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Por qué escuchar música triste nos hace felices

El tipo de música que escuchamos es un claro reflejo de nuestras emociones, pero con la música triste pasa algo excepcional: nos hace sentir felices.

17 julio, 2016 18:00

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El tipo de música que escuchamos es un claro reflejo de nuestras emociones, pero con la música triste pasa algo excepcional: nos hace sentir felices.

Si salimos a hacer un poco de deporte seguramente elegiremos una lista de reproducción cañera, con música que nos motive y nos cargue las pilas. En un día lluvioso y gris pega lo que pega: una playlist con tus canciones más melancólicas y tristonas. Sin embargo, este tipo de canciones no nos sumirá en una profunda depresión (cómo puede que plasme el cantautor en sus letras) sino que puede conseguir el efecto opuesto, hacernos más felices.

No entendemos bien este hecho, pero los investigadores de la Universidad de Durham en Reino Unido y la Universidad de Jyväskylä en Finlandia han desvelado el motivo por el cual nos sentimos más felices escuchando música triste con un estudio de un total de 2.436 personas.

La música triste mejora nuestro humor

Boton

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Para entender mejor los cambios que producen en nuestro cuerpo la música, vamos a recurrir a la opinión de un experto en el tema, el psicólogo Adrian North de la Universidad de Curtin en Australia, quien afirma que existen 2 explicaciones: una desde la neurociencia cognitiva y otra desde la psicología social.

Un buen ejemplo para la psicología social, es nuestro compañero que tras un examen nos enseña despreocupado su nota, la cual es más baja que la nuestra. Estas experiencias dónde nos encontramos con alguien en peor situación que nosotros, nos ofrece un confort y tranquilidad, haciendo que revaloricemos nuestro trabajo. Con la música pasa igual, al escuchar una canción triste que usualmente es reflejo de los sentimientos del autor, nos sentimos mejor comparándonos con él.

Por su parte, la neurociencia cognitiva ofrece argumentos mucho más sólidos ya que se apoya en los procesos que ocurren en nuestro organismo. Algunos investigadores relacionan la música melancólica a la hormona prolactina, una proteína que participa en la secreción de la leche a través de una interacción con las glándulas mamarias, y de la que se ha descubierto papeles en la reducción del dolor.

La música es una droga (literalmente)

musica guitarra

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Ya que nuestro organismo está continuamente preparándose frente a nuevas amenazas, contempla que afrontemos un evento traumático en nuestra vida y quiere que estemos preparados para hacerle frente. Para conseguirlo se vale de un cóctel de opiáceos que si no ocurre el evento, no tendrán que realizar su cometido y nos darán placer.

Está comprobado, que durante nuestra exposición a la música nuestro cuerpo libera un neurotransmisor asociado con el placer de la comida, el sexo y las drogas: la dopamina. La curioso es que el rango que contiene esta liberación también incluye a la música triste.

Si estas hipótesis no os convencen, un estudio publicado en Psychlogy of Music toma una perspectiva totalmente diferente, basándose en que solemos recurrir a la música triste y melancólica al poseer una belleza no percibida, unas melodías con gran atractivo estético y muy sombrías.

Placer, dolor y confort, son las sensaciones que nos produce

musica-libre

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Todo este popurrí de ideas ha servido a los investigadores del actual estudio para plantear sus bases: la música triste produce en nuestro cuerpo una mezcla de placer, confort y dolor. Mientras que algunas personas recurrían a este tipo de canciones para mejorar su estado emocional, había otro grupo que las evitaba totalmente.

En la revista PLOS ONE los investigadores discutieron que ambos grupos tienen una explicación para acceder o evitar la música melancólica. La principal razón en la que se apoyaban, es que el oyente busca en la música una escapatoria a su situación, conectándola con un recuerdo o un suceso importante en su vida, así no todo el mundo podría aprovecharse de los beneficios de la música melancólica.

La música es un miembro más de nuestra familia. Está por todas partes, nos puede acompañar a cualquier lugar y nos sirve cómo terapia frente a la rutina. Te guste la música que te guste, recuerda que si te evoca alguna experiencia positiva, sus beneficios serán enormes.