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Doctorandos de la Universidad de Santiago: "Somos quién mantiene el trabajo de laboratorio"

La precariedad de los sueldos y la dificultad para conseguir contratos son las principales reivindicaciones de los estudiantes de doctorado de la USC
Lidia Domínguez en el Congreso de la Bienal de Química.
Lidia Domínguez en el Congreso de la Bienal de Química.

El doctorado es el tercer ciclo de estudios universitarios oficiales, que lleva al título de  Doctor. Proporciona a los estudiantes la oportunidad de inmiscuirse en la investigación profunda y avanzada de su campo de estudio, convirtiéndolos al finalizar en expertos en sus disciplinas.  

A lo largo de varios años, los doctorandos se enfrentan a un trabajo académico que  barca desde la conceptualización de proyectos de investigación hasta la presentación de resultados innovadores. La culminación de este es la tesis doctoral, un documento que representa una contribución única y valiosa al cuerpo de conocimientos existentes.  

Según datos de la Universidad de Santiago, alrededor de 2.700 estudiantes forman  parte del programa de doctorado de la universidad cada año. Pero, ¿qué implica hacer un doctorado? ¿En qué condiciones trabajan estos estudiantes? ¿Qué salidas tienen? Javier, Noa, Lidia, Jan y Beatriz, doctorandos de la USC, nos cuentan su experiencia personal y nos responden a estas preguntas.  

Cuando la vocación es investigar 

Javier Corral, doctorado en Electromagnetismo, siempre ha sido un apasionado de los retos, de ahí que decidiera este mismo año embarcarse en esta aventura: “decidín facelo por ver se me gusta a carreira investigadora. Son unha persoa á que lle gustan moito os retos e sei que na investigación sempre vou ter retos”.  

Javier Corral durante un congreso.

Algo similar a lo motivó a Noa Varela, doctorado en Química, quien nunca pensó que haría algo así: “desde el primer año te hablan sin parar del doctorado, pero a mí no me llamaba demasiado la atención. Fue cuando hice prácticas en un laboratorio de investigación cuando cambié de opinión. En la investigación no existe la monotonía, cada día tienes una tarea diferente y un nuevo reto por delante”.  

Jan Phillips, también doctorado en Electromagnetismo, se lo tomó como “una superación personal, una forma de ver hasta donde podía llegar”; y Beatriz Gutiérrez, doctorado en Periodismo, como una forma de “explorar otras salidas profesionales y probar en la investigación y en la docencia”.  

Lidia Domínguez, en cambio, se decantó por el doctorado en Química en un momento en el que se encontraba en busca de empleo: “decidí hacerlo porque necesitaba un trabajo y el doctorado apareció como una oportunidad de ser un trabajo y además hacer algo que me gusta, investigar”.  

Todos ellos llegaron al doctorado por su vocación de investigar, aunque ninguno de ellos habría dado el paso de no ser por las becas y contratos que consiguieron.  

La precariedad del doctorado  

Beatriz comenzó su doctorado compaginándolo con un trabajo en un medio de comunicación, pero en seguida se dio cuenta de que era complicado: “cuando empecé estaba trabajando al mismo tiempo y era muy difícil. Actualmente estoy contratada como investigadora predoctoral. Mi experiencia es bastante buena, pero también porque he conseguido un contrato”, explica.  

Habiendo conseguido contrato, Javier asegura que las condiciones siguen siendo complicadas:  

“Son 7h diarias 5 días á semana, pero os predocs acabamos facendo moitas máis horas porque gústanos o que facemos e porque adoitamos sentir certa presión por parte dos  nosos directores. Os salarios son bastante baixos para o que se presupón para unha persoa do noso nivel de estudos xa que se amparan en que estamos en "formación", cando en realidade estamos a facer un traballo de investigación feito e dereito”.  

“La trampa de la tesis es que, al mismo tiempo, trabajas para un proyecto y para ti mismo (tu tesis). Como quieres que tu tesis sea lo más completa posible, te esfuerzas y trabajas las horas que sean necesarias para conseguirlo. Todo esto a cambio de un sueldo tremendamente precario, ya que somos personal en formación”, añade Noa.  

Una carrera de fondo  

Los salarios, la presión y las horas de trabajo llevan a muchos doctorandos a pausar sus tesis, como es el caso de Lidia, que ha vuelto a escribir la suya después de dejarla durante  un tiempo: 

Todos pasamos esta fase de “mi tesis es una mierda”. Esto puede consumirte. A mí me consumió, y cuando me contactaron de CETIM, la empresa en la que trabajo ahora, acepté. Cuando tienes unos directores implicados que te ayudan y te guían en base a sus experiencias se nota, ese era uno de mis problemas, no le encontraba sentido a la tesis, a seguir con ella”. 

Lidia Domínguez en el laboratorio.

“Non se debe obviar que hai moita xente que fai o doutoramento sen contrato e como é de esperar, non se pode pretender que unha persoa viva do aire. É normal que a xente acabe abandonando nesa situación, pois non poder adicar tempo completo ao doutoramento é algo moi complicado”, añade Javier.  

Por suerte, las condiciones cada vez son mejores. Jan explica que “es bastante sencillo darte de baja si no puedes seguir, cambiar a tiempo parcial o hacer cursos de formación a nivel docente e investigador”. “La USC ofrece formación tanto para doctorandos como para docentes. También hay un servicio de ayuda psicológica y programas de intercambio donde haces estancias de investigación en el extranjero”,  apunta Bea.  

Nadie se arrepiente de seguir formándose  

Pese a todos los contratiempo ninguno se arrepiente de haber empezado. “Fan falta moitas ganas e curiosidade, pero eu teño a esperanza de acabar en 3-4 anos. Eu tiña moita síndrome do impostor, pensaba que para nada era apto para facer algo do estilo e estou contento”, explica Javier.  

Noa, también hace balance positivo: “estoy acabando los últimos experimentos y en las próximas semanas comenzaré a escribir el manuscrito para poder defender a finales de año. Me paso el día haciendo experimentos en el laboratorio y utilizo los ratos libre  para analizar los datos, leer bibliografía y planificar el trabajo de los próximos días. Creo que la carrera investigadora de un doctor se valora positivamente en cualquier empleo”.  

Igual que Jan, a quien el doctorado le permitió independizarse y “entrar en un grupo que le cuida y apoya, haciéndolo crecer como investigador, docente, y persona”.  

Sin embargo, los cinco esperan que las condiciones sigan mejorando y que las universidades y centros de investigación destinen más fondos a contratar a estudiantes de doctorado, que son quienes sostienen el trabajo de laboratorio en muchos casos.

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