Tanatorios desde hace cinco años. Como todos, nació con la motivación de darle a los propietarios un lugar donde poder despedirse "dignamente", comenta Rosa Guerra.

Trabaja con las clínicas veterinarias de todos los puntos de la geografía gallega y estos últimos años han registrado un mayor número de servicios, "sobre todo de incineraciones individuales". Por otro lado, disponen de un catálogo de artículos como la huella incita, bisutería o relicarios.

Galimascota Tanatorios

Raízes, un cementerio ecológico en Vigo

En febrero de 2022, está previsto que abra el primer cementerio de mascotas de Galicia. Raízes: Parque del recuerdo está en el barrio vigués de San Andrés de Comesaña, con unas preciosas vistas, "un balcón a Vigo", dice Débora Blázquez, directora e impulsora del proyecto. El período de reservas va a adelantarse unos meses antes ya que tiene mucha repercusión, en palabras de Blázquez: "La gente lo pide a gritos".

Recreación de Raízes: Parque del recuerdo. Foto: Cedida

Es un cementerio ecológico, tiene una filosofía naturalista que se basa en transformar una muerte en otra vida. Así, las cenizas del animal son incorporadas en una máquina para separarlas de metales -como un implante- para que queden los residuos biológicos. "Las cenizas no tienen químicos, son nutrientes", explica. Después, se meten en una urna 100% biodegradable y se entierra bajo un árbol para que se nutra. Así, esperan replantar y reforestar los árboles quemados en los devastadores incendios de 2017. Pero también se pueden llevar en una maceta, siguiendo con la misma idea.

El parque va a estar abierto al público en el horario estipulado y va a ser un lugar de desconexión. "No queremos involucrar la religión en absoluto, si se quiere un ritual católico hay opciones", añade, pero sin simbolismo en el terreno. "No hay nada tétrico, todo es muy natural", cuenta Débora Blázquez.

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