El robot 4NE1 de Neura Robotics planchando

El robot 4NE1 de Neura Robotics planchando Neura Robotics Omicrono

Tecnología

La revolución de los robots humanoides ya está aquí: "En unos años serán una parte natural de nuestras vidas"

C. Balaguer, pionero de la robótica, Boston Dynamics y Neura explican los retos de estas máquinas cada vez más comunes en nuestro día a día.

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Hay robots de todas las formas, tamaños y propósitos imaginables, desde el que se asemeja a una araña para construir más rápido hasta el que se inspira en los perros y custodiará el Acelerador de Partículas de Granada. Pero los que han cautivado la imaginación (y los más oscuros deseos) de nuestra especie son aquellos que más se parecen a nosotros.

Tienen cabeza, dos brazos, dos piernas y pueden realizar distintos tipos de tareas, hasta ahora exclusivas de los humanos, de boxear o tocar el piano a doblar la ropa. En vez de articulaciones cuentan con avanzados servomotores y su cerebro lo conforman algunos de los chips de inteligencia artificial más punteros del mundo.

Son los robots humanoides de propósito general y han desatado una carrera internacional cuyo mercado puede alcanzar los 57.000 millones de euros en 2032, con un crecimiento cercano al 50% anual, según un informe de Fortune Business Insights.

Flota de robots Figure 02 trabajando en BMW.

Flota de robots Figure 02 trabajando en BMW. Figure Omicrono

Antes de que lleguen a nuestros hogares, todo apunta a que tendrán un enorme impacto en el mercado laboral, con programas piloto en fábricas, como el que están llevando a cabo Figure y BMW. Por su parte, Elon Musk acaba de anunciar que a finales de 2026 se abrirá la línea de producción de la V3 de Optimus para crear un ejército sobre el que quiere tener "una fuerte influencia".

Hasta hace solo unos años parecía imposible, pero el progreso tecnológico es tozudo y aparentemente imparable: ya es posible comprarse un robot humanoide G1 de la china Unitree en Walmart, la cadena estadounidense de supermercados, por algo menos de 25.000 euros. Y acaban de anunciar otro tan barato como un iPhone.

"Estamos ante un punto de inflexión", reconoce a este periódico Carlos Balaguer, pionero de la robótica inteligente en España y codirector del Robotics Lab de la Universidad Carlos III, donde coordina a cerca de 100 expertos y varias líneas de investigación en humanoides trabajando con prototipos de laboratorio desde hace 15 años.

Para el catedrático, que también preside el Consejo de Ciencia y Tecnología de la Comunidad de Madrid, la tecnología detrás de los Optimus de Tesla o los Atlas de Boston Dynamics "no está al 100% madura, pero sí se empieza a acercar a un alto grado de madurez”.

Y eso significa que los progresos que antes costaban décadas ahora se suceden en cuestión de años, meses o incluso semanas, con presentaciones, congresos como el reciente IROS 2025 y los gigantes tecnológicos deseosos de hincarle el diente a este prometedor negocio, con Nvidia a la cabeza.

“Que ahora cualquier centro de investigación pueda comprarse un robot humanoide que antes costaba un millón por menos de 100.000 euros significa que habrá muchos en el mundo desarrollando cosas mucho más rápido", señala Balaguer.

No todos los hombres-robot son iguales

Para comprender a fondo esta revolución conviene ir a su origen. Y ninguna compañía lleva más tiempo contribuyendo al desarrollo de la robótica humanoide que Boston Dynamics.

Desde su fundación por Marc Raibert en 1992 como spin-off del MIT, inicialmente centrada en el ámbito académico y militar, la empresa ha acaparado las miradas (y los bolsillos) de empresas de todo el mundo con innovaciones como el perro-robot Spot.

Ejercicio de Atlas de Boston Dynamics Boston Dynamics

Tras el dominio cuadrúpedo llega el bípedo, y el que ahora está dando pasos cada vez más firmes hacia su comercialización definitiva es Atlas, su prototipo de robot humanoide, al que llevamos desde 2013 viendo superar obstáculos cada vez más complejos, desde andar o bailar hasta hacer parkour.

“Nuestra ventaja es que llevamos tres décadas de investigación y desarrollo en el sector", explica a EL ESPAÑOL-Omicrono Zachary Jackowski, vicepresidente y director general de Atlas en Boston Dynamics, destacando las diferencias de su producto frente a la actual abundancia de competidores, del Neo Gamma de la noruega 1X a los modelos ágiles y baratos de la china Unitree.

"Nuestro humanoide se utiliza principalmente para ampliar los límites de lo posible, demostrando una agilidad avanzada para desplazarse por entornos complejos y realizar tareas similares a las de los humanos, como manipular objetos, caminar, correr o saltar”, prosigue Jackowski.

Sin embargo, en Boston Dynamics no se conforman con que Atlas imite nuestras capacidades. Quieren superarlas, y por eso en 2024 sustituyeron el sistema hidráulico original por uno totalmente eléctrico. El modelo hidráulico era potente y podía levantar objetos pesados, pero era demasiado voluminoso y difícil de mantener, ya que dependía de fluidos presurizados que limitaban su agilidad.​

Atlas haciendo una demostración en el entorno preparado de Boston Dynamics.

El nuevo Atlas eléctrico es más fuerte, ágil y eficiente, con actuadores eléctricos que permiten movimientos más precisos y un rango de acción superior al del cuerpo humano, como la capacidad de girar 360 grados tanto la cabeza como el torso. “Al destacar en esta área fundamental del movimiento, Atlas establece un estándar para los humanoides diseñados para mejorar la seguridad y la eficiencia operativa", señala Jackowski.

A estos actuadores de alto rango de movimiento, que le permiten un control y equilibrio superiores, Atlas suma “su avanzado sistema de percepción autónoma, que le permite realizar tareas complejas y adaptarse con precisión a situaciones del mundo real".

Tras pasar por las manos de Google, Boston Dynamics tiene a Hyundai Motor Group como principal propietario desde 2021, y eso implica que su primer trabajo real en su camino hacia la comercialización "será primero con Hyundai, donde Atlas se implementará este año en sus instalaciones de fabricación de automóviles".

Cómo entrenar a tu robot

El frenesí de la industria que se percibe desde fuera tiene mucho que ver con la creciente frecuencia con la que vídeos virales inundan las redes sociales mostrando a robots humanoides practicando kung-fu, emulando a Michael Jackson o compitiendo en los primeros Juegos Olímpicos robóticos, celebrados en China este mismo verano.

Detrás de esa ilusión de 'robots como nosotros' hay truco: muchos de estos vídeos están acelerados y en la gran mayoría de los casos los movimientos no los realiza el robot de forma autónoma, sino que están siendo teleoperados.

“El desafío más importante que están empezando ahora a integrar compañías como Boston Dynamics es el de la toma de decisiones", sostiene Carlos Balaguer. "Por ejemplo, los humanoides de Elon Musk pueden parecer impresionantes a primera vista, pero ahí detrás siempre hay un tipo dándole a la palanca del joystick”.

Optimus Evento Tesla

Cada uno de estos espectaculares vídeos, que no son otra cosa que sofisticadas campañas de marketing, esconden otro 'secreto': para dar con la toma definitiva "el robot se ha caído 10 o 100 veces hasta que ha conseguido dar el salto o la voltereta correctos”, insiste esta eminencia española en robótica.

Y es que, que cualquiera pueda comprarse un robot humanoide por menos de lo que cuesta un coche, no implica que los problemas tecnológicos para su llegada estén definitivamente resueltos.

“De hecho, yo creo que estamos en un leve retroceso”, confiesa Balaguer. “Todos se están dedicando al vídeo espectacular, pero son muy pocos los que parecen centrados en diseñar y fabricar un robot humanoide verdaderamente inteligente”.

La tendencia actual más extendida son los sistemas de aprendizaje automático con inteligencia artificial. Pero según Balaguer, "eso no va a ser suficiente, porque al final todos estos sistemas son estadísticos. Y no podemos tener un robot humanoide que trabaje con los humanos con una probabilidad de acierto en sus acciones del 90%. Tienen que ser 100% seguros”.

La clave para resolver este problema está en los world models, modelos de IA que entienden y simulan las dinámicas del mundo físico y espacial, y la embodied intelligence, un término que hace referencia a la capacidad de estos sistemas para interactuar de manera física y directa con su entorno.

Precisamente, Boston Dynamics y el Toyota Research Institute firmaron en 2024 un acuerdo para ir en esta dirección, la de transformar los grandes modelos de lenguaje (LLM) que potencian productos como ChatGPT o Gemini en grandes modelos de comportamiento.

La baza europea

En Europa, como en tantas otras cosas, estamos por detrás de EEUU y China, con presupuestos una magnitud por debajo. Sin embargo, hay centros de investigación como el Robotics Lab o compañías cada vez más pujantes, como la propia 1X o la alemana Neura Robotics, que están intentando cambiar las tornas.

“No nos limitamos a lanzar al mercado robots que pueden caminar o bailar. Queremos crear un valor duradero y construir algo que sea importante a largo plazo", indica a este periódico un portavoz de Neura Robotics. "El valor real no proviene de las piernas, proviene de las manos, los brazos y el cerebro que hay detrás de ellos, y ahí es precisamente donde se centra nuestra atención”.

NeuraGYM, el primer centro físico de entrenamiento en IA para robots

La especialización de Neura se centra en el desarrollo de robots cognitivos como 4NE1. Desde la compañía insisten en la necesidad de contar con "datos de entrenamiento cualificados, ya que los robots basados en IA necesitan aprender de experiencias reales para funcionar de forma fiable y eficiente”.

Si Internet ofrece una enorme cantidad de datos para el entrenamiento de los LLMs, se necesitan "datos procedentes de la interacción física con personas y objetos reales, ya sea en el mundo industrial o en el cotidiano, que siguen siendo relativamente escasos".

Para liderar el entrenamiento de esta nueva IA robótica, desde la empresa alemana están creando lo que llaman NEURAGym, "áreas de entrenamiento donde los robots aprenderán tareas de la vida real. Los datos se procesan y comparten a través del ecosistema Neuraverse", para que lo que aprenda un robot cognitivo pueda ser transmitido al instante a cualquier otro. Como en Matrix, pero en su versión robótica y, sobre todo, real como la vida misma.

Estos modelos de aprendizaje, y otros como Helix de Figure o el que prepara Tesla para Optimus gracias a los datos y grabaciones procedentes de sus coches, allanarán el camino para que los robots humanoides dejen de aparecer solo en vídeos y empiecen a ser vistos como algo normal en las calles, las fábricas o los entornos domésticos.

Un robot 4NE-1 realizando trabajo peligroso

Un robot 4NE-1 realizando trabajo peligroso Neura Robotics Omicrono

Desde Neura se muestran convencidos de ello. “En cinco o diez años, nuestro trabajo cotidiano será notablemente diferente. Los robots se habrán convertido en una parte natural de muchos equipos, ya no aislados detrás de vallas, sino trabajando codo con codo con las personas”.

En Boston Dynamics son más prudentes, pero tienen muy clara la hoja de ruta. “El camino hacia un robot humanoide verdaderamente multipropósito será largo y difícil, y aún quedan varios años por delante", señala Jackowski.

"Creemos que el camino desde la industria nos llevará al sector servicios, donde empezaremos a ver robots móviles en tiendas minoristas, restaurantes, hospitales, escuelas y oficinas comerciales. Después, estaremos listos para el hogar”.

Yann Le Cun, uno de los 'padres' de la inteligencia artificial y científico jefe de IA en Meta, ha levantado una considerable polémica al afirmar en una conferencia que "el gran secreto de la industria [de los robots humanoides] es que ninguna de esas empresas tiene ni idea de cómo fabricar robots lo suficientemente inteligentes como para que resulten útiles".

Aunque son adecuados para tareas específicas, según Le Cun todavía se necesitan "una serie de importantes avances" para su uso doméstico.

En ese escepticismo (o realismo, según se mire), coincide con Carlos Balaguer. Para el experto en robótica español, además de la toma de decisiones en tiempo real, uno de los mayores obstáculos para la llegada definitiva de los robots humanoides a nuestra vida cotidiana tiene que ver con la seguridad.

"Una cosa es un robot en una fábrica o en un almacén y otra cosa muy distinta es tener el robot en tu casa. Aparte de cuestiones como la privacidad, si hay un accidente, ¿de quién es la culpa? ¿Del que lo fabrica, de quien lo explota, del usuario final…?", se pregunta Balaguer.

Por si acaso, las compañías de seguros ya están trabajando en ello. China Pacific Insurance (CPIC) ha lanzado el primer producto de seguros diseñado exclusivamente para robots humanoides. Ya lo decíamos al principio: el progreso tecnológico es tozudo y aparentemente imparable.