"Buscando al cachorro ideal": Así se adiestra a los futuros perros guía en un centro de Galicia
Los perros guías son animales adiestrados para ayudar a personas ciegas o con una discapacidad visual grave en sus desplazamientos y tareas diarias. Se trata de un entrenamiento que se lleva a cabo en instalaciones especializadas como las que tiene la Fundación ONCE del Perro Guía (FOPG) en Madrid. En Galicia, el centro Ramalladas, en Vigo, fue el primero en recibir la autorización de la Xunta para adiestrar a perros guía, y ha desarrollado un método propio en el que el usuario y su familia están involucrados de principio a fin.
El uso de perro guía está regulado en España por un Real Decreto de 1983 y una Orden de Presidencia de de 1985, sin embargo cada comunidad autónoma regula su uso con su propia legislación. En Galicia el derecho de acceso al entorno de las personas con discapacidad usuarias de perros guía está regulado por la Ley 10/2003, de 26 de diciembre.
Estas normas amparan el derecho de los usuarios a entrar con estos animales a espacios como centros hospitalarios o el transporte público, así como los estrictos requisitos sanitarios que deben cumplir los perros. Y es que, según destaca la ONCE, los perros guía "están sujetos a requisitos de salud e higiene más estrictos que los perros de compañía, debido a que entran con su usuario a todo tipo de espacios y establecimientos públicos o de uso público".
En cuanto a los perros elegidos para cumplir esta función, la raza más común es el Labrador Retriever, del que la ONCE destaca su "carácter sociable y su versatilidad". Ya que los perros guías deben ser "capaces de mostrar un comportamiento impecable en todo tipo de entornos sociales y situaciones de relación con otras personas y animales", destaca la organización. Es por ello que "cualquier signo de agresividad" inhabilitaría a un perro para convertirse en perro guía.
En Galicia, el centro Ramalladas es pionero en el trabajo con los cachorros para formarlos como perros guía y, de hecho, trabajan en exclusiva con esta raza por sus cualidades: "Tamaño mediano, perros fuertes, resistentes, facilidad de aprendizaje, socialización y fiabilidad en el trabajo", resalta el educador canino Juan Freire.
Además, apunta, los labradores cuentan con "una característica muy especial que posee esta raza y que en otras no aparece": Las "ganas de agradar a su dueño", un "punto fuerte", que les hace mantener "su aprendizaje a pesar del paso del tiempo".
En este centro en Vigo trabajan con los perros desde que son cachorros y han desarrollado un método de entrenamiento en el que la futura familia del animal está presente durante todo el proceso, para así lograr generar el vínculo necesario que permitirá que el can se convierta en el guía y compañero perfecto.
Creando un vínculo
En Ramalladas tienen un sistema de adiestramiento de perros guía distinto al habitual de la ONCE, tal y como destaca Freire. Mientras que la organización trabaja primariamente con los animales en sus instalaciones para entregarlos a la familia receptora al final de todo el proceso, en el centro gallego el usuario conoce al animal desde el principio, y participa de forma activa en su entrenamiento.
Así, en Ramalladas el camino comienza "buscando un cachorro ideal para el futuro usuario" después de haber realizado un trabajo previo de entrevistas con él y su familia. Una vez seleccionado, el cachorro pasa a convivir unas semanas con ellos para que las dos partes vayan generando un vínculo.
Es después de haber generado esa unión cuando el perro vuelve al centro de entrenamiento, donde los profesionales (que cuentan con el certificado oficial de adiestrador de perros de asistencia acreditado por el ministerio trabajo a través del SEPE) inician su trabajo.
En ese momento "comienza la fase de adiestramiento básico, socialización, habituación, gestión de obstáculos…", relata el educador. A medida que va avanzando el perro regresa a casa y, de esta manera, "no pierde el vínculo con el usuario y sigue aprendiendo en el entorno donde va a convivir", añade.
El trabajo en el centro prosigue con el "aprendizaje de las órdenes y comandos básicos", prosigue Freire. Para ello se realizan actividades en entornos urbanos: "Marcaje de escaleras, bordillos, gestión de todo tipo de obstáculos, habituación a viajar en medios de transporte, adaptación a los horarios de trabajo del futuro usuario...".
Es decir, el animal va aprendiendo todas las habilidades y familiarizándose con las situaciones en las que después tendrá que actuar como guía de su dueño.
Adaptación al nuevo entorno
Una vez pasada la fase de aprendizaje en el centro, el animal vuelve de nuevo a casa, donde se realiza "un trabajo de adaptación de todo lo aprendido", de modo que el perro comienza a acompañar a su futuro dueño en sus rutinas habituales, "como los desplazamientos al trabajo, al centro de estudios, cafeterías...".
"En esta fase se trabaja intensamente con el usurario para enseñarle el manejo del perro y darle las habilidades y competencias para poder gestionar cualquier situación a la que se tenga que enfrentar en su vida cotidiana con el can", subraya el educador, que destaca que durante el proceso también se involucra a la familia para que colabore en el proceso e informe de los avances o problemas al centro.
No obstante, una vez finalizado el entrenamiento, que dura entre 13 y 18 meses, desde Ramalladas planifican citas de seguimiento para corregir, actualizar rutas o nuevos contextos y mantener y revisar lo que se ha aprendido. El paso final consiste en la solicitud de acreditación del animal como perro guía a través de la Xunta de Galicia, una acreditación que se renueva de forma anual durante los primeros años.
En este punto, el usuario ya estaría listo para empezar a convivir diariamente con su nuevo asistente, que acaba siendo también un gran amigo.
