Montaje de una mujer con referencias a Silicon Valley.

Montaje de una mujer con referencias a Silicon Valley. C.F. y Gemini Omicrono

Tecnología

El espionaje de 'The Americans' llega a Silicon Valley: mujeres chinas y rusas buscan marido e hijos para robar secretos 'tech'

Aumentan los casos de 'trampas amorosas' usadas para engañar a directivos y empleados de empresas tecnológicas y robar propiedad intelectual.

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La leyenda en torno a Mata Hari, la espía que supuestamente ejercía como agente doble utilizando la seducción en los albores de la Primera Guerra Mundial, llega hasta el día de hoy. Y sus métodos parece que también, pero multiplicando sus efectos y capacidades en la era de Pegasus y la hiperconexión digital.

Más allá de tácticas cibernéticas, como el ejército de hackers norcoreanos infiltrados como trabajadores remotos para atacar a empresas occidentales, lo que más preocupa en Silicon Valley y en el gobierno de EEUU es cómo agentes chinos y rusos están aprovechando sus ‘encantos’ para hacerse con algunos de sus secretos industriales y militares mejor guardados del país.

Según revelan fuentes del sector y expertos en contrainteligencia al diario británico The Times, la técnica de la honeycomb trap o ‘trampa amorosa’ está siendo usada de forma reiterada y sistemática por Rusia y China para espiar y robar todo tipo de información tecnológica reservada.

Uno de los ejemplos que destaca el artículo es el de James Mulvenon, director de inteligencia de Pamir Consulting, una firma que realiza evaluaciones de riesgo para empresas estadounidenses que invierten en China.

Mulvenon no sólo ha recibido “una enorme cantidad de solicitudes muy sofisticadas en LinkedIn de jóvenes chinas atractivas”, sino que denuncia la presencia de dos de estas mujeres en una conferencia empresarial celebrada en Virginia. “No las dejamos entrar, pero tenían toda la información [sobre el evento]”, señala.

Lo que podría ser una simple anécdota es, según este analista del espionaje en los Estados Unidos durante 30 años, “un extraño fenómeno al alza".

En sus casos más extremos, una nueva versión de lo que hicieron Andrey Bezrukov y Elena Vavilova, agentes durmientes de la KGB que vivieron infiltrados en Estados Unidos desde los años 80 hasta 2010, con dos hijos que desconocían la verdad sobre sus padres. Su figura inspiró la serie The Americans y, por lo que parece, también a una nueva generación de espías chinas y rusas.

Una doble vida

No es ningún secreto que Pekín y Moscú llevan años realizando operaciones cibernéticas a gran escala, capaces de hacer inservibles las fronteras internacionales. Christopher Wray, director del FBI, advirtió a principios de este año que China podría desplegar hackers que superaran en número al personal cibernético de su propia agencia en una proporción de "al menos 50 a 1".

El propio FBI confirmó el año pasado que hackers chinos habían conseguido atacar telecomunicaciones y redes gubernamentales de EEUU, y que el grupo que puso en jaque agencias de todo el mundo aprovechando una vulnerabilidad de Microsoft era Silk Typhoon, vinculado con el gobierno chino.

Montaje con la bandera de China y líneas de código.

Montaje con la bandera de China y líneas de código.

Pero los objetivos y las técnicas se han ampliado y no dependen únicamente de tipos con capucha que escriben código malicioso, ni tampoco de espías entrenados en Shanghai o San Petersburgo.

En los últimos años, tanto los servicios secretos rusos como los chinos han recurrido a ciudadanos de a pie, desde inversores hasta académicos, para infiltrarse en empresas e instituciones de Europa y EEUU. Y sus objetivos no son siempre directivos o políticos, sino trabajadores con acceso a materiales e información sensible.

Uno de los casos más recientes es el del ingeniero Chenguang Gong, de 59 años y con doble nacionalidad china y estadounidense. En julio de este año, fue arrestado por el robo en 2023 de más de 3.600 documentos clasificados desde su puesto durante solo 15 días en un contratista de Defensa con sede en Silicon Valley.

Los archivos incluían información sobre dos sofisticados tipos de sensores utilizados para la detección y el seguimiento de amenazas desde el espacio, como misiles balísticos e hipersónicos, y fueron transferidos a China. Gong se ha declarado culpable y ahora espera sentencia, que puede ser de hasta 10 años de cárcel.

“Nuestros adversarios, en particular los chinos, están utilizando un enfoque que abarca a toda la sociedad para explotar todos los aspectos de nuestra tecnología y el talento occidental”, explica un experto de contrainteligencia estadounidense. Y eso los hace mucho más difíciles de detectar.

El caso más llamativo es el de una "hermosa" mujer rusa que trabaja en una empresa aeroespacial y se ha casado con un colega estadounidense. Bajo este presente aparentemente inofensivo, su pasado escondía numerosos secretos, más propios de una novela de John Le Carré.

Según la investigación del experto consultado por The Times, esta moderna Mata Hari atendió durante su juventud a una academia de modelos y, posteriormente, a "una escuela de poder blando ruso". Después, se perdía por completo su pista durante una década, hasta su definitiva reaparición en EEUU como experta en criptomonedas.

Una vez en el país occidental, y con un objetivo ya identificado, abandonó la 'fachada' de las criptomonedas para "tratar de llegar a lo más alto de la comunidad de innovación militar-espacial", mientras "el marido no se da cuenta de nada".

"Aparecer, casarse con un objetivo, tener hijos con él y llevar a cabo una operación de recopilación de información durante toda la vida... Es muy incómodo pensar en ello, pero es muy frecuente", señala esta misma fuente al diario británico.

Estas prácticas son un auténtico agujero negro para la economía estadounidense. Según un informe del Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales (CSIS) , el robo de propiedad intelectual supone unas pérdidas anuales de 600.000 millones de dólares para EEUU. Y se extiende también a la captación de inversiones y la financiación de las startups tecnológicas.

Gran final del concurso para starups PHBS-CJBS de la Universidad de Pekín

Gran final del concurso para starups PHBS-CJBS de la Universidad de Pekín PEKIN UNIVERSITY HSBC BUSINESS SCHOOL Omicrono

Estas empresas emergentes suelen acudir a concursos de inversores chinos, que ofrecen premios en metálico y promesas de futuras inversiones a cambio de trasladar la propiedad intelectual y las operaciones a China.

Hay estrategias más retorcidas, como la financiación de startups apoyadas por el Pentágono para que la propiedad extranjera supere el umbral legal, lo que hace saltar las alarmas del Departamento de Defensa. Esto provoca que retire su inversión e impide que el gobierno estadounidense tenga acceso a innovación clave.

Jeff Stoff, analista de seguridad, indica que China explota hábilmente los vacíos legales de esta guerra económica llena de subterfugios. "Es como el Salvaje Oeste ahí fuera", denuncia.

Influencia y chantaje

El fenómeno no va en una única dirección. Desde China también han denunciado recientemente modus operandi similares por parte de supuestos agentes estadounidenses y europeos.

El pasado mes de julio, un portavoz del Ministerio de Seguridad de Estado (MSS), el servicio chino de contrainteligencia que funciona como un híbrido entre el FBI y la CIA, anunció que habían sido desmantelados tres complots de espionaje.

“Algunos funcionarios han causado efectos perjudiciales al filtrar secretos debido a su falta de convicción, un sentido de la disciplina debilitado y una conciencia relajada de las normas... perjudicando la seguridad y los intereses nacionales”, afirmó.

El más llamativo de estos casos parece salido de una película de espías: un funcionario chino cayó en una “trampa amorosa meticulosamente diseñada” mientras viajaba al extranjero por motivos de trabajo.

“Incapaz de resistirse a la seductora belleza de la agente de inteligencia extranjera”, el empleado público fue chantajeado con “fotos íntimas” y obligado a entregar documentos oficiales una vez de vuelta en China. Se ha librado de la pena de muerte por los pelos y su castigo han sido 5 años de cárcel por revelación de secretos,

En la versión actualizada del clásico kompromat de la KGB. Este término describe los materiales comprometedores, generalmente asociados a conductas sexuales, que los espías rusos obtienen de figuras relevantes, sobre todo políticas, para chantajear a las víctimas o asegurar su lealtad a cualquier precio.

Europa no se queda al margen. En 2024, tres ciudadanos alemanes fueron detenidos por intentar vender tecnología militar sensible a China. Pocos días después, un colaborador de Maximilian Krah, un diputado alemán de extrema derecha del Parlamento Europeo, también fue detenido y acusado de trabajar en secreto para el gobierno chino.