Corinna Larsen, William Levy, Gerard Piqué y Vicky López.

Corinna Larsen, William Levy, Gerard Piqué y Vicky López. Guillermo Serrano Amat

EL BESTIARIO

Corinna 'despechá', Piqué se despide y la niña prodigio del fútbol español

William Levy, Corinna Larsen, Vicky López y Gerard Piqué; la autora comenta lo más destacado de la semana a través de sus protagonistas.

6 noviembre, 2022 02:35

William Levy

William Levy.

William Levy. Guillermo Serrano Amat

Esta semana se ha estrenado en España una telenovela que hizo furor antes de su rodaje.   Se llamaba (y se llama) Aroma de mujer, aunque muchos le decían simplemente Aroma de café en honor al mítico Juan Valdez, que cuando mostraba su versión de galán en primer plano, dejaba un rastro de café recién tostado que traspasaba la pantalla.

El actor que encarna el papel Valdez. el colombiano más famoso del mundo, es el cubano William Gutiérrez Levy, nacido en Cojimar, provincia de La Habana, donde recaló su abuelo (judío asquenazí), una vez que hubo atravesado el charco. 

William creció en Cuba con su familia materna y a los 15 años levantó el vuelo. Su padre lo había levantado antes como exiliado político. En bandadas sucesivas salieron de la isla la madre, el padrastro y parientes de distinta graduación. El abuelo azquenazí se había quedado para casarse con una muchacha no judía, en cambio, William fue más astuto y se estableció en Florida, adquirió la nacionalidad estadounidense y puso en orden su futuro:   primero los estudios universitarios y después su pasión por el cine, el teatro y la televisión, una pasión que habría de proporcionarle grandes satisfacciones.   Entre medias se enamoró de Elizabeth  Gutiérrez. Trajeron hijos al mundo, pero pasado el tiempo quiso divorciarse. Aunque previamente no se había casado ni embarcado, se limitó a practicar aquella máxima cinematográfica tan repetida: “tú a Boston y yo a California”. 

EL guapo de la sonrisa de oro ha estado últimamente en España promocionando la telenovela colombiana y de paso, los trajes de Emidio Tucci, las fragancias masculinas y, cómo no, los caldos de la tierra. 

Aquí se dejó entrevistar por Mercedes Milá, quien no tuvo en reparos en confesar que a partir de ahora compartiría la admiración que siente por el cubano con la admiración que ha sentido durante cuarenta años por Miguel Bosé. Yo que tu no lo haría, forastera. Entre William y Miguelito hay diferencias abismales. O sea, como de aquí a Lima.

Corinna Larsen

Corinna Larsen.

Corinna Larsen. Guillermo Serrano Amat

Antes tenía un nombre largo y aristocrático, producto de un par de matrimonios que caducaron antes de tiempo. El más sonoro se lo prestó un señor llamado Casimiro con con el que se paseó arriba y debajo de Europa llamándose Corinna zu Sayn-Wittgenstein, el nombre que no terminaba nunca. 

Pasado el tiempo ha vuelto a llamarse Corinna Larsen, que en su país de origen (Dinamarca) es como llamarse Pepita Pérez. A los españoles nos importan un pito los nombres que nos caigan en suerte, pero España no es Inglaterra, ni Suiza, ni los Emiratos Árabes, de ahí que a Corinna no le haga ninguna gracia que le digan Pepita Pérez o Corinna Larsen. Ambas versiones son muy prosaicas.

Nombres aparte, la antigua amiga del Rey de España (“yo lo veía como un esposo”) se ha estrenado este otoño con un “pódcast” de ocho capítulos que ella plantea como un reto frente  al que HBO puso en el mercado bajo el título Salvar al Rey y cuya protagonista principal era Queca Campillo, fotoperiodista que mantuvo una larga relación con el monarca. Corinna no soportaba a Queca, ni a Marta, ni a ninguna de las mujeres que fueran del agrado del Rey Borbón. De ahí que la Corinna despechada de ahora (la “despechá”, en versión Rosalía) señale a Juan Carlos I como un vividor, no de doble, sino hasta de “quíntuple” vida.

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La anglosajona (por simplificar, muchos dicen simplemente “la alemana”) profesaba gran afección a los jeques árabes y a los grandes magnates del mundo, pues en general, se sentía traída por el dinero de los hombres más que por su sex appeal. Le gustaban las joyas, los safaris, los maletines de repletos de billetes y las alfombras rojas. Bajaba de los aviones privados unos pasos por detrás del Borbón sin rebasar el bordillo de la alfombra. Nunca perdió ocasión de sentirse una reinona.

Entre una joya y un avión privado no habría sabido con qué quedarse. Pero una vez que eligió, se quedó con un collar de esmeraldas que había pertenecido a la condesa de Romanones hasta que esta lo subastó en Sotheby's y acabó convirtiéndose en un regalo para Corinna. Hace años que ya forma parte de su joyero.

Vicky López

Vicky López.

Vicky López.

Es la mejor jugadora del mundo en su franja de edad (16 años). Así ha sido reconocida en el campeonato sub-17 celebrado recientemente en la India y, naturalmente, ganado por España. Ahí es nada lo de Vicky López, de padre español y huérfana de madre nigeriana.

Es nuestra niña prodigio del futbol femenino. Lleva el 9 a la espalda. Vicky es pequeña y graciosilla, y encima heredó de su madre las trenzas africanas (la mujer -fallecida- había nacido en Nigeria y cuando vino a España se dedicó al negocio del pelo).

“Vicky” (así reza en su camiseta) se aficionó al futbol gracias a su padre, recriado en las barras de los bares de Vallecas, donde siempre había una tele en lo alto para uso y disfrute de los futboleros del barrio. Las temporadas en las que el Rayo Vallecano subía a Primera, aquello era un desmadre. Si en lugar de subir, bajaba, no lo quiero ni contar. Y si no subía ni bajaba, entonces apaga y vámonos. Había que buscar refugio en el Madrid o el Atleti. 

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Vicky aprendió a dar regates en los soportales del barrio, donde la chiquillería metía goles.   Ahora, cumplidos los 16 años, Vicky tiene más arranque que Kubala, aquel futbolista del Barça en el que se inspiraban los chavales de los años cincuenta y sesenta. A Vicky López la ha fichado el Barça de hoy. No fue una casualidad. Jorge Cámara, que entrenaba al equipo femenino del Rayo, cuenta que lo primero que le vio hacer a Vicky fue meter un gol olímpico en un equipo de niños. El éxito vino rodado.  Parecerá mentira, pero la chica se convirtió pronto en un prodigio de futbolista. ”Es sobrenatural”, comentó. Vicky ya comparte vestuario con otras estrellas del futbol femenino como Alexia Putellas y la inglesa Lucy Bronze, una lateral que según dicen, es perfecta.

Pero no solo de laterales y cancerberas vive el futbol. También hay que tener en cuenta a las árbitras. Hace unos días pitó por primera vez en Madrid una árbitra de la liga europea. De la liga española no hablo, porque todavía es muy reciente la entrada de mujeres en los equipos arbitrales de primera división.

Gerard Piqué

Gerard Piqué.

Gerard Piqué. Guillermo Serrano Amat

No es la primera vez que escribo sobre Gerard Piqué. Ni la segunda ni la tercera. Sin embargo, he de reconocer con cierta incomodidad que esta es la primera ocasión en la que escribo sin conocer los motivos que me llevan a ello. Me refiero a los deportivos, porque en cuanto a sus relaciones con el entrenador, Xavi Hernández, o a los estados de ánimo de Gerard en el banquillo, después de haberlo ganado todo en el futbol, ni los sé ni me importan. De momento solo sé que el defensa blaugrana ha escrito esta semana en sus redes sociales que deja el futbol, pero no para cambiar de camiseta o de color, sino para cambiar de vida y de negocio.

Parece que su primera intención es quitarse de en medio. Sobre todo de los paparazzi, de las novias efímeras y de la madre de sus hijos, aunque esto último no lo va a tener nada fácil.  Shakira y Piqué han vivido estrechamente unidos a sus hijos y no se los cambiarán así como así. Las soluciones salomónicas no se han hecho para las familias de Hollywood, que trafican con los hijos como si fueran muñecos.

Nos hizo muy felices la historia de amor que se destapó en Sudáfrica el año que España ganó el Mundial. Shakira y Piqué parecían hechos el uno para el otro. De vez en cuando estallaban rumores de ruptura (o desavenencia) pero costaba mucho darles crédito. La llegada al mundo de Milán y Sacha vino a consolidar la historia desatada en Sudáfrica. Estaban más unidos que nunca. Viajaban, iban de vacaciones a la Cerdanya, hacían escapadas a las playas de Santander, donde disfrutaban de largas jornadas de surfeo, y volvían a Barcelona para retomar la semana en el mismo punto en el que la habían dejado.  

Atrás quedaban diez años de familiaridad y alegría. Nadie habría dicho que entre ellos reinaran tensiones y cornamentas. Y si en ambas familias (la de Shakira y la de Piqué) se intercambiaban alguna vez las malas caras, no se notaba. 

Ahora necesitan buscar un futuro a la medida de sus necesidades y especialmente, las de sus hijos. Esperemos que lo encuentren pronto, y no muy lejos de casa.

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