Un equipo de científicos se ha inspirado en las plantas para mejorar la vida de las baterías.

Ya sabéis lo que se dice, la naturaleza es sabia; tanto, que alberga los secretos que llevamos generaciones buscando. Curiosamente, uno de ellos tiene que ver con la vida útil de una batería.

Las baterías de ion de litio son la opción “menos mala” que tenemos en la actualidad; al menos hasta que desarrollos con materiales “milagrosos” lleguen a buen puerto.

Fijándose en las plantas para mejorar la vida de las baterías

Mientras tanto, la alternativa es mejorarlas lo máximo posible; y el secreto para conseguirlo puede estar en las hojas de las plantas. En concreto, en los vasos que se encargan de transportar la savia para realizar la fotosíntesis.

Estas “venas” han sido usadas por científicos provenientes de China, Reino Unido, EEUU y Bélgica para desarrollar un prototipo de batería que dura más y es más potente.

La clave de la investigación estuvo en imitar lo mejor posible el proceso por el cual la savia transcurre por el tejido vascular. Para ello tuvieron que desarrollar un material especialmente poroso; pero además, debía contener poros de diversos tamaños, no podía ser uniforme.

oxido zinc

Los científicos usaron este material para repartir nanopartículas de óxido de zinc por una red de canales; la variación de tamaño de los poros actuó de manera similar a la de los vasos de una hoja.

Usando un proceso basado en la evaporación, los científicos consiguieron aumentar considerablemente la transferencia de nanopartículas, pero sin aumentar la cantidad de energía necesaria para ello.

Las hojas ocultan los planes para las baterías del futuro

Al aplicar este concepto a una batería de ion de litio, la mejora en la transferencia de nanopartículas se tradujo en una mejora en la vida de la batería.

hoja 2

El estrés sufrido por los electrodos fue reducido considerablemente, y la capacidad se multiplicó por 25; además, la recarga fue más rápida.

Los científicos también aplicaron el concepto a la fotocatálisis (absorción de luz) y la detección de gases. Pero es en el sector de las baterías donde tendría un mayor impacto en nuestro día a día.

La mayor complicación está en los materiales usados; sería necesario aumentar espectacularmente la producción de nanopartículas de óxido de zinc, para empezar.

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