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El mejor entrenador gallego de voleibol es coruñés y exseleccionador nacional femenino

El medio Galicia Sport ha elegido al técnico Jorge Barrero como el mejor de Galicia, un reconocimiento por sus 25 años de trayectoria en este deporte en el que empezó con 14 años y en el que compaginó durante mucho tiempo las facetas de entrenador y jugador
Jorge Barrero y el equipo femenino del Club Voleibol Zalaeta.
Jorge Barrero y el equipo femenino del Club Voleibol Zalaeta.
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A sus 50 años, Jorge Barrero nunca se hubiera imaginado que el adolescente que se vio en la tesitura de elegir entre el baloncesto y el voleibol a su llegada al instituto hizo en aquel momento una decisión que marcaría su vida. El coruñés eligió bien al encaminarse por el mundo del voleibol, ya que aparte de ser algo imprescindible en su día a día (y que combina con su puesto en Hacienda) le ha reportado éxitos deportivos y personales, el último el reconocimiento al mejor entrenador de Galicia otorgado por el medio Galicia Sport, que trata toda la actualidad del deporte gallego.

Barrero es muy conocido en este deporte a nivel autonómico pero también nacional, gracias a su buen hacer con decenas de jugadores y su constante formación, razones por las que fue uno de los elegidos para colaborar con la selección nacional de voleibol femenino, llegando a ser seleccionador del equipo de menores de España durante varios años. Actualmente entrena al equipo de Superliga Femenino del Club Voleibol Zalaeta (que están entre la quinta y sexta posición de la clasificación) y en sus 25 años de trayectoria puede presumir de momentos para el recuerdo y buena reputación, aunque es modesto y apunta que "hay mejores técnicos que él en Galicia" y considera que el premio que va a recibir se debe sobre todo a su largo currículum.

"He trabajado mucho y me considero un entrenador de un nivel aceptable porque he sabido moverme y he visto voleibol en multitud de sitios. Esto te da cierta ventaja con respecto a otra gente que solo ve el voleibol que tiene alrededor, además de que he procurado siempre estar en renovación constante", asegura. Además, subraya que el mejor premio para un entrenador es "que su equipo mejore y mejor aún si se logran los objetivos deportivos". "A nivel individual lo mejor son todos estos años que han contado conmigo en la selección española", dice.

Selección gallega y retirada temprana de las pistas

Barrero estudió la antigua EGB (Educación General Básica) en el Instituto Eusebio da Guarda, donde experimentó con diferentes deportes como el fútbol, el taekwondo o el baloncesto, pero un profesor de Educación Física comenzó a meterle el gusanillo del voleibol y ahí empezó todo. Cuando llegó con 14 años al instituto Ramón Menéndez Pidal, más conocido como Zalaeta, decidió junto a otros compañeros formar un equipo. "El voleibol se me dio más o menos bien desde el principio pero cuando empecé de niño ni de lejos pensaba que sería entrenador y menos que este deporte seguiría conmigo a estas alturas de mi vida", cuenta.

Barrero se manejaba bien en la pista y enseguida empezó a jugar en categorías superiores a la suya y formó parte de la selección gallega en varias ocasiones, incluso de la absoluta. "Si algo se te da bien te gusta más, y es lo que me pasaba, en aquella época realmente mi único pensamiento era jugar", admite, al mismo tiempo que rememora que cuando el equipo que tenía junto a sus compañeros de instituto se trasladó a entrenar al instituto Calvo Sotelo, le ofrecieron la posibilidad con tan solo 16 años de combinar su faceta de jugador con la de técnico de un equipo de niños de ocho años que estaban empezando.

A nivel competitivo, Barrero cosechó éxitos por su juego recibiendo varios reconocimientos como mejor jugador en torneos internacionales que jugó con la selección de Galicia contra Portugal o Argelia y con el equipo del Calvo Sotelo llegó a jugar en la segunda categoría nacional, lo que a día de hoy sería el equivalente a Superliga 2. "Empecé a jugar relativamente pronto pero también me retiré pronto de los campos. Tuve que hacer una pequeña pausa por la mili y luego lo dejé porque compaginaba la labor de entrenador con la de jugador y llegó un momento en que tuve que escoger", recuerda.

Equipos femeninos y entrada en la selección nacional

Concretamente a los 25 años, Barrero tuvo que elegir entre ser entrenador y jugador pero en ese tiempo, a los 18 tuvo la oportunidad de entrenar a un equipo infantil femenino que llegó a ser campeón gallego. "Me pegaba palizas el fin de semana jugando fuera con mi equipo un sábado y volviendo de noche y levantándome temprano el domingo para dirigir a las chicas en su encuentro. Con esfuerzo y durmiendo poco lo llevaba bien pero ambas facetas entraron en conflicto cuando empezó a entrenar a equipos senior que competían fuera de Galicia y los desplazamientos eran largos", comenta.

"Quizá me arrepiento de no haber jugado un poco más porque es lo más divertido que hay pero al final jugaba solo para mí. En lo de entrenar dependía más gente de mí y los 27 años fueron mi última temporada en las pistas y como técnico a la vez", explica. Dedicarse a los equipos femeninos fue algo que surgió casi de casualidad condicionado por la oferta que había en la ciudad herculina en aquel momento. Tuvo la oportunidad de ser entrenador de sus antiguos compañeros del Calvo Sotelo pero precisamente por eso rechazó la oferta y decidió centrarse en los equipos senior femeninos.

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"Fui creciendo al ir entrenando más categorías y a jugadoras de más calidad. Lo que realmente marcó la diferencia es que empecé a colaborar en el 2005 aproximadamente con la Federación Española en concentraciones de niñas en verano para ver como jugaban y a partir de ahí formar selecciones nacionales", subraya. En esta época Barrero también ejercía como seleccionador gallego cadete. "En este momento fue cuando empecé a aprender voleibol de verdad y me enriqueció compartir experiencias con otros entrenadores", aclara, al mismo tiempo que se muestra satisfecho de la gran oportunidad que le brindaron de empezar como ayudante en alguna de las selecciones nacionales de menores.

"Empiezas a viajar fuera y a ver como trabajan en otros países y el nivel. La verdad es que teniendo en cuenta que España precisamente no es un país puntero en voleibol, eso de salir y empezar a ver el nivel de juego de niñas jóvenes de otros sitios te cambia totalmente la mentalidad y te das cuenta de que en nuestro país estábamos muy lejos de eso pero eso te permite aprender", opina.

Compaginar trabajo y deporte

El técnico coruñés explica que en sus 25 años de experiencia ha habido todo tipo de momentos, incluso algunos muy buenos en los que llegó a recibir ofertas para dedicarse profesionalmente a entrenar a clubes de alto nivel, algo que finalmente rechazó porque no acabó de ver claros los proyectos deportivos en cuanto a continuidad a nivel económico. El camino por el que optó y en el que lleva mucho tiempo, es el de compaginar su puesto en Hacienda con el de entrenador en A Coruña, un esfuerzo que hace con gusto porque reconoce que lo que le mantiene en este deporte a día de hoy es que le apasiona.

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"Evidentemente llevo muchos años en esto con mucha dedicación y la motivación no es la misma", aclara, sobre lo que matiza que "como todo lo que le gusta, el voleibol le quita tiempo de dedicarse a otras cosas, pero se trata de escoger". A su vez, Barrero apunta que hace años la ciudad contaba con clubes bastante profesionalizados, aunque la fase en la que este deporte se encuentra ahora se orienta más al "voleibol amateur". Cinco días a la semana entrena a las jugadoras del Club Voleibol Zalaeta y varios fines de semana se desplaza a Madrid o Canarias (entre otros) para disputar los encuentros correspondientes, ya que a pesar de la situación epidemiológica la pandemia no ha parado la competición nacional en este caso.

Aunque no sea común, Barrero es consciente de que "le ocupa más tiempo todo lo que no es el voleibol en sí más que entrenar al equipo", algo que asume que le produce desgaste porque además de técnico se encarga de labores administrativas y organización de viajes con la ayuda del presidente del equipo. "Preparar el entrenamiento con vídeos más los ejercicios a ejecutar y demás, añadido a entrenar, me ocupa unas cuatro horas diarias aproximadamente", dice, a la vez que cuenta entre risas que "los viajes en autobús son cada vez un poco más duros porque los 50 años no perdonan".

Coronavirus en el deporte federado gallego

Barrero destaca que los clubes de Galicia son de los únicos a nivel nacional que están obligados a realizar test del coronavirus cada 15 días para poder entrenar y jugar. Un aspecto que considera que debería ser obligatorio para todas las comunidades porque "hay gente que vive del voleibol y si se paran las competiciones sería un problema importante para el sector".

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En su situación con el equipo, detalla que han tenido que pasar por realizar entrenamientos de 10 personas que luego se han podido ampliar, aparte de tener que acortar las sesiones de entrenamiento por el toque de queda a las 22:00 horas. Aún así, considera que Galicia está mucho mejor que en otras comunidades en cuanto a deporte en pandemia y se muestra satisfecho con el papel de sus chicas en la competición que está en marcha porque "están cumpliendo el objetivo de estar en la mitad de la tabla". Esta meta sería diferente en otras circunstancias, porque indica que "el club tiene precariedad de medios, una razón que ha provocado que jugadoras buenas que se han formado en él se hayan ido a otros equipos con mayor capacidad económica", concluye.

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