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La familia del coruñés muerto en Filipinas descarta su relación con las drogas

Los allegados del joven abatido aseguran que "en ninguno de los países en los que residió" estuvo involucrado "en incidente alguno"

La familia joven coruñés muerto por disparos de la policía filipina en la isla de Siargao niega en redondo la posibilidad de que Diego Bello Lafuente, de 32 años, estuviese vinculado con el mundo de la droga como aseguran las autoridades tagalas.

En un comunicado hecho público a través de la redes sociales, la familia del joven coruñés ha querido aclarar la situación ante "el incongruentes versiones de los hechos".

A través de este comunicado en el que expresan su "más profundo dolor", los familiares de Diego Bello Lafuente aseguran que "en ninguno de los países en los que residió" estuvo involucrado "en incidente alguno". "Mucho menos con el tráfico de estupefacientes o tenencia de armas, de los cuales se le acusó inicialmente, y muestra de ello es su falta de antecedentes", explica.

Los allegados del joven abatido por la policía del país asiático explican que "fue desde muy joven una persona sana, deportista y un gran trabajador que residió en diferentes países del mundo compaginando sus aficiones con su espíritu emprendedor".

Tras iniciar su carrera en hostelería y en tiendas de ropa en Londres, vivió en países como Tailandia, Australia y Honduras "atraído por sus dos grandes pasiones, el surf y el buceo". Hace dos años y medio se estableció finalmente en la Isla Siargao, en el sur de Filipinas.

Allí, relata la familia, inició su etapa como empresario, donde fundó un restaurante, dos tiendas de ropa, un estudio de tatuajes y un negocio de guías turísticos. "Todas estas empresas las constituyó conforme a la legislación filipina, la cual obliga a los extranjeros a tener socios locales en cada uno de los negocios", afirman sus allegados.

Finalmente, la familia de Diego Bello Lafuente quiere mostrar su "más sincero agradecimiento" a las administraciones locales, autonómicas y estatales, así como al personal diplomático de la embajada española en Filipinas por el "esfuerzo realizado en todas las gestiones llevadas a cabo".

Los hechos

Su muerte se produjo en una operación en su domicilio en la localidad de General Luna, en Siargao. La policía, que lo consideraba sospechoso de tráfico de cocaína, lo mató en un tiroteo registrado en el sur del archipiélago filipino, según informó el diario digital local Minda News.

De acuerdo con el relato de los responsables del operativo, el fallecido "sacó su pistola del calibre 45" y empezó a "disparar" a la policía, cuyos responsables aseguraron que el joven tenía en su poder diez gramos de cocaína. Tras el tiroteo, se informó también que se le localizaron otros 15 gramos de esta sustancia.

Sin embargo, la hipótesis de que el coruñés pudiese estar siendo extorsionado cobra fuerza ante la explicación de la policía filipina que alega que lo mató en defensa propia

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