14 enero, 2023 02:14

La vida de Dinorah Figuera (Estado Aragua, 1961) podría pasar desapercibida como la de miles de compatriotas suyos instalados en España. Pero esta médica venezolana no es otra que la presidenta de la Asamblea Nacional de Venezuela. Vive exiliada en Valencia desde que, en 2018, tuviera que huir clandestinamente de su país al ser perseguida por las fuerzas del régimen de Nicolás Maduro y temer por su vida.

En la ciudad del Levante, Dinorah tuvo que comenzar desde cero junto a su hija: hasta hace apenas cinco días compartían piso con otra persona, y se sustenta únicamente por los pocos ingresos que obtiene como cuidadora de Lola, una mujer de 87 años. El pasado 5 de enero asumió su nueva responsabilidad como líder de la oposición venezolana en sustitución de Juan Guaidó. Maduro ha vuelto a dictar una orden de búsqueda y captura en su contra.

La mayoría de sus vecinos valencianos desconocen que esta mujer de 61 años con quien se cruzan en la escalera, en el parque y en el salón de uñas, ha levantado un tremendo terremoto político a 7.258 kilómetros de distancia. Para ellos es solo una discreta cuidadora e inmigrante. Pero en Caracas es una de las principales amenazas del oficialismo: la líder llamada a unir a la oposición y a obtener un candidato de unidad para derrocar al chavismo.

Figuera durante un acto político.

Figuera durante un acto político. Cedida

Dinorah atiende a EL ESPAÑOL | Porfolio desde Valencia para relatar su historia. Una historia que no difiere de la de cientos de miles de venezolanos que engrosan ya el éxodo masivo más grande de la historia de Hispanoamérica.

Según los últimos datos de la agencia de Naciones Unidas para los refugiados (ACNUR), siete millones de personas han abandonado el país desde 2015. De estas, 211.000 han sido reconocidas como refugiadas. Dinorah se encuentra entre ellas, además de tener la condición de asilada política en España.

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Prestigiosa cirujana, líder social y comunitaria, concejal de Caracas, diputada nacional en dos ocasiones… La amplia carrera de Dinorah sería reconocida en cualquier país con los privilegios y el respeto más altos. Pero su actividad política fue igualmente su condena.

Dinorah se implicó en política desde joven. En sus años en la Facultad de Medicina de la Universidad Central de Venezuela, fue dirigente estudiantil. Se graduó como cirujana en 1991 y poco después, en 1993 fue subsecretaria del Municipio Libertador de Caracas.

"Sal de tu casa porque van a por ti’, me dijeron. Me refugié en la Embajada de Francia. Tras 10 días ahí salimos por la noche con otros opositores"

Dinorah Figuera, presidenta de la Asamblea Nacional de Venezuela

“Yo vengo de los barrios humildes y desde muy pronto comencé en la actividad política y social entre la gente de a pie”, explica. Posteriormente se incorporó al partido de centroderecha Primero Justicia, donde ocupó varios cargos públicos, entre los cuales, fue concejal de Caracas durante los primeros años del chavismo. 

En 2010 fue elegida diputada nacional por Caracas hasta 2015, año en que revalidó su cargo por el estado de Aragua, para el periodo 2016-2021. En 2017 participó activamente en las protestas contra el régimen que dejaron 163 muertos tras una brutal represión en las calles. Hasta aquí, su actividad era la de cualquier político opositor: afrontó numerosas contrariedades, pero nada sería igual que a partir del otoño de 2018. Entonces, las cosas cambiaron radicalmente para Dinorah.

Homicidio en Caracas

El 5 de octubre de 2018, el concejal Fernando Albán, del partido Primero Justicia -el mismo que el de Dinorah-, fue detenido a su regreso a Venezuela tras un viaje a Nueva York. Albán había formado parte de una delegación opositora en la 73 Asamblea de las Naciones Unidas. El régimen lo acusó de participar en esta comitiva, además de responsabilizarlo de formar parte de un complot que estaría detrás de un atentado con drones en Caracas en el mes de agosto.

El temible servicio de inteligencia bolivariano -conocido como SEBIN- lo puso bajo su custodia en La Tumba, un sótano ubicado cinco pisos bajo tierra del edificio que funciona como sede de este organismo. Nadie lo vio excepto su abogado, dos días después de su detención. El lunes 8 de octubre, el régimen anunció que se había suicidado arrojándose al vacío desde el décimo piso. Pero Dinorah y gran parte de la ciudadanía no creyeron esta versión.

Figuera participando en un acto comunitario en Venezuela.

Figuera participando en un acto comunitario en Venezuela. Cedida

“A su regreso de Nueva York, el concejal Fernando Albán fue desaparecido. No sabíamos donde estaba y la Fiscalía impidió que pusiéramos una denuncia por desaparición forzosa. Lo arrestaron el viernes en el aeropuerto. El lunes dijeron que se suicidó, pero realmente, tras varias pesquisas, descubrimos que lo habían arrojado desde el décimo piso del edificio del SEBIN. Fue un homicidio”, explica Dinorah.

Tras este crimen, las protestas, con Dinorah a la cabeza, arreciaron de nuevo en Caracas. La diputada señaló con nombres y apellidos al director de Inteligencia Gustavo González y al fiscal general de Venezuela, Tarek William Saab, como últimos responsables y cómplices necesarios de la muerte de Albán. El SEBIN no tardó en responder con una campaña de acoso y amenazas.

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“Inmediatamente me pusieron un expediente por hacer esta denuncia. Al poco, recibí dos alertas de colegas de la oposición. ‘Sal de tu casa porque van a por ti’, me dijeron. Entonces me refugié en la Embajada de Francia. Tras 10 días ahí, el 2 de noviembre, salimos por la noche en un vehículo con otros opositores. Nos pararon en varios controles militares y policiales pero no me reconocieron. Finalmente, salimos del país por La Guajira, hasta Riohacha, Colombia”, relata Dinorah.

La opositora iba con lo puesto y dejaba atrás a su única hija, fruto de una relación anterior, con conocidos en Caracas. Tras la huida, Dinorah tomó un avión desde Bogotá a Valencia, donde tiene una amiga que la acogió. Al cabo de unos meses, las autoridades españolas, dada su extraordinaria situación, le otorgaron asilo político. Pero lejos de sostenerse con la ayuda de la red opositora en el exterior, Dinorah empezó de cero.

"Me siento muy orgullosa de tener una nueva oportunidad, de ser una de tantos venezolanos que trabajan ganándose la vida dignamente lejos de su país"

Dinorah Figuera, presidenta de la Asamblea Nacional de Venezuela

La presidenta cuidadora

“Llevo cuatro años en España y aún no se me reconoce mi título de médico. Los agentes del gobierno han impedido que mis conocidos puedan acceder a mis documentos, y en los que tengo, me ponen trabas para apostillarlos”, explica Dinorah. La precariedad de su situación la llevó al límite de tener que acudir a comedores de caridad. Pero poco a poco, las cosas se fueron corrigiendo.

Su hija pudo finalmente reunirse con ella y encontraron un apartamento para vivir, compartiendo el espacio con otra persona. “Si casi con 60 años te dicen que tienes que vivir en tu casa con alguien que no conoces, no te lo crees”, recuerda Dinorah. Luego consiguió empleo como cuidadora de Lola, la mujer de 87 años a la que atiende en su casa todos los días, de 9:00 a 14:00 y de 18:00 a 21:00. “Soy como dicen aquí, ‘mileurista’. Gano lo suficiente para pagar la casa y comer”.

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Pese a su situación, Dinorah no se queja: “Me siento muy orgullosa de tener una nueva oportunidad en España que muchos compatriotas míos ni siquiera tienen, de ser una de tantos venezolanos que trabajan ganándose la vida dignamente lejos de su país, ya sea como repartidores, como empleadas del hogar o cuidando a personas mayores como es mi caso”, dice en conversación con esta revista.

“Los venezolanos demostramos que somos un pueblo trabajador y digno, y me enorgullece formar parte de esa imagen que proyectamos al mundo desde España, Colombia, Estados Unidos o el país que sea”, prosigue.

La líder opositora en la actualidad, en Valencia, donde trabaja como cuidadora de una señora de 87 años.

La líder opositora en la actualidad, en Valencia, donde trabaja como cuidadora de una señora de 87 años. Biel Aliño

Pese a las horas dedicadas al trabajo, desde su llegada a Valencia, nunca abandonó su actividad política y social. “Desde que vine a España he estado muy implicada en ayudar a la comunidad venezolana aquí, en orientar a los que recién llegan… Colaboro con la Cruz Roja y, en la medida de lo posible, cumplo con mis responsabilidades políticas a distancia”, continúa Dinorah. 

La líder opositora también ha mantenido una intensa actividad diplomática con visitas y reuniones con diferentes instituciones españolas, desde las Cortes Generales a pequeños ayuntamientos donde busca apoyos para la causa de la oposición.

Líder opositora

Estando ya en Valencia, en enero de 2021, Dinorah fue nombrada presidenta de la comisión de Tecnología e Innovación de la Asamblea Nacional. Este es el órgano no reconocido por el gobierno de Maduro que concentra a los diputados de los principales partidos opositores: Acción Democrática, Primero Justicia, Un nuevo tiempo y Movimiento por Venezuela. 

Tras lograr la mayoría de la cámara en 2015, el chavismo se las ingenió para que la oposición no pudiera ejercer esta mayoría calificada en la Asamblea. En 2017, el Tribunal Supremo se adjudicó sus competencias, lo cual desembocó en fuertes protestas, al ser considerado el proceso inconstitucional. En 2019, Juan Guaidó fue elegido presidente del órgano parlamentario y se proclamó presidente legítimo de Venezuela, siendo reconocido por 65 países.

"Una nunca sabe si puede venir un agente encubierto y hacerle daño. Pero los políticos en Venezuela estamos acostumbrados a ser perseguidos"

Dinorah Figuera, presidenta de la Asamblea Nacional de Venezuela

El chavismo, por su parte, expulsó a la oposición de la cámara al considerarla ilegítima. Lo hizo tras las elecciones del 6 de diciembre de 2020, comicios que fueron rechazados tanto por la oposición como por Estados Unidos y la Unión Europea. El proceso fue descrito como ilegítimo y amañado. Desde entonces, se considera que en Venezuela existen dos legislaturas parcialmente reconocidas por la comunidad internacional.

Desde el pasado 5 de enero, Dinorah es la presidenta de la Asamblea no reconocida por el régimen, en sustitución de Juan Guaidó. “Nos expulsaron de la sede, tuvimos que buscar un edificio alternativo y, desde 2020, con la pandemia, funcionamos como una Asamblea telemática. No será ninguna sorpresa que pueda ejercer este cargo estando en España”, confiesa Dinorah, que se apoya en el aval de su “dilatada carrera política” para asumir este nuevo reto.

El opositor venezolano Juan Guaidó, a quien sustituye Figuera como presidenta de la Asamblea Nacional.

El opositor venezolano Juan Guaidó, a quien sustituye Figuera como presidenta de la Asamblea Nacional. Efe

“Somos una institución parlamentaria legalmente constituida y nuestro único propósito, como el que viene siendo desde hace años, es poner fin a la usurpación del poder en Venezuela. Desde que Juan Guaidó fue proclamado presidente han pasado cuatro años y no se han tomado las decisiones necesarias, al tiempo que nuestro país sufre una grave crisis humanitaria”, afirma Dinorah.

“No podemos permanecer así en el tiempo. En 2019 nos apoyaron 65 países. Ahora, este apoyo se ha diluido. Hemos formado una comisión para elegir a un candidato de unidad en la oposición y volver a colocar a Venezuela en la agenda internacional. Mi alta experiencia política y mi servicio a la unidad de la oposición me han puesto en esta responsabilidad histórica”, prosigue.

En Valencia, Figuera ha compaginado su trabajo con su actividad política y social.

En Valencia, Figuera ha compaginado su trabajo con su actividad política y social. Biel Aliño

Apenas tres días después de ser elegida por una mayoría parlamentaria de 72 votos -los mismos que pusieron fin al gobierno interino de Guaidó al no haber cunmplido los objetivos-, el gobierno de Nicolás Maduro dictó una nueva orden de búsqueda y captura en su contra, y contra las vicepresidentas electas de la Asamblea Marianela Fernández (exiliada en EEUU) y Auristela Vásquez (exiliada en España, en Toledo). Dinorah confiesa que, aunque se siente segura en España, las amenazas del chavismo hacen que duerma siempre con un ojo abierto.

“Una nunca sabe si puede venir un agente encubierto y hacerle daño. Tengo algunos temores. Pero los políticos en Venezuela estamos acostumbrados a ser perseguidos. Son muchos años ya. El libertador Simón Bolívar decía: ‘Echemos el miedo a la espalda y salvemos la patria’, unas palabras que hago mías. Estoy indeclinable en mi decisión, porque estamos contribuyendo a la historia de nuestro país para devolver la democracia. Es un momento duro, pero un momento de gran oportunidad”, concluye.

La hija de Lola, la señora a la que cuida, le ofreció hace apenas unos días trabajar a media jornada para poder compaginar sus responsabilidades políticas. “Venezuela amanece después de la hora de comer en España, con lo que no creo que tenga problema”, bromea.