Todo lo que pasaba en el Ministerio de Ábalos parece sacado de una telecomedia a mitad de camino entre Yes Minister, Torrente y La isla del Tesoro. Repasemos.

En el primer capítulo de la primera temporada se ve al recién nombrado titular de Fomento firmando en 2018 la designación del segurata Koldo como asesor universal, mostrándole su cubil junto a su despacho y asentándole en su propio apartamento del barrio de La Latina. Un flashback muestra a Koldo haciendo de aizkolari ante Pedro Sánchez, sirviendo de chófer en la campaña de las primarias a las órdenes de Santos Cerdán y durmiendo junto a los avales de los militantes para protegerlos.

Sánchez, en el infierno.

Sánchez, en el infierno. Javier Muñoz

En el segundo capítulo asistimos a la llegada de la familia de Koldo a la sede del Ministerio, con el hermano Joseba contratado por una empresa dependiente del departamento, la mujer Patricia instalada en la secretaría del ministro y la niña recién nacida, pasando de regazo en regazo, con carita de tener muy pronto un piso en Benidorm.

En el tercer capítulo Koldo va haciendo saber a los altos cargos del Ministerio que quien manda allí, por delegación del ministro, es él. Pronto les monta encuentros por sorpresa con personajes turbios como su amigo Aldama, presidente del Zamora, cónsul honorario de Georgia y eslabón del grupo empresarial Cueto. Un flashback muestra una silueta de Cueto -todavía el hombre sin rostro- imputado en el escándalo de la venta de armas a Angola, con una petición de 55 años de cárcel. Cuando los altos cargos se quejan a Ábalos de la conducta de Koldo, el ministro reprueba las formas de su asesor, pero reitera su confianza en él y le nombra consejero de Renfe Mercancías.

En el cuarto capítulo Ábalos organiza reuniones con empresarios que buscan contratos con el Ministerio, a las que asiste Koldo. Una vez hechas las presentaciones, el ministro alega tener que atender un compromiso urgente y deja solos a los contratistas con Koldo. Algunos de esos contratistas asisten a la cena del 60 cumpleaños de Ábalos en el restaurante Wellow propiedad de Aldama. Cuando termina el ágape, el grupo se traslada a un reservado del Joy Eslava, donde esperan varias mujeres no invitadas a la cena. La velada se prolonga entre libaciones y expresiones de entusiasmo, mientras Koldo hace fotos que algunos consideran comprometedoras.

En el quinto capítulo el poder y los malos modales de Koldo van in crescendo. Algunos empresarios citados al Ministerio son escoltados hasta el despacho del ministro y cuando esperan ver a Ábalos, se encuentran con que es Koldo quien ocupa allí su lugar. En esa época Koldo acude a la sede uno de los organismos dependientes del Ministerio y cuando se encuentra con que no le permiten aparcar en la puerta, comienza a vociferar: "¡De esto se va a enterar Pedro Sánchez!". Al alcalde de León le amenaza expresamente: "Me quedan tres años para joderte". Los funcionarios le temen especialmente cuando aparece por las dependencias después de haber bebido. "Que viene La Bestia", comentan unos con otros.

En el sexto capítulo asistimos al cierre de los contratos de suministro de mascarillas de la pandemia con Koldo dando instrucciones para que se adjudiquen a la empresa Soluciones de Gestión, montada por Cueto a través de Aldama. Koldo habla con el subsecretario del Ministerio, con el responsable de Puertos y con cargos de Adif. En este caso pretende que el pago sea por adelantado, pero sólo consigue que se haga un depósito bancario condicionado a la entrega del material. Koldo llama también a los gobiernos de Canarias y Baleares. Sus responsables se las apañan para financiar la compra con dinero europeo. Francina Armengol lo hace cuando ya sabe que el material recibido es inservible.

En el séptimo capítulo se producen reuniones en la propia vivienda oficial del ministro, en la calle Balbina Valverde, entre Ábalos, Koldo y Aldama. Este último se compra un Ferrari, un Porsche y nueve coches más en pocos meses. En pleno confinamiento el empresario Javier Hidalgo, propietario de Air Europa, organiza una fiesta de las suyas y pronto se habla de la asistencia del ministro. Gracias al respaldo de Ábalos, Air Europa obtiene 615 millones en concepto de rescate. A la Moncloa van llegando, entre tanto, noticias inquietantes sobre lo que pasa en el Ministerio. Sánchez tiene información de primera mano a través de su amigo de la infancia Iñaki Carnicero, director general de Arquitectura. La primera temporada concluye el sábado 10 de julio de 2021 con Ábalos, preocupado, camino de Moncloa. Hay crisis de Gobierno y hace días que el presidente no contesta sus mensajes.

"Sánchez comunica a Ábalos su cese como ministro y exige su dimisión como Secretario de Organización del PSOE. '¿Puedo saber cuál es el motivo?', pregunta Ábalos. Sánchez contesta con un monosílabo: 'No'"

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El primer capítulo de la segunda temporada comienza con Sánchez comunicando a Ábalos su cese como ministro y exigiendo su dimisión como Secretario de Organización del PSOE. "¿Puedo saber cuál es el motivo?", pregunta Ábalos. Sánchez contesta con un monosílabo: "No". Le permite, sin embargo, conservar el escaño y le promueve a presidente de la comisión de Interior con el subsiguiente sobresueldo. La nueva ministra, Raquel Sánchez, destituye a Koldo de todos sus cargos y funciones. El divorcio de Ábalos le obliga a dejar el piso de La Latina y se traslada a vivir a Benidorm donde ha adquirido tres viviendas -una de ellas a nombre de su hija de dos años- con el dinero de las comisiones recibidas. Koldo viaja con Ábalos a Dominicana y Guinea Ecuatorial en pos de nuevo negocio.

El segundo capítulo describe las pesquisas de la Unidad Central Operativa de la Guardia Civil dentro de la Operación Delorme, en honor al médico francés que en el siglo XVI introdujo las mascarillas. Durante meses se producen vigilancias, seguimientos, interceptaciones telefónicas. El PSOE sufre una derrota sin precedentes en las municipales y autonómicas de mayo del 23 pero Sánchez se rehace en las generales y logra conservar el poder. Poco después recibe a Ábalos en la Moncloa. Es su primer encuentro en dos años. Hablan de todo y de nada. Paseando por el pequeño huerto en el que le muestra sus frutas y hortalizas, el presidente le dice a su excompañero de fatigas: "Las relaciones con Koldo no te han hecho ningún favor". Ábalos se lo cuenta a varios de sus íntimos.

El tercer capítulo relata como Koldo recibe un chivatazo, advirtiéndole que está siendo investigado. Para tratar de controlar la situación se reúne en la marisquería La Chalana -su habitual centro de operaciones- tanto con Ábalos como con algunos de los altos cargos implicados en su trama. A continuación, manda a su hermano a Valencia con documentos para Ábalos. Consciente de que le están escuchando, se inventa que tiene una cita con el portavoz parlamentario del PP Tellado y que "Alberto" está al tanto. Ninguna de sus maniobras impide su detención, junto a Aldama, su hermano y otros colaboradores. Koldo se niega a declarar ante el juez y queda en libertad con la prohibición de salir de España y acusado de graves delitos. Cueto acude días después ocultando el cráneo bajo un pasamontañas y los ojos bajo las gafas más oscuras del mercado. Se presenta ante el juez como un benefactor que logró mascarillas por debajo del precio de mercado.

El cuarto capítulo muestra como Ábalos finge sorpresa y se presenta como víctima del abuso de confianza de Koldo. Siendo patente su responsabilidad política, el PSOE le da un ultimátum para que entregue el acta de diputado. Él se enroca y se pasa al Grupo Mixto. De momento todos quedan contentos: Sánchez ha mostrado intransigencia ante la corrupción y Ábalos conserva el sueldo y el fuero. Algo doblemente importante cuando el sumario le presenta como "intermediario" del intento de Cueto y Aldama de impedir que el gobierno balear pidiera la devolución del importe de las mascarillas defectuosas. Nuevas revelaciones estrechan el cerco sobre la presidenta Armengol, Santos Cerdán -al que Koldo seguía llamando "jefe"- y los ministros Torres y Marlaska.

El quinto capítulo se centra en la divulgación de que Begoña Gómez, esposa del presidente, se reunió en una ocasión con Javier Hidalgo y Aldama y que Air Europa patrocinó sus actividades de promoción del emprendimiento en África. Nada de esto la implica en la trama de corrupción, pero añade un elemento de incomodidad grande para Sánchez en el plano de las apariencias y un fuerte desgarro personal. También abre un debate sobre si la mujer del presidente debe resignarse a cumplir un papel ornamental como acompañante o puede desarrollar iniciativas de indudable valor social -como es el caso de la Cátedra de Economía Sostenible de Begoña Gómez en la Complutense- aun a riesgo de interactuar con empresas que a su vez dependan poco o mucho de las decisiones del Gobierno.

El sexto capítulo muestra cómo las cosas empiezan a complicarse para Ábalos cuando EL ESPAÑOL hace tres revelaciones a cada cual más impactante: 1) La mujer de Koldo realizó pagos por valor de al menos 26.000€ a Ábalos y su expareja. 2) Una grabación de la UCO prueba que el exministro no dijo la verdad cuando presentó como casual su último encuentro con Koldo en La Chalana, pues este avisó previamente a Cueto de que iba a reunirse con Ábalos. 3) Un constructor también fotografiado con Koldo en esa marisquería obtuvo grandes contratos tanto del Ministerio como del gobierno de Canarias. Las sospechas se extienden, por lo tanto, más allá de la trama de las mascarillas.

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No es de extrañar que la opinión pública espere con avidez los próximos capítulos de esta serie, a pesar de que para ello tenga que suscribirse a varias plataformas pues, además de EL ESPAÑOL, también otros medios están haciendo aportaciones significativas a la reconstrucción de la trama.

De hecho, a diferencia de lo que ocurría con Filesa, los GAL, el 11-M o la Gürtel, cuando buscábamos la verdad solos o en compañía de pocos, en estos momentos más de un centenar de periodistas están investigando el caso Koldo y sus múltiples derivadas, en una especie de trabajo coral que pone de relieve el lado positivo del sistema mediático digital.

La gran incógnita no es ahora el contenido de las próximas entregas, sino si esta segunda temporada será la última de la serie o no. Pero eso no depende de lo que aparezca en alguno de los ocho mil folios del sumario, de lo que surja en las comisiones de investigación del Congreso y Senado o de lo que descubran María Peral, Fernando Garea, Arturo Criado, Alberto Prieto, Jorge Calabrés, Miguel Ángel Ruiz Coll, Javier Corbacho, Brais Cedeira, Eduardo Ortega o alguno de sus compañeros de este u otros periódicos.

"Si alguien quiere seguir acusando de 'lawfare' a García-Castellón, ahora tendrá que hacerlo extensivo a toda la cúpula de la carrera judicial"

Sólo depende de lo que decida Puigdemont esta próxima semana, a la vista del resultado que obtenga del último órdago en pos de una amnistía total que incluya el terrorismo y la traición al Estado. Su gran apoyo para jugar al todo o nada ha resultado ser la unánime resolución de la Sala Segunda del Tribunal Supremo tipificando como terrorismo las acciones de Tsunami Democrático y apreciando los suficientes indicios para abrir una causa contra él por su posible implicación.

Han quedado zanjadas así las idas y venidas de los fiscales y la campaña de desprestigio contra García-Castellón. Su exposición razonada tenía sólidos fundamentos. Si alguien quiere seguir acusándole de lawfare, tendrá que hacerlo extensivo a Marchena y sus doctos compañeros. O sea, a la cúpula de la carrera judicial.

El compromiso que Marlaska formuló tras el asalto al aeropuerto del Prat –"No dude que terminaremos sabiendo quien está detrás de Tsunami"- parece camino de materializarse. Para el ponente de la resolución, Puigdemont era precisamente uno de esos "hombres de atrás que ordenan delitos con mando autónomo".

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El líder de Junts ya sabe que, con la actual redacción de la amnistía, sólo podría beneficiarse de ella el día que quedara exonerado tanto en esta nueva causa como en la que podría abrirse también en el Supremo si el juez Aguirre eleva el caso Volhov. No estamos hablando de meses sino de años. Dando por hecho que Puigdemont volverá a conseguir el acta en junio, el Parlamento de Estrasburgo decidiría sobre el suplicatorio. Luego llegaría la euroorden; y al final tendría que pronunciarse el TJUE.

El único atajo imaginable sería que el Gobierno se desdijera una vez más e incluyera el terrorismo en la amnistía, invocando que el borrador del informe consultivo de la Comisión de Venecia no lo impide. Pero, al margen de que, si ese fuera el baremo de autoridad, su ley no cumpliría muchos otros requisitos; y al margen del enorme desgaste adicional que, en la España de Bildu y los presos de ETA, supondría traspasar dicho límite, tampoco dando ese paso quedaría garantizado el resultado.

Es obvio que la firmeza, claridad de ideas y cohesión que ha mostrado la Sala Segunda al asumir el caso Tsunami van a perpetuarse a través de las cuestiones prejudiciales ante el TJUE; y que, diga lo que diga la ley, estará en sus manos mantener o no las medidas cautelares dictadas por Llarena contra el prófugo.

"Nada le interesa más a Puigdemont que la España constitucional siga atrapada en la ratonera a la que él mismo la ha conducido de la mano de Sánchez"

Pero es que, aunque esas cautelares decayeran y Puigdemont pudiera regresar a España sin ingresar en prisión, su situación sería provisional y precaria. Su dilema es aceptar esa incertidumbre, tras haber pasado por el aro de la investidura de Sánchez, asumiendo en definitiva el marco institucional español, o aferrarse a la imaginaria legitimidad del 1 de octubre para seguir distinguiéndose de Esquerra y disputar desde el exilio las elecciones catalanas.

La primera opción supondría pactar esta semana el nuevo remiendo de la Ley de Amnistía y dar oxígeno a Sánchez, aviniéndose a negociar los Presupuestos. El segundo camino implicaría el final de la legislatura con elecciones generales en el otoño o comienzos del año próximo.

Alguien podría pensar que el súbito debilitamiento de Sánchez, víctima de un ataque de ferropenia aguda como consecuencia del caso Koldo, debería llevar a Puigdemont a romper con un PSOE incapaz de garantizarle ya el cumplimiento de ninguno de sus compromisos.

Pero esta variable también ha de plantearse en sentido inverso. ¿Qué le interesa más a Puigdemont sino que la España constitucional siga atrapada durante el mayor tiempo posible en la ratonera a la que él mismo la ha conducido de la mano de Sánchez?

Alargando la agonía de su compañero de viaje y el tormento de nuestra sociedad, siempre podría declamar ufano lo mismo que dice el demonio al inicio de El Infierno de Dante: "Es por mí que se va a la ciudad del llanto, es por mí que se va al dolor eterno y al lugar donde sufre la raza condenada".