A menudo tendemos a visualizar a los caracoles como animales bastante asquerosos, con una apariencia un tanto insulsa.

Sin embargo, que los caracoles de jardín comunes sean los que vemos con más asiduidad no significa que no existan otros, como veremos en con nuestro animal de la semana de hoy.

Y es que esta vez vamos a hablar del caracol lengua de flamingo, un molusco típico del Mar Caribe cuya apariencia, especialmente bonita y llamativa está llevando a que se encuentren en peligro de extinción, debido al gran número de capturas para acuarios a las que se ven sometidos.

El caracol lengua de flamingo, el payaso del fondo del mar

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Cyphoma gibbosum, más comúnmente conocido como caracol lengua de flamingo es un colorido molusco, característico del Océano Atlántico, especialmente de la zona del Mar Caribe.

De forma alargada y con una pequeña cresta, sus colores van desde el color crema de la base del caparazón hasta las manchas anaranjadas y blancas, enmarcadas en rayas negras, de su parte superior.

Tiene un tamaño reducido, que no suele superar los 44 milímetros de longitud, ni los 35 milímetros de caparazón, que se encuentra oculto por un manto.  Y es que no puede ser más grande debido a su dieta, que se basa en corales blandos y gorgonias, de las que se alimenta hasta dejar sólo el esqueleto.

En cuanto a su reproducción, también tiene lugar en torno a las gorgonias, pues las hembras depositan los huevos sobre ellas; de modo que, una vez que nacen las larvas, quedan adheridas a los corales, alimentándose del plancton circundante.

Los acuarios y la extinción que acecha al caracol lengua de flamingo

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Debido a su bonita apariencia, el caracol lengua de flamingo es un animal muy deseado por los amantes de los acuarios, que los recolectan de forma excesiva.

Lo más triste de todo es que conseguir gorgonias suficientes para mantenerlos es complicado, por lo que a menudo no sobreviven en los acuarios, haciendo su captura aún más inútil si cabe.

Por eso, los verdaderos amantes de la fauna marina deberían dejarlos vivir en su hábitat y no condenarlos a una muerte segura encerrados entre paredes de cristal. Al fin y al cabo, si queremos verlos siempre podremos admirarlos en vídeos como éste.