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Así se viven los primeros días de cierre y separación entre Ferrol y Narón

Desde perderse en el supermercado hasta no poder ir al gimnasio son algunos de los efectos que empiezan a notar las poblaciones de ambos municipios
Vista aérea de Narón.
Vista aérea de Narón.
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Ferrol y Narón viven sus primeros días separados. En pleno puente y con la navidad a la puerta de la esquina, las poblaciones de ambos municipios empiezan a notar las consecuencias del cierre perimetral. Ir al supermercado, comprar unos pantalones o entrenar en el gimnasio son algunos de los hábitos que han tenido que cambiar de un día para otro. Las conversaciones y mensajes en redes sociales han dejado constancia de ello.

Las compras navideñas... y diarias

El polígono de A Gándara, zona comercial de referecia para los dos municipios, ha quedado divido. Un problema que se agrava por las fechas y las compras de navidad. Los ferrolanos se han quedado sin Odeon, el centro comercial que alberga todas las tiendas de Inditex de la comarca (menos una). Y los naroneses tendrán que esperar para que Papá Noel o los Reyes Magos puedan ir a Ali Juguetes a por los regalos de los más pequeños.

"Menos mal que este año no hay que comprar vestido de fin de año", bromea una ferrolana cuando se le pregunta por el tema. Como ella, una gran parte de adolescentes y jóvenes de la ciudad departamental admiten que el principal efecto del cierre es no poder ir al centro comercial. Elena, vecina de Ferrol, admite que el cierre no le afecta mucho, pero le "da rabia en cosas como ir a Odeón o Mercadona de A Gándara, que es a donde íbamos a comprar".

Tener que cambiar de supermercado es otro de los efectos que más se ha notado en ambos municipios. Este lunes algunos ferrolanos habituados a comprar en el Mercadona de A Gándara (Narón) comentaban en la puerta del establecimiento ubicado en Catabois (Ferrol) que se hacían "un lío con los pasillos". Una de ellas aseguraba que "quería ir al Eroski de A Gándara, pero me dio miedo cruzar la calle".

En Narón también se repetían situaciones similares. Una joven de A Gándara que estudia en Ferrol lamentaba no poder comprar en Alcampo pese a vivir "prácticamente enfrente". Lo cierto es que la población que vive a ese lado de la frontera se ha quedado sin hipermercados, puesto que Carrefour está también en terreno ferrolano, aunque por poco.

Otras actividades rutinarias

Aunque los "problemas" comerciales son los más comentados a ambos lados de la frontera, el cierre afecta en muchas actividades diarias. Y es que ferrolanos y naroneses hacen vida en los dos municipios como si fuesen uno. Ejemplo de ello es el caso de un naronés que va al gimnasio de A Malata: "Me fastidia no ir porque pago la cuota igual".

Algunos estudiantes lamentan las dificultades de encontrar un lugar donde preparar los exámentes de diciembre y enero. "Solía ir a la biblioteca de Narón a estudiar porque la de Ferrol está cerrada, pero ahora me va a tocar estudiar en casa", explica una ferrolana.

Otra joven de la misma ciudad reconoce que le gustaría ver a los amigos que viven en Narón ahora que están permitidas las reuniones de no convivientes. "Pero veo lógico no poder hacerlo porque lo importante es la salud", explica.

David, otro ferrolano, reconoce que le ha tocado cambiar de gasolinera. "Iba a una Cepsa cerca de mi trabajo, pero ahora no puedo por unos metros y no me la voy a jugar", admite. Para algunos de sus paisanos el cierre de fronteras supone un incremento del precio del combustible, ya que las estaciones low-cost están en terreno naronés.

Quizá entre las respuestas más originales esté la de María, una ferrolana. "Me gusta llevar al perro a un parque canino que hay en Freixeiro porque está más cuidado que los hay por aquí, pero de momento me limitaré a seguir paseándolos por el muelle", explica mientras camina junto a las lanchas de Curuxeiras.

Antonio, un hombre afincado en Ferrol, reconoce que le entristece no poder tomar "el chocolate de Las Vegas", una chucherría ubicada en Narón. Uno de sus compañeros de trabajo, que reside al otro lado de la frontera, comenta que a él le gusta más "el de La Bola de Oro" de la ciudad departamental.

Historia publicada en Facebook por un ferrolano

Entre quejas, humor y resignación, los vecinos de Ferrol y Narón se adaptan a la nueva situación. Algunos esperan que pase rápido, otros lo viven con indiferencia y algunos de los más mayores no dan crédito: "Na vida pensei que vería algo así", comenta un ferrolano nacido en Narón.

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