Mohamed VI, dispuesto a recibir a Pedro Sánchez tras felicitar a los Reyes y destensar la crisis

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LA TRIBUNA

Marruecos: el mejor vecino posible de África para España

21 febrero, 2024 02:52

Las relaciones bilaterales hispano-marroquíes pasan por el mejor momento de su historia. El encuentro celebrado el día 7 de abril de 2022 entre el rey de Marruecos Mohamed VI y el presidente Pedro Sánchez dio comienzo a un nuevo tiempo en la relación entre ambos países. Desde entonces, tanto el ministro marroquí Bourita como el español Albares, han trabajado de modo discreto y eficaz para fortalecer las relaciones mutuas.

Hemos tenido confrontaciones en el pasado, incluida una complicada relación colonial. Recuérdese, por ejemplo, la participación de soldados marroquíes en la sublevación franquista o que los dos leones del Congreso de los Diputados son del bronce fundido de cañones marroquíes capturados en 1860.

También se han propiciado desencuentros en tiempos recientes: basta recordar cómo Aznar elevó la tensión entre las dos naciones con el incidente de la isla de Perejil. Sin embargo, la geografía nos une: Marruecos y España llevan milenios siendo vecinos. Buscar el entendimiento es inteligente y provocar conflictos es una torpeza. Los tiempos de los garrotazos, de los castillos y de las amenazas han dado felizmente paso a un clima de amistad.

Estamos aprendiendo a ser amigos leales. Nuestros dos países se necesitan mutuamente porque tanto depende Marruecos de España como España de Marruecos. La realidad actual nos vincula: en España hay casi 800.000 marroquíes, que forman la primera comunidad extranjera en nuestro país; España es el segundo socio comercial de Marruecos, tras Francia; los intercambios comerciales ya superan los 20.000 millones de euros; 600 empresas españolas con mayoría en el capital y 3.500 empresas con participación no mayoritaria, están instaladas en Marruecos; 12.500 empresas españolas exportan regularmente a Marruecos.

Además, Marruecos hace un gran esfuerzo para cumplir sus compromisos con Europa y España, con una eficaz persecución del terrorismo y con un importante control de las fronteras y del tráfico irregular de inmigrantes.

Ya durante el Gobierno de Zapatero se produjeron avances innegables en la buena dirección. La voluntad de entendimiento con Marruecos fue la regla que se impuso desde la Moncloa: el 15 de julio de 2004, el rey Mohamed VI aceptó la propuesta de España para constituir una misión militar de paz conjunta entre los dos países para actuar en Haití. Era la primera vez en la historia en que militares marroquíes y españoles participaban en una misión conjunta de las Naciones Unidas.

Luego ocurrió lo que no debía, es que entre países vecinos y amigos lo más importante es cuidar la lealtad mutua, cuando ese valor se pierde se cae todo lo construido. Hay que reconocer que hemos traído a España, a espaldas, al enemigo número uno de Marruecos. El país vecino lo considero como un acto inamistoso y se perdió la confianza.

"La realidad actual nos vincula: España es el segundo socio comercial de Marruecos, tras Francia"

Pero fue la reunión del 7 de abril de 2022 entre Mohamed VI y Pedro Sánchez la que marcó un antes y un después en las relaciones entre España y Marruecos. Reconocerlo es un acto de justicia. Desde entonces se nota que las relaciones bilaterales están pasando por el mejor momento histórico.

Marruecos está a 14 kilómetros de la península. Esa corta distancia separa dos mundos muy diferentes. Al norte un país europeo y de mayoría católica y al sur un país africano y musulmán. Es sorprendente, viendo la historia de las relaciones en el mundo, que nosotros hayamos conseguido el nivel de cooperación y buena vecindad que tenemos. Francamente, creo que de los 22 países que forman la Liga Árabe y de los 55 de la Unión Africana nos ha tocado el mejor vecino posible.

No se trata de idealizar la realidad marroquí, o de compensar con adulaciones los recelos y complejos heredados, pero hay que saber dónde nos movemos y decirlo claramente. No hay países modélicos al 100%, pero España y la comunidad internacional tienen en Marruecos un país estable, con gobiernos que surgen de las urnas, el país más progresista y moderno del mundo árabe.

Marruecos es probablemente el único de entre los países en los que surgió la llamada "primavera árabe" que no desembocó en una guerra, dictadura o represión, sino en la adopción de una nueva constitución refrendada en las urnas.

La llegada al trono de Mohamed VI el 30 de julio de 1999 supuso la destitución del ministro de Interior, máximo responsable de los abusos que hasta entonces se habían producido contra los derechos humanos. Acabó la época de plomo con la investigación de las violaciones de los derechos humanos cometidas entre 1956 y 1999. Hubo centenares de audiencias públicas televisadas con testimonios de desapariciones forzosas, muertes, detenciones arbitrarias, torturas, violencia sexual, exilio forzoso, etc. Fueron 27.254 las víctimas indemnizadas económicamente.

La investigación la ordenó Mohamed VI para averiguar los crímenes cometidos, no en un régimen extraño, sino durante el gobierno de su padre Hassan II, lo cual tiene una especial significación que no puede negarse. El Marruecos de hoy no es el de hace 20 años.

El Sáhara

La decisión de Pedro Sánchez de apoyar el plan marroquí de autonomía para el Sáhara es una decisión acertada y valiente porque los saharauis están hartos de la situación de estancamiento en la que viven y merecen soluciones a su sufrimiento. Las proclamas verbales del nacionalismo soberanista no dan de comer ni curan enfermedades. La mayoría de los refugiados que viven en los campamentos argelinos de Tinduf necesitan de la ayuda humanitaria para sobrevivir porque el 7,6% padece desnutrición aguda; el 50% de los niños sufren anemia y sólo el 1% de los refugiados logra acceder a la universidad.

"El Frente Polisario desea constituir un Estado independiente. La solución es constituir una región autónoma"

Nunca he negado mi simpatía por los saharauis. Como buena parte de la izquierda española compartí su causa y como abogado me puse la toga para defender a líderes Polisarios acusados por Franco de asociación ilícita. Hoy las cosas han cambiado mucho y los Polisarios, como dijo un dirigente del PNV, no pueden ignorar estos cambios y deben discernir lo que es posible y lo que es imposible.

Ni Marruecos es el de los años de plomo, ni Argelia es el paladín de los pueblos oprimidos. Con la misma libertad e independencia con las que era crítico con Marruecos, tengo ahora una opinión favorable y la manifiesto: todos hemos cambiado y algunos que no cambian, quizá sea porque no pueden cambiar: su financiación, su pasaporte, su dependencia… les restan autonomía.

El planteamiento inicial de las partes era el siguiente: Marruecos quería que el Sáhara formase parte de su territorio nacional como una región más, quería que Laayoune o Dakhla fuesen como Fes o Tánger. El Frente Polisario desea constituir un Estado independiente. La solución es constituir una región autónoma. Marruecos y el Frente Polisario deberían sentarse a negociar el plan de autonomía propuesto.

España, con su gran experiencia en materia de autonomía democrática, puede ofrecer su apoyo. España es el país con más responsabilidad histórica en el Sáhara. Por eso, la decisión que tomó el gobierno de Pedro Sánchez es muy importante. A mi modo de ver, es la más lógica y sensata que se ha tomado desde que España firmó en 1975 el Tratado de Madrid y devolvió el Sáhara a quien le había pertenecido históricamente.

Lo definitivo, lo que más debe preocuparnos, es el bienestar de las personas, en este caso de los saharauis. Lo importante es mejorar sus vidas. Las fronteras y las soberanías tienen su importancia, pero son menos relevantes que el bienestar de las personas.

Los saharauis más que Resoluciones necesitan soluciones. Un Estado más en la zona no parece posible ni viable. Repetir a diario que debe hacerse un referéndum de autodeterminación cuando no se permite ni elaborar un censo de los refugiados en Tinduf, es algo que disminuye el crédito de quien así actúa.

*** José Bono es exministro de Defensa de España. 

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