Una calle asfaltada.

Una calle asfaltada. Europa Press Omicrono

Tecnología

El nuevo asfalto que cambiará las carreteras: es más resistente a las grietas y está fabricado con bolsas de plástico reutilizables

Investigadores utilizan bolsas de la compra desechables y botellas de leche usadas para crear pavimento y abordar el problema de los residuos plásticos.

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Las carreteras son la columna vertebral del transporte y están fabricadas con asfalto, que, a su vez, está hecho con derivados del petróleo. Sin embargo, recientes avances tecnológicos en España han demostrado que también se pueden usar otro tipo de materiales, desde paja de trigo hasta colillas de cigarrillos.

Incluso es posible utilizar las clásicas bolsas de plástico reutilizables, como ha demostrado un reciente estudio. Unos investigadores de la Universidad Edith Cowan (ECU) en Joondalup, Australia, han utilizado estos elementos, además de botellas de leche, para crear un nuevo asfalto más resistente.

Las bolsas de plástico llevan años en el punto de mira, ya que la gran mayoría de ellas no se reutilizan ni reciclan, sino que se suelen desechar rápidamente y terminan en ríos, basureros o en las propias calles, lo que supone un importante problema.

Unas bolsas que, por lo tanto, contribuyen significativamente a la contaminación en el medioambiente y que agravan el problema generalizado de la presencia de residuos en los océanos, que suponen una importante amenaza para la vida marina y, a largo plazo, para la salud humana.

Para combatirlo, los investigadores se han propuesto dar una segunda vida a las bolsas de plástico al utilizarlas para que formen parte de infraestructuras críticas. En este caso, para crear un nuevo e innovador asfalto que mejoraría el rendimiento de las carreteras y mitigaría la carga medioambiental de los residuos plásticos.

Más resistente

La producción mundial de plástico alcanzó aproximadamente 460 millones de toneladas métricas en 2019, según señalan los investigadores en su estudio. Sin embargo, apenas el 9 % de los residuos plásticos se han reciclado a nivel mundial.

El 12 % restante se ha incinerado y casi el 79 % ha terminado en vertederos o en el medioambiente natural, explican los investigadores, quienes esperan que la producción de estos residuos supere los mil millones de toneladas métricas para el año 2050.

Varias bolsas de plástico.

Varias bolsas de plástico. Europa Press Omicrono

Ali Ghodrati, uno de los autores del estudio, ha señalado que la integración de los residuos en el material del pavimento ofrecería un doble beneficio: afrontar y mitigar el problema de los plásticos en el medioambiente y mejorar el rendimiento de las carreteras.

"Los residuos plásticos se han convertido en un problema muy preocupante y peligroso en todo el mundo. Al reutilizar estos plásticos domésticos comunes, que de otro modo acabarían en vertederos u océanos, el reciclaje de estos plásticos en pavimentos no solo ofrece una solución práctica a la contaminación plástica, sino que también mejora la resistencia y la longevidad de nuestras carreteras", ha indicado Ghodrati.

Utilizar plásticos en pavimentos no es algo novedoso, ya que se lleva haciendo desde la década de 1990 con el objetivo de mejorar una serie de características de rendimiento, como la rigidez, la resistencia al ahuecamiento y la durabilidad.

Ghodrati ha asegurado que incorporar residuos plásticos como las bolsas reutilizables y botellas de leche en este proceso podría reducir la dependencia de los materiales vírgenes y, al mismo tiempo, contribuir a mitigar el cambio climático al disminuir el carbono incorporado en las obras viales.

Una bolsa de plástico.

Una bolsa de plástico. Foto de archivo

En la actualidad existen tres formas de incorporar los plásticos a los pavimentos: el método húmedo, el seco y el mixto. Y cada uno de ellos afecta de forma significativa al rendimiento de los mismos en el asfalto y podrían contribuir a la contaminación por microplásticos.

La técnica de procesamiento húmedo suele "ofrecer una mejor compatibilidad con los materiales y reduce los riesgos ambientales a largo plazo, como las emisiones de microplásticos". El método en seco, por su parte, "es más fácil de implementar y más flexible en términos de reutilización del plástico".

Una técnica que "puede provocar una dispersión desigual y un mayor riesgo de liberación de microplásticos debido al desgaste de las carreteras". Por lo que para este nuevo pavimento los investigadores han utilizado el método mixto para integrar las bolsas de plástico al asfalto.

Los enfoques híbridos tienen un "gran potencial" para equilibrar la sostenibilidad y el rendimiento, y los investigadores han resaltado que esta técnica hace hincapié en el enfoque de la economía circular en la reducción de residuos y la mejora de la eficiencia de los recursos mediante la reutilización, el reciclaje y la reutilización de materiales.

"Se mezclan eficazmente"

Los investigadores han señalado que no todos los plásticos son adecuados en la construcción de carreteras y que el "factor clave es el punto de fusión. El asfalto se mezcla normalmente a temperaturas entre 140 y 180 grados centígrados", ha indicado Nuha Mashaan, coautora del estudio.

"Los termoplásticos, como los que se encuentran en las bolsas de la compra o las botellas de leche, se funden dentro o por debajo de este rango. Esto los hace ideales, ya que se mezclan eficazmente con el betún sin necesidad de energía adicional ni producir subproductos nocivos, a diferencia de los plásticos con puntos de fusión más altos", ha indicado la investigadora.

Una máquina asfaltando una calle.

Una máquina asfaltando una calle. Europa Press Omicrono

De esta manera, y al incorporar estos residuos al asfalto, se desvía el plástico de los vertederos y se contribuye a que las superficies de las carreteras sean más duraderas. "Pueden mejorar sustancialmente las propiedades mecánicas de los ligantes y mezclas asfálticas", han asegurado los investigadores.

Entre estas mejoras "se incluyen una mayor resistencia a la formación de surcos, un punto de reblandecimiento más elevado, una mayor resistencia a la fatiga y una vida útil más larga". Los investigadores han afirmado que este estudio tiene el potencial de reducir las emisiones de gases de efecto invernadero y el mantenimiento a largo plazo; aunque queda trabajo por hacer.

"En concentraciones más altas, los aditivos plásticos pueden hacer que el asfalto sea más frágil y propenso a agrietarse. También hay consideraciones medioambientales importantes, como las posibles emisiones de humos y el riesgo de liberación de microplásticos y nanoplásticos durante la vida útil, especialmente bajo el tráfico y la intemperie", ha señalado Ali Ghodrati.

Y aunque este nuevo asfalto ya se ha probado en laboratorio y a pequeña escala, "con resultados prometedores", los investigadores necesitan hacer "más pruebas en condiciones reales, en diferentes climas y condiciones de tráfico, para validar plenamente el rendimiento a largo plazo y la seguridad medioambiental de las carreteras modificadas con plástico".