La tendencia tecnológica tenía que hacer orientado hacia la transformación de la moneda física a la moneda digital, pero aún no ha ocurrido.

En pleno 2017, casi a finales de año, aún predominan los pagos en metálico. De hecho, el 85% de las transacciones son en metálico, siendo únicamente le 15% transacciones con tarjeta u online. Si profundizamos aún más en los datos, solo el 2% usa pagos móviles.

Por qué eliminar el dinero físico

Pero piénsalo: gran parte de los teléfonos móviles de hoy en día tienen incorporados los pagos móviles. Puede que tengas uno y ni siquiera lo sepas. Con que tengas NFC, casi seguro que se puede. Hablamos no solo de iOS, sino también de Android. Además, incluso muchos relojes inteligentes también permiten realizar pagos mediante NFC.

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Y si no, casi al 100% seguro que tienes una tarjeta de crédito/débito. Solamente en nuestro país hay un total de 65 millones de plásticos, mientras que somos en España 44 millones de personas, por lo que, aún teniendo en cuenta a los menores de edad, cada español tiene 1,5 tarjetas en su posesión.

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Por otro lado, ¿qué comercios no aceptan hoy en día pago con tarjeta? Casi todos permiten pagar mediante tarjeta o pagos móviles, aunque no todos ellos aceptan micropagos. De los grandes, todos. Pero, de los pequeños, algunos piden 3 o 5 euros como mínimo, aunque existe una tarifa plana que no funciona por comisión, por lo que podemos comprar incluso algo de 0,05 céntimos con tarjeta (esto depende del comercio).

Es más cómodo no llevar dinero encima

Uno de los principales motivos está muy claro: es muy incómodo llevar una cartera con monedas y miles de tarjetas, sobre todo en pantalones ajustados. Además, también es bastante más cómodo pues no tenemos que estar contando el dinero (con lo que se pierde tiempo, además de poder equivocarse), por lo que las transacciones son más seguras.

Por seguridad

El dinero físico puede se sustraído físicamente. El dinero virtual, en cambio, no. O no al menos no te lo sustraen a ti, sino a la entidad financiera en la que esté alojado; y eso si se consiguen saltar los sistemas de seguridad.

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Se evita el blanqueamiento de financiación ilegal y evasión de impuestos

La economía ilegal sería uno de las grandes afectadas por la implantación del dinero virtual. Se acabaría, en gran medida, el blanqueo de capitales, la financiación ilegal de partidos políticos y de organizaciones, el pago en negro (economía sumergida) y muchos otros trapicheos que podrían evitarse simplemente obligando a la gente a explicar todo el dinero que sale o entra de su cuenta virtual.

Se elimina el coste de producción de la moneda

La moneda física tiene un coste. Fabricar monedas y billetes cuesta dinero, y mucho: investigación y desarrollo en diseñar nuevos sistemas de seguridad, coste del papel moneda y metales necesarios, coste de la maquinaria usada y coste de todos los recursos humanos que se necesitan movilizar.

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Con la moneda virtual simplemente sería necesario invertir en un sistema seguro y fiable, probablemente basado en el blockchain, como el Bitcoin y otras criptomonedas. De hecho, es uno de los métodos más seguros que se conoce a día de hoy para poner en práctica esta idea. Por otro lado, también se tendría que mantener la infraestructura virtual; aunque sigue siendo inferior al coste fijo que hay que incurrir en la fabricación de cada moneda.

Se reduce o elimina la falsificación

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La falsificación del papel moneda es otra de las grandes pegas de la moneda física. A pesar de que no se puede falsificar el papel moneda el 100%, la falta de conocimiento de muchos puede dar lugar a que entren en circulación cientos millones de euros falsos cada año en el mercado.