Buenos días a todos. Quiero haceros un anuncio muy importante para el futuro de EL ESPAÑOL. Desde esta misma semana vamos a empezar a publicar una parte de nuestros contenidos, de forma que sólo los suscriptores puedan leerlos completos.



Cada día elegiremos las historias más exclusivas, los mejores reportajes y parte de nuestros artículos de opinión y los reservaremos para nuestros lectores más fieles, esos leones que se identifican con nosotros y están dispuestos a pagar un poco para respaldar nuestro periodismo indomable.



Será una decena de contenidos al día y por eso los identificaremos con el símbolo del león. Será como decir: sólo para leones.

Se trata de un paso muy importante, coherente con nuestra trayectoria. Como sabéis EL ESPAÑOL nació con un modelo mixto: con todos sus contenidos en abierto pero con un muro de pago que salta a partir de un número de noticias y con servicios exclusivos para los suscriptores, como La Edición que pronto relanzaremos o la Zona Ñ que tanto estamos mejorando.



Ahora la tecnología nos permite avanzar de manera equilibrada en esa doble dirección porque ya tenemos más de 20 millones de usuarios únicos de promedio y a la vez sabemos qué contenidos valoran más los lectores más adictos a EL ESPAÑOL.



No vamos a renunciar a tratar de convertirnos en el diario más leído en español. El año pasado hemos estado por delante de El País, de El Mundo o de ABC, según qué meses, en el ranking de Comscore. Estamos en el grupo de Champions y no nos vamos a bajar de ahí.



Pero al mismo tiempo vamos a acelerar la creación de una comunidad de lectores fieles, en torno a los valores liberales pero transversales, progresistas pero moderados, combativos pero serenos de EL ESPAÑOL. Nuestro rugido seguirá resonando por doquier pero potenciando el periodismo de calidad, basado en la independencia editorial y empresarial.



Vamos hacia la culminación de un ciclo, hacia esa nueva Edad de Oro de los periódicos que anuncié hace ocho años en la London School of Economics, en medio del escepticismo de tantos que ahora reproducen nuestro modelo.

Ha sido un camino difícil y tortuoso. Primero intentamos que el mundo tradicional cambiara de piel. Cuando los intereses creados, las intrigas y las traiciones frustraron esa vías, fundamos EL ESPAÑOL y nos abrimos camino, en medio de una selva de dificultades.



Ahora esos esfuerzos están dando sus frutos, en este dramático contexto de aceleración de los cambios hacia una sociedad plenamente digital. Nuestra empresa está saneada, nuestra plantilla ha crecido y contamos con un Consejo de Administración de lujo. EL ESPAÑOL e Invertia formamos ya un tándem de referencia en la clase política y empresarial.

Nuestros rugidos, tribunas y columnas de opinión son una fuente de influencia en la España constitucional que apuesta por el progreso, la libertad y la estabilidad. Que defiende a la vez los derechos humanos y la prosperidad económica. Nuestros observatorios y simposios son el punto de encuentro de cuantos moldean el rumbo de nuestra sociedad.



Tenemos una gran audiencia y una gran influencia pero queremos seguir avanzando en las dos direcciones. Nuestro periodismo, además de indomable, debe ser excelente.

Como ha ocurrido siempre, apelamos a los lectores más comprometidos para diversificar nuestras fuentes de ingresos y no depender tanto de la publicidad. Y yo quiero comprometerme ante vosotros y ante ellos. Cada euro que consigamos de los nuevos suscriptores irá destinado a incrementar nuestra plantilla y a producir más contenidos de calidad.



Os pido que esa sea desde ahora nuestra gran prioridad: demostrar a los suscriptores que su compromiso nos permite mejorar cada día, que EL ESPAÑOL tiene un valor muy superior a su precio y que su apoyo nos ayudará a construir una España más racional y próspera, menos polarizada y demagógica.



Toca hacer un nuevo esfuerzo en favor de nuestros mejores lectores y por eso os digo lo mismo que les voy a decir a ellos: compañeros, compañeras, seamos indomables, seamos excelentes, hagámoslo juntos.