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Tim Cook en la toma de posesión de Donald Trump en 2025 Reuters Omicrono

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Extrabajador de Google, alto y claro a por qué no se fabrican teléfonos en EEUU: "El 'Made in America' no tiene gancho"

Antiguos directivos y responsables de las ventas del Moto X explicaron que el mercado estadounidense es "excepcionalmente difícil".

Más información: El iPhone, gran perjudicado por los aranceles de Trump: su precio podría dispararse casi un 50% en EEUU, según un analista

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Uno de los muchos hechos que han marcado la reciente presidencia de Trump en EE.UU (y que han influido a España) son las presiones del presidente para que Apple fabrique sus móviles en su tierra natal. Lo cierto es que la historia nos demuestra lo complicado que es esto.

Un informe de Fortune recoge las declaraciones de ciertos extrabajadores y directivos de Motorola, en la época en la que estaba bajo el paraguas de Google y con su CEO de entonces Rick Osterloh. Estas declaraciones dejan claro que fabricar un teléfono en Estados Unidos es, como mínimo, complicado.

Y no fue por entusiasmo ya que la propia Motorola, cuando anunció la fabricación del Moto X en Estados Unidos, dejó claro que era imposible según la "opinión general". Más de 10 años después desde este suceso ocurrido en 2013, la historia podría repetirse.

Fabricar un móvil en EEUU es una odisea

La historia comienza con Motorola Mobility, el fabricante de smartphones mítico ahora comprado por Lenovo que fue adquirido por Google en agosto de 2011. Solo dos años después, Google buscaba fabricar el Moto X en suelo yanki.

Cinco exempleados de Motorola, ante las crecientes presiones y amenazas que Trump ha vertido contra Apple en pos de obligarla a fabricar parte de sus iPhone en Estados Unidos, han explicado las complicaciones que sufrieron.

Moto X: Personalización, batería, cámara, curiosidades, benchmarks y mucho más

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Lo primero que hay que destacar es que si bien el proyecto fue recogido con entusiasmo, los resultados en ventas y logística acabaron por defenestrar las ventas de un dispositivo que aspiraba a vender millones en Estados Unidos.

La fábrica estaba situada en Fort Worth, Texas, y tenía una línea de ensamblaje por la que comenzaron a pasar los coloridos componentes de un Moto X que se vendió como la alternativa patriótica a otros dispositivos fabricados en países extranjeros.

Las ventajas principales que tenía esta fabricación incluían una mayor rapidez a la hora de entregar los teléfonos ya ensamblados y ahorrarse los gastos de envío. Cabe aclarar que los trabajadores solo se encargaban del ensamblaje final; los componentes se traían desde Asia.

Sin embargo, esto venía con sus taras. La mano de obra era mucho más cara; tres veces ás que China. Se compensó con las buenas ventas iniciales y sobre todo por los contratos con operadores que garantizaron la producción básica e inicial.

A esto se le sumó una incipiente escasez de ingenieros cualificados en Estados Unidos que solucionaran algunas de las asperezas de la fabricación del Moto X. Se reclutaron importantes talentos de otros países y se les trasladó a Texas, con el coste monetario que ello supone.

Por otro lado, la instalación de Texas requirió una buena cantidad de equipos especializados que se importaron desde China, como cintas transportadoras, maquinaria, etcétera. Algunos componentes como las cubiertas de plástico se hacían a mano.

Motorola Moto X de 2014.

Motorola Moto X de 2014.

La recepción final de este teléfono fue mixta. Primero, su precio de 579 dólares echó para atrás a muchos, mientras que otros aspectos del dispositivo no convencían. Eran ejemplos sus pantallas o sus opciones de almacenamiento de 16 GB para el modelo básico.

La producción se llegó a posicionar en la cifra de las 100.000 unidades semanales, con entregas prometidas de 4 días. El entusiasmo inicial se esfumó para dar paso a unas ventas irrisorias, que obligaron a bajar el precio del móvil y a reducir tanto plantilla como la propia producción.

Mark Rose, director senior de gestión de productos de Motorla en ese momento y que ahora es consultor capacitador de gerentes, dijo lo siguiente: "una de las lecciones aprendidas fue que el ensamblaje en Estados Unidos no tenía eco".

Básicamente y a ojos de los directivos, el que este móvil se fabricase o no en suelo americano no tenía impacto alguno sobre las ventas, pero sí en sus bolsillos. Por si fuera poco, las ventas de iPhone en aquellos años frenaron por completo las ansias de Motorola de vender millones de unidades.

Motorola Moto X con dos nuevos acabados en madera.

Motorola Moto X con dos nuevos acabados en madera.

El final de la historia ya lo conocemos. Google vendió Motorola a Lenovo en 2014 por 2.900 millones de dólares y se cerró por completo la línea de ensamblaje del Moto X, trasladando su producción a China y Brasil.

Rick Osterloh, en declaraciones tras el cierre de la planta de Fort Worth cuando era CEO de Motorola Mobility, explicó que "el mercado norteamericano era excepcionalmente difícil". Randall, eso sí, niega que el fracaso del teléfono tuviera que ver con su fabricación en Estados Unidos.

El caso de Apple

Obviamente es imposible comparar el caso directo del iPhone con el del Moto X. Apple es una empresa muchísimo mayor, con una capacidad mucho más amplia en cuanto a recursos y tiene los medios suficientes para adaptar su producción a Estados Unidos.

Trump y el CEO de Apple, Tim Cook, en la sede de la compañía en Austin, Texas.

Trump y el CEO de Apple, Tim Cook, en la sede de la compañía en Austin, Texas. Tom Brenner Reuters

El problema es que si bien no se pueden aplicar los casos de los Moto X y similares a los iPhone, sí que se pueden sacar varias lecciones. Recordemos que actualmente Apple está trayendo iPhone de India a Estados Unidos para evitar los aranceles de la guerra comercial.

Es un hecho que fabricar teléfonos en Estados Unidos sale más caro, con unos mayores costes tanto laborales como de cadena de suministro, a los que hay que añadir unos proveedores nacionales más limitados.

Así, si Apple decidiera fabricar sus teléfonos en Estados Unidos, el precio de los iPhone tendría que subir. Algunos analistas estiman que los precios podrían superar los 1.500 e incluso los 3.000 dólares en tal caso, haciéndolo completamente inviable.

El presidente de los Estados Unidos ha presionado enormemente a Apple para que repatrie la mayoría de su producción desde Asia amenazándola con importantes aranceles. En respuesta, Apple ha prometido invertir grandes cantidades monetarias en el país durante 4 años.