Un proyecto financiado por la UE pretende crear bio-híbridos, una mezcla de robot y planta que permitirá crear edificios verdes.

El término “cíborg” está de moda, sobre todo como sinónimo de ser humano modificado con tecnología punta; sin embargo, los humanos no somos los únicos que podemos saltarnos los límites de nuestros cuerpos usando hardware.

Flora Robotica, mezclando plantas con robots

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Además de los animales, las plantas también podrían mejorar y adaptarse mejor a nuestras necesidades usando la tecnología; el proyecto Flora Robotica dedicará cuatro años a investigar cómo es posible.

Ha sido formado por grupos de investigación de Polonia, Dinamarca, Alemania y Austria; el objetivo es ver hasta dónde puede llegar la idea de bio-híbridos, mezcla de planta y robot.

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En los cíborg, el humano o animal es el que mantiene el control y es mejorado por el hardware; en cambio, los bio-híbridos serían el resultado de una relación simbiótica entre plantas naturales y sistemas artificiales, que crearían una “sociedad” propia.

Suena extraño y más propio de un libro de ciencia ficción, pero tiene cierta base; tanto, que han conseguido convencer a la Unión Europea para financiar el proyecto. Hay un buen motivo, y es que estas sociedades serían la base para llenar nuestras ciudades de verde.

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Conforme las grandes ciudades se expanden, la cantidad de espacios verdes está perdiendo su condición de prioridad; una alternativa, en vez de poner parques, es que las plantas-robot se adapten al entorno y sean capaces de crecer en nuestros edificios. Por ejemplo, en los tejados o incluso dentro de las propias casas.

Cómo el uso de bio-híbridos puede crear ciudades más verdes

Estos “jardines distribuidos” unirían las capacidades naturales de las plantas con la dirección de los robots, que tomarían las mejores decisiones; por ejemplo, un bio-híbrido podría ser capaz de crecer partes concretas de su cuerpo para captar mejor los rayos del sol.

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Sensores y actuadores incorporados no solo trabajarían con los de las propias plantas; también con los de otras plantas gracias a una red inalámbrica. La parte robótica también se encargaría de asegurarse de que las plantas están creciendo como deberían, y ayudar si es necesario.

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En nuestros hogares, podríamos usar una app para controlar estas plantas; por ejemplo, para crear unas sillas naturales en nuestra terraza. De cara al futuro lejano, incluso podríamos disfrutar de agricultura urbana; en la que pudiésemos cultivar nuestras propias frutas y verduras en enormes jardines verticales que creciesen en los edificios.

Una visión de futuro de una ciudad verde que suena muy bien; aunque por el momento al proyecto de Flora Robotica aún le quedan un par de años de investigación.

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