El asfalto Gipave hecho con grafeno.

El asfalto Gipave hecho con grafeno. Iterchimica Omicrono

Tecnología

El nuevo asfalto que cambiará las carreteras para siempre: es resistente a las grietas y reduce un 20% la aparición de baches

Gipave es un asfalto mejorado con grafeno, que es más rígido y resistente al agua tras años de uso y que mejora su durabilidad frente al clima y tráfico.

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Los baches son un problema frecuente en las carreteras de España. Estos defectos tienden a dañar los vehículos y suelen aparecer por la degradación del asfalto —como grietas— debido al tráfico intenso y al clima. Para combatirlos, se están probando pavimentos más resistentes: desde uno fabricado con colillas de cigarrillos hasta otro hecho de bolsas de plástico o con paja de trigo.

Dentro de las propuestas recientes aparece Gipave, un asfalto mejorado con grafeno ideado por la empresa italiana Iterchimica, que es más resistente a las grietas, un 10 % más rígido y un 20 % más resistente al agua tras tres años de uso; y que ya se ha probado en Essex (Reino Unido).

En dicha localidad, la autoridad local Essex Highways, en colaboración con la firma Eurovia, lleva tres años probando este material en el tramo de la A1016 en Chelmsford. El objetivo ha sido evaluar su comportamiento bajo condiciones reales de tráfico, humedad y cambios de temperatura propios del entorno británico.

Los resultados obtenidos hasta la fecha en las pruebas realizadas en Essex muestran que el grafeno aporta una cohesión adicional al asfalto: mientras que las fracturas observadas en los ensayos se localizan en los áridos, el ligante bituminoso permanece intacto.

Unas pruebas que, gracias a sus resultados positivos, sugieren que este tipo de asfalto mejorado con grafeno podría aumentar la vida útil de las carreteras de Essex, que cubren más de 8.200 kilómetros y son de las más extensas y con más tráfico del Reino Unido.

Resistente a las grietas

Gipave es un material innovador que cambiará las carreteras para siempre. Este utiliza grafeno, plásticos duros reciclados y aditivos específicos en su composición que, mediante un proceso patentado de selección y reciclaje, se reinsertan en el ciclo productivo.

El grafeno es una de sus claves, ya que gracias a las propiedades de este elemento, Gipave modifica y mejora las propiedades mecánicas de todo tipo de conglomerado bituminoso, además de reducir las deformaciones y grietas, y mejora la fatiga causada por el tráfico repetido.

El asfalto Gipave hecho con grafeno.

El asfalto Gipave hecho con grafeno. Iterchimica Omicrono

También hace que Gipave sea resistente al agua y, al usar plásticos difíciles de reciclar, contribuye a la sostenibilidad y a la economía circular en las infraestructuras viarias. Iterchimica señala en su web que, además, este asfalto no induce efectos tóxicos ni libera microplásticos.

Lo interesante del grafeno es que representa una evolución gradual y medible sobre los materiales tradicionales, lejos de soluciones milagrosas. Este enfoque incremental resulta más viable para modernizar las infraestructuras, ya que permite reforzar las carreteras existentes sin inversiones desproporcionadas ni cambios radicales.

Según las pruebas realizadas en Essex, el asfalto es mucho más duradero que los materiales tradicionales y podría usarse para reducir el riesgo de formación de baches en un 20 %. Asimismo, reduce las emisiones de partículas ultrafinas (PUF, por sus siglas en inglés) en un 67 % durante la producción y colocación de la mezcla asfáltica respecto a una mezcla tradicional a lo largo del ciclo de vida útil.

Otra de las claves de Gipave es que permite ahorrar un 70 % de emisiones de dióxido de carbono (CO2) con respecto a una mezcla tradicional, mientras que el fresado con este asfalto mejorado con grafeno se puede reciclar infinitas veces, según sus creadores.

Operarios asfaltando carreteras de Essex con el asfalto Gipave.

Operarios asfaltando carreteras de Essex con el asfalto Gipave. Iterchimica Omicrono

Gipave también permite alargar la vida útil del pavimento, lo que implica una reducción de las intervenciones de mantenimiento a lo largo del tiempo, que normalmente suelen implicar el uso de maquinaria pesada, transporte de materiales y emisiones asociadas.

Por otro lado, cabe señalar que una calzada o carretera en buen estado mejora igualmente la eficiencia de los vehículos, ya que hace que estos consuman menos energía y disminuye la resistencia a la rodadura. Y al no haber baches o grietas, se evita que sufran daños.

Un gran potencial

A pesar de que los resultados son prometedores, lo cierto es que este asfalto cuenta con un importante inconveniente, que no es técnico, sino financiero: la inversión inicial continúa siendo un obstáculo para muchos gobiernos locales.

Eso sí, al mismo tiempo ya se investiga cómo reducir el coste de implantación mediante nuevas técnicas de aplicación y la integración de plásticos reciclados u otros materiales alternativos.

Operarios asfaltando carreteras de Essex con el asfalto Gipave.

Operarios asfaltando carreteras de Essex con el asfalto Gipave. Iterchimica Omicrono

Mientras tanto se siguen realizando más pruebas y el interés en Gipave crece. National Highways, empresa pública de Inglaterra, ya ha iniciado pruebas en un tramo de un kilómetro en la A12, entre Hatfield Peverel y Witham, con el objetivo de evaluar el comportamiento del material en una vía de mayor tráfico.

Unas pruebas reales que permitirán recopilar datos que son cruciales para tomar decisiones con un mayor respaldo económico y técnico. La tecnología del asfalto con grafeno cuenta con un gran potencial, ya que no solo incrementa la durabilidad de las carreteras, sino que puede convertirlas en elementos clave para adaptarse a los desafíos climáticos.

Gracias a sus propiedades, el pavimento adquiere mayor resistencia frente a episodios extremos como lluvias torrenciales, olas de calor o heladas, condiciones que se están volviendo más comunes con el avance del cambio climático.​ Otra ventaja es que su despliegue contribuye a la creación de ciudades más sostenibles.

Al mejorar el estado de las vías, se reducen los cortes por reparaciones y se favorece una movilidad fluida, lo que a su vez implica menos emisiones indirectas. Esta transformación es especialmente relevante en entornos urbanos donde se fomenta el transporte público, la bicicleta o la electrificación de los vehículos.