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Estos son los 15 pueblos gallegos que cambiaron de nombre en el año 1916

El Real Decreto de 1916 provocó el cambió de denominación de 570 municipios en toda España por existir más de un millar de localidades con nombres duplicados
Salvaterra de Miño, Pontevedra.
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Salvaterra de Miño, Pontevedra.
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A principios del siglo XX, España estaba constituida por alrededor de 9.266 municipios, de los cuales cerca de un millar tenían el nombre duplicado. Para hacer frente a la extraordinaria confusión que suponía el hecho de existir varias localidades con nombres idénticos, en el verano de 1916 se publicó un Real Decreto que cambió la denominación oficial de 573 pueblos españoles, hasta 15 ayuntamientos en el caso concreto de Galicia. En el cómputo general gallego esto supuso un 4,6% de municipios afectados, por lo que no se trató de una variación extremadamente significativa. 

De las 15 localidades gallegas que se vieron afectadas por la primera gran regulación que hizo el Estado en la nomenclatura municipal del país, entre las cuatro provincias, Ourense fue la región que más cambios sufrió con hasta siete alteraciones; seguida de Pontevedra y Lugo con tres; y A Coruña con tan sólo dos modificaciones oficiales. Desde topónimos deturpados a topónimos eco, con homónimos gallegos o en otros lugares de España, estas son las razones y los pueblos de Galicia que han cambiado su nombre a lo largo del tiempo.  

Topónimos deturpados

Salvaterra de Miño (Pontevedra) y Salvatierra de Esca (Zaragoza). Foto: Wikipedia

La deturpación en los topónimos hace referencia a la alteración o uso incorrecto de los nombres geográficos o de lugares. En el caso particular de Galicia, por lo general este proceso de deturpación tendía a imitar sonidos o características más parecidas al castellano adaptando a los originales rasgos lingüísticos diferenciadores. En este apartado del Real Decreto de 1916 encontramos hasta seis ejemplos claros de este procedimiento: Acevedo (1895), As Nogais, Salvaterra, Vilamartín de Valdeorras, Vilameá y Vilanova dos Infantes. Acebedo y Villanueva, partido de Celanova, pasaron a ser conocidos como Acebedo del Río y Villanueva de los Infantes, los cuales se unieron a Celanova en los años 1968 y 1927 respectivamente, siendo hoy por hoy parroquias de dicho municipio. Otros casos a destacar son los de Nogales, partido de Becerrá, que se llamó desde entonces Los Nogales (oficialmente desde 1986 y As Nogais en gallego); o Salvatierra, partido de partido de Puenteareas, que terminó por convertirse en Salvatierra de Miño.  En la actualidad, todos estos topónimos tienen como única forma oficial la gallega.

Topónimos con homónimos gallegos

Paderne de Allariz (Ourense) y Paderne (A Coruña). Foto: Wikipedia

A pesar de la alta frecuencia de nombres equivalentes dentro de la toponimia gallega, cuando el Real Decreto de 1916 vio la luz, este apartado tan sólo afectó a tres casos particulares (es decir, a seis términos municipales): Oza, Vilameá y Paderne. En el primer ejemplo, el topónimo de Oza se repetía por aquel entonces hasta ocho veces en todo el territorio gallego, teniendo en cuenta tanto lugares como parroquias. Así Oza, partido de Betanzos, pasó a llamarse en el año 1916 Oza de los Ríos; ahora bien, resultó una modificación prácticamente innecesaria ya que el antiguo concello de Oza había desaparecido en 1912 tras integrarse con el de A Coruña. En junio de 2013, la Xunta de Galicia decretó la fusión de este municipio con el Cesuras y se creó entonces el municipio de Oza-Cesuras. ​

En el caso de Vilameá, partido de Celanova, desde el año 1916 fue conocido como Vilameá de Ramirás. Existían por aquel entonces hasta 27 localidades (lugares y parroquias) con este nombre en Galicia, y otras seis más denominadas Vilameán, variante dialectal occidental. El municipio fue renombrado como Puente Nueva en 1951, si bien en el año 1963 se fusiona con Villaoudriz (Puente Nueva-Villaoudriz) y ya a partir de 1984 el topónimo oficial se convierte en A Pontenova (Lugo). La efectividad de los cambios por homónimos gallegos se mantiene en el caso de los concellos de Paderne (A Coruña) y Paderne de Allariz (Ourense), aunque al igual que en otros casos existen otros once lugares y parroquias denominadas de dicha forma. 

Topónimos con homónimos de otros lugares de España

Malpica de Bergantiños (A Coruña) y Malpica de Tajo (Toledo). Foto: Wikipedia

La coincidencia de nombres entre varias localidades gallegas y españolas fue la principal razón de muchas de las variaciones toponímicas de Galicia en el Real Decreto de 1916. De hecho, hasta siete ayuntamientos cambiaron su nombre por homónimos de otros lugares de España, entre ellos Malpica, Antas, Monforte, Campo, Salceda, Cea y Viana. En la mayoría de los casos dichas similitudes venían dadas por las retoponimizaciones regias medievales y la localización en el norte peninsular en una antigua área común, a excepción de los actuales Monforte del Cid (Alicante) y Antas en Almería (Almería). 

Malpica, partido de Carballo, pasó a llamarse Malpica de Bergantiños para diferenciarse de otros lugares como Malpica de Tajo (Malpica hasta el censo de 1960) en Toledo o Malpica de Arba en Zaragoza, el cual adquirió este segundo nombre también durante el Real Decreto. Un escenario similar se dio en el caso de Monforte (después Monforte de Lemos), que contaba con cuatro duplicados repartidos por toda la península: Monforte de la Rambla/del Cid (Alicante), Monforte de la Sierra (Salamanca) o Monforte de Moyuela (Teruel). Campo Lameiro adquirió dicha condición también en el año 1916, añadiendo al topónimo antiguo el de otra localidad vecina, Lameiro. Este concello pontevedrés contaba con otros dos homónimos en España que se localizaban en Huesca (Campo) y Cáceres (Campo de Alcántara, hoy Campo Lugar). 

Aunque el municipio gallego no llevaba artículo, el nombre de Salceda fue modificado por ser homónimo de La Salceda en Segovia. Este último municipio desapareció después de 1960 al integrarse en Torre Val de San Pedro, si bien Salceda de Caselas ha mantenido su designación hasta la fecha. En el caso particular de Cea, la homonimia con un municipio de León hizo que la localidad gallega incorporase a su nombre la advocación de la parroquia, dando lugar al topónimo oficial de San Cristovo de Cea. Por último, Viana do Bolo (Ourense) adquirió el aditamento al confluir con otras dos localidades españolas: Viana en Navarra y Viana de Duero en Soria, que añade su segundo también a raíz del Real Decreto de 1916.  

Retoponimizaciones reales y otros cambios posteriores al RD. 1916

Val do Dubra, provincia de A Coruña. Foto: Concello de Val do Dubra

Más allá de las modificaciones que provocó el Real Decreto de 1916 y el hito que supuso este proceso en la normalización toponímica en España, resulta interesante resaltar los casos de varias retoponizaciones reales y otros cambios de denominación en localidades gallegas posteriores a la norma jurídica. El fenómeno de la retoponimización suele producirse por la imposición que se hace a un nuevo lugar, sobre todo poblaciones, por la procedencia de sus nuevos pobladores. En este ejemplo en Galicia destacan los casos de Salvaterra, conocido hasta por lo menos el año 1231 como Lazoiro; Viana, cuyo nombre anterior a 1206 se desconoce; o Baiona, designado previamente como Erizana

Entre el año 1910 (322 municipios) y 2017 (314), en todo el territorio gallego se llevaron a cabo varios cambios de denominación, algunos ayuntamientos desaparecieron y otros tantos se unificaron entre ellos. Entre las variaciones en la toponimia municipal de las provincias de A Coruña y Lugo destacan los casos de Castro, ahora Miño (Censo de 1919); Trasparga para Guitiriz (1945); Caurel para Folgoso de Caurel (1950); Val do Dubra, antes llamado Buján (1960) y Neira de Jusá para Baralla (1975). Por su parte, en la provincia de Pontevedra la modificación más importante la vivió en el año 1985 el ayuntamiento de Vila de Cruces (Villa de Cruces en 1944), en el pasado conocido como Carbia. 

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