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#CoruñaSecreta Convertirse en florista durante un rato en Ai! Carmiña

En Ai! Carmiña, una floristería diferente en Montealto, no sólo te venden preciosos ramos, sino que además te enseñan a hacerlos. La última moda en flores, al alcance de tus creadoras manos.
Ánxela y Elena en la entrada de Ai! Carmiña.
Ánxela y Elena en la entrada de Ai! Carmiña.
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Un jueves cualquiera, o un sábado, te puede apetecer aprender a hacer un ramo primaveral, o un centro, con bien de flores bonitas y rodeado por un puñadito de desconocidos. Por un módico precio (unos 50 euros, aunque depende del taller) las chicas de Ai! Carmiña, enfermeras y floristas tituladas, compartirán contigo encantadas sus flores, sabiduría e inspiración.

En Navidad, al parecer, es una locura. Resulta que a mucha gente le gusta hacer sus propias coronas navideñas y sus guirnaldas y llevárselas debajo del brazo a sus puertas, paredes y ventanas. En Ai! Carmiña, una floristería especial que nació con alma de taller, tienen un espacio precioso con una reforma home-made: los planos de unos amigos arquitectos sumados a sus inquietas manos y la ayuda del suegro de una de ellas, carpintero de profesión, cuya huella se ve en las amplias mesas de madera (quien me diera un buen comedor para cascarlas allí) o en las vigas que adornan una de las cuatro estancias de esta atípica floristería. La zona de descanso, la llaman, que convive con las plantas que también venden al público. La madera, un toque de acero y el acabado de obra en el suelo, el bonito lavadero con azulejo blanco al entrar, el mimbre y los jarrones de cristal repletos de verde y flores que parecen silvestres pero que no lo son, las lámparas industriales colgando del techo… todo logra un conjunto moderno, agradable y alejado del imaginario de floristería tradicional.

Taller en Ai! Carmiña.

Anxela Rodríguez y Elena Naveiras tampoco son unas floristas tradicionales. Aunque floristas si que son, y tituladas por la Escuela de Arte y Diseño Floral de Barcelona, una de las pocas instituciones dónde estudiar esta materia como tal. Antes de su vida entre flores, ambas fueron enfermeras. De Valdeorras y Ferrol, respectivamente, se conocieron estudiando en A Coruña una profesión que a ninguna le terminó de cuajar, y no solo por los problemas para encontrar trabajo. Anxela se fue a recorrer mundo y Elena empezó a compaginar los pocos curros ‘de lo suyo’ que salían con la organización de bodas. Ella pronto acaparó las flores, que de natural era lo que más le gustaba.

Una decoración de boda de Ai! Carmiña.

De Barcelona a Coruña

“Estuve en muchos países pero no me gustaba, no era muy feliz. Así que me planteé qué era lo que me gustaba de verdad y desde siempre me gustaban las flores”, nos cuenta Anxela sentadas las tres en esa amplia mesa de madera sobre la que imparten sus talleres y, de diario, venden sus flores. Y como al parecer no son mucho de hacer las cosas a medias, marcharon a Barcelona, primero Anxela y, cuando ésta terminó, llegó Elena  Mientras estudiaba y curraba de azafata, Anxela consiguió trabajo casi por casualidad –por charlatana según ella- adornando hotelazos con Pepe Vonstrudl (@pepevonstrudl) y después con la estilista botánica Manuela Sosa (@gangandthewool). Fue esta última, quien además de adornar eventos y hoteles tenía un invernadero donde hacía talleres, quien les dio la inspiración que necesitaban para lanzarse a emprender.

Alumnas en un taller.

“Me inspiró. Me dije, igual en Coruña hay para dar un taller y para eventos en torno a la flor”, nos cuenta Anxela. “Elena y yo hicimos un estudio de mercado y la ciudad que más se adaptaba era Coruña”, resume. Hace dos años, cuando nació Ai! Carmiña, no había otro local con un concepto igual. A pesar de que la idea inicial era ser simplemente un taller, pronto cambiaron y decidieron abrir a la venta de flores y plantas. Espacio tienen. Actualmente dividen su tiempo entre los talleres, la venta al público y las bodas. Decoran muchas bodas haciendo arreglos, ramos e incluso tocados o coronas.

Ai! Carmiña ha acabado por ser un espacio bastante multidisciplinar, aunque menos de lo que a las dos almas detrás del proyecto les gustaría. Todavía queda mucho por hacer en Coruña relacionado con el mundo de las flores, dicen. Y los vecinos a veces no están por la labor. Algún que otro problema tuvieron cuando se decidieron a abrir sus puertas al proyecto de conciertos secretos Sofar. Sin embargo, no se quejan: ya tienen clientes fijos del barrio e incluso de fuera. Y también tienen alumnos asiduos que repiten taller.

La zona de venta de flores y cursos.

El eucalipto, demodé

En Ai! Carmiña, no solo el espacio -y los talleres- son diferentes. También las flores, que piden online y llegan de Holanda, parada en Ferrol mediante. “Queremos apostar por algo novedoso, diferente y traemos flores diferentes”, nos cuentan. También están al tanto de las últimas novedades, encontrando la inspiración en floristas australianas y estadounidenses. “Cuando llegan las tendencias aquí, allí ya está pasado de moda”, nos cuenta Elena. “Ahora se lleva poco verde, flor irregular pero con mucho aire, menos salvaje”, añade, y Anxela continúa. “Un estilo más delicado aunque de formas desestructuradas”. Y ¿cómo lleva Coruña esto de las modas? “Bueno”, se sonríe Anxela, “aquí está costando sacar el eucalipto”.

De noviembre a junio, Anxela y Elena comparten su sabiduría con el común de los mortales dos veces al mes en talleres a los que puedes apuntarte online en su web www.aicarmina.com, con un cupo máximo de 12 o de 6 personas, según sea de grande lo que vayáis a preparar. Ramos, composición floral en jarrón, centros, coronas y maxicoronas, tocados, guirnaldas… Un poco de todo y abierto a cualquiera que le gusten las flores. Los chicos, al parecer, suelen sorprender por su maña y su capacidad de innovación.

Elena y Ánxela, trabajando.

“A veces hay gente que viene muy presionada a hacerlo muy bien y se ponen nerviosos y se llegan a bloquear. También hay grupos que te encuentras a gente supermañosa. Y sorprendentemente suelen ser los hombres”, nos cuenta Anxela. “Le dan siempre una vuelta, no se quedan con la flor, intentan hacer algo diferente”, añade Elena.

En todo caso, el fin último debe ser disfrutar, nos recuerdan. Cada ramo que sale de sus talleres será diferente, dependiendo de las manos que lo moldeen. Caótico, salvaje, meticuloso, contenido.. ¿Qué tipo de ramo serías tu?

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