El sistema inmune humano ha demostrado tener relación con diferentes zonas del organismo, por paradójicas que parezcan.

Por un lado, el sistema inmune demostró una conexión con el sistema nervioso. Era una teoría que un estudio publicado en Nature recientemente demostró: El sistema inmune afecta al suministro sanguíneo del cerebro. Pero las cosas no se quedan ahí, sino que el sistema inmune también tiene más conexiones, como por ejemplo a nivel psicológico.

Al menos así lo afirma un reciente estudio llevado a cabo por los investigadores de la Universidad de Virginia y la Escuela de Medicina de la Universidad de Massachusetts, cuyo estudio de ha publicado recientemente también en la prestigiosa revista Nature: Existe una relación entre el sistema inmune y el comportamiento humano.

El sistema inmune y el comportamiento humano: ¿Una relación demostrada?

Según los investigadores, sus hallazgos tendrían implicaciones en algunos trastornos como la esquizofrenia o los trastornos del espectro autista. De hecho, otro estudio anterior ya había sugerido que el sistema inmune tenía mucho que decir en las enfermedades mentales.

Esta vez, los científicos norteamericanos se centraron en una molécula específica del sistema inmune llamada interferón gamma, la cual se activa durante los comportamientos sociales de los animales. Cuando dicha molécula se bloqueó genéticamente en ratones, sus cerebros se volvieron hiperactivos, evitando de forma específica las áreas cerebrales destinadas a la interacción social.

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En definitiva, el bloqueo del interferón gamma provocó que los roedores interactuaran menos con su entorno, a pesar de que estos animales son conocidas criaturas sociales. Asimismo, la reintroducción de la molécula del sistema inmune disminuyó la hiperactividad, a la vez que restauró el comportamiento social de los animales.

¿Por qué existe esta relación entre el sistema inmune y el comportamiento social?

Según los investigadores, la causa de esta relación entre el sistema inmune y el comportamiento social podría ser evolutiva: Relacionarse con la gente y con los microorganismos patógenos aportaría un bienestar social, necesario para la supervivencia.

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Como ya sugirió un estudio reciente realizado en Bélgica, nuestro sistema inmune se adapta al de nuestra pareja con la convivencia. Esto podría darse también con la convivencia diaria con nuestros amigos o compañeros de trabajo, potenciando nuestra respuesta a posibles enfermedades.

De hecho, los investigadores llegan a sugerir que parte de nuestra personalidad podría estar dictada por nuestro sistema inmune, el cual a su vez se ha ido modificado mediante la adaptación a los patógenos y a la convivencia con otros seres humanos.

Evidentemente, todo esto solo ha podido ser comprobado en ratones, por lo que la correlación entre el sistema inmune y el comportamiento en seres humanos carece de evidencia en la actualidad, pero los científicos creen que sí existirían implicaciones en los trastornos sociales humanos.