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Es temporada de alcachofas: conoce todos los detalles de este superalimento

Te contamos el origen y las curiosidades de una de las verduras más valoradas en el mercado por la gran cantidad de beneficios que aporta al consumirla.
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Poco a poco se van asentando nuevos productos en los estantes de las tiendas y mercados con la entrada de la primavera. En abril tenemos la suerte de contar con una gran cantidad de hortalizas de calidad que se encuentran en su mejor momento: guisantes frescos, zanahorias, espinacas, acelgas o espárragos. Sin embargo, una de estas “estrellas” primaverales pasa desapercibida porque no suele tener mucho protagonismo en estas fechas: la alcachofa. 

Esta hortaliza tiene dos épocas donde la podemos encontrar de temporada, en invierno (especialmente entre noviembre y diciembre) y durante el transcurso de la primavera (especialmente marzo, abril y mayo). Una hortaliza que merece ser conocida, tanto por su sabor y peculiaridad como por sus beneficios, que le han llevado a tener el sobrenombre de “planta medicinal” en algunas culturas.

Alcachofera (Fuente: Periodistas – es)
La planta de la alcachofa suele confundirse con el cardo (que por cierto, también se come)

La alcachofera (la planta que da lugar a la hortaliza), lleva con nosotros desde la Antigua Grecia, donde se traspasó su fama hasta Roma, donde se decía que otorgaba poderes afrodisíacos y cuyo nombre (Cynara) era la de una amante de Zeus, a la que el dios transformó en una alcachofera. Sin embargo, no llegó a ser un cultivo muy popular durante la llegada de la Edad Media, aunque siguió difundiéndose gracias a la cultura árabe. De hecho, fueron ellos quienes introdujeron la hortaliza en Europa y su nombre actual, alcachofa, que significa “lengüetas de tierra”, en referencia a la particular disposición de sus hojas, superpuestas unas encima de otras. 

Con el paso del tiempo comenzaron a elaborarse y cultivarse más variedades, y llegó a ser muy popular en la Italia del Renacimiento (hoy en día es un ingrediente muy popular en pastas y pizzas). De hecho, fue Catalina de Medici quien llevo las alcachofas consigo a Francia tras casarse con el rey Enrique II, y de ahí llegaron a España, donde el clima templado del país era ideal para su cultivo. Tras el paso de los años, navegaron hacia América e Inglaterra, siendo hoy un alimento consumido en todo el mundo. España e Italia lideran en el ranking de países exportadores de esta hortaliza, aunque Francia y algunos países del Norte de África también generan una buena cantidad de alcachofas.

La variedad más consumida en España es la conocida como Blanca de Tudela (de Navarra), caracterizadas por un color verde parduzco y un tamaño modesto. También Murcia y Alicante son grandes zonas de producción, aunque suelen dedicarse más a la exportación. ¿Cómo reconocer las mejores alcachofas de temporada? La búsqueda es fácil: las mejores serán las más pesadas, dependiendo del tamaño. Esto indica que se trata de una alcachofa recogida hace poco tiempo, algo que también nos desvelará si tiene un potente color verde. Otro truco para saber si estamos ante una buena alcachofa es apretar un poco las hojas externas y escuchar su crujido, como si se tratase de la corteza de un pan recién horneado. Las hojas deben estar compactas, tiesas y deben reaccionar al tacto quebrándose. Si están blandas o se caen, significa que no estamos ante un ejemplar fresco, por lo que su interior estará seco y endurecido. Para conservarlas podemos guardarlas en el frigorífico o incluso poner el tallo en agua, como si de una flor se tratase. El tallo es crucial para que se mantenga la integridad de la alcachofa, así que lo ideal es no retirarlo hasta que las vayamos a cocinar.

Alcachofas de Tudela (Fuente: Turismo Tudela)
La "Blanca de Tudela" es una de las alcachofas más consumidas en España, aunque también se cultivan variedades francesas e italianas que han tenida muy buena acogida en nuestra tierra.

Para preparar una alcachofa debemos contar con un cuchillo fiable, que corte sin problemas. Debemos retirar la parte de arriba, la “coronilla” e ir pelando las diferentes capas de la hortaliza (tallo incluido), poco a poco, con cuidado de no cortarnos. Cuando lleguemos al corazón (la parte tierna y blanca del interior), limpiamos cuidadosamente y la partimos a la mitad. Esto nos ayudará a eliminar una serie de molestas fibras que no son comestibles (aunque se suelen utilizar en productos de cosmética). Una vez tengamos el corazón de la alcachofa listo para trabajar, nos daremos cuenta de que se oxida a la velocidad de un rayo. Podemos impedir esto sumergiendo los corazones en agua fría con perejil, limón, vinagre o cualquier antioxidante, para que no se nos pongan negruzcos antes de pasar a la acción. Uno de los grandes problemas que tiene esta hortaliza es que al final consumimos directamente tan solo un 30% de la misma. ¿Qué podemos hacer con los restos de hojas y tallo retirados? Tirarlos es un desperdicio, ya que podemos realizar un caldo (que podemos potenciar con otras verduras) que tendrá capacidades diuréticas. 

¿Y con los corazones qué hacemos? Pues ahí ya entra en juego nuestra habilidad culinaria y nuestra imaginación. Cocerlas es uno de los procesos más habituales, pero también se pueden comer crudas (si se trata de ejemplares pequeños y frescos); en un sofrito, rebozadas, guisadas, a la parrilla, al horno… Si queremos conservar todas sus propiedades lo ideal es hervirlas, con lo que obtendremos un verdadero superalimento.

Corazones de Alcachofa (Fuente: Directo al paladar)
Las alcachofas hervidas conservan todas sus propiedades y con un poco de jamón son ya un plato emblemático de la gastronomía española.

Las propiedades de la alcachofa poco tienen que envidiar a otros alimentos famosos por sus beneficios, como la granada. De hecho, es un alimento muy valorado entre deportistas, por su gran aporte de agua y por sus grandes cantidades de vitamina B1, ideal también para los más pequeños. Además, tiene propiedades hepáticas, que mejoran el funcionamiento del hígado y ayuda a la digestión de alimentos grasos, lo que convierte a la alcachofa en un aliado genial para cualquiera comilona que luego nos cueste digerir. También es diurética, por lo que es muy recomendable para aquellas personas que sufren cálculos renales o retención de líquidos; además de que aporta potasio, magnesio y fibra, lo que la convierte en una verdadera superheroína vegetal.

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