Esta semana dejamos a un lado las leyendas de constelaciones zodiacales y pasamos a otra bastante conocida también: la Constelación de Ofiuco.

Aunque, como siempre, hay varias versiones, yo os voy a contar la de un personaje de la mitología griega, medio dios medio humano, cuyas hazañas le valieron que el mismo dios que lo mató lo compensara enviándolo después a las estrellas.

Se trata de Asclepio, un semidios cuya habilidad para resucitar a los muertos le sentó bastante mal a Hades, que se vio obligado a pedir a Zeus que lo matara para no quedarse sin trabajo.

¿Quién era Ofiuco?

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Según una de las leyendas griegas que tratan de explicar el origen de la constelación, Ofiuco no era más que Asclepio, el fruto de las relaciones que tuvieron lugar entre Apolo y la mortal Corónide después de que el dios bajara hasta el mundo de los mortales transformado en un cisne.

Desde muy niño su padre confió su educación al centauro Quirón, del que ya os hablé en la leyenda de Sagitario. El pequeño se convirtió en un alumno aventajado en todo lo que a medicina se refería, hasta el punto de ser capaz de resucitar a los muertos. Además, poco a poco fue creando una familia de curadores, ya que su mujer y sus hijos también se convirtieron en verdaderos expertos de la medicina.

Así; su mujer, Epíone, calmaba el dolor, sus hijos Higea, Panacea y Teseforo era símbolos de la prevención, el tratamiento y la convalecencia y sus dos otros hijos, Macaón y Podalirio, eran considerados protectores de los médicos y los cirujanos.

¿Cómo pasó Asclepio a convertirse en la Constelación de Ofiuco?

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Su ascensión al firmamento se debió a lo que a día de hoy sería un claro caso de intrusismo laboral. Como os decía, Asclepio poco a poco fue mejorando sus artes curativas hasta convertirse en un verdadero profesional en la resurrección de los muertos. Esto preocupaba enormemente a Hades, dios del inframundo, ya que cada vez tenía menos trabajo, por lo que decidió hablar con Zeus, advirtiéndole que si las cosas seguían así el inframundo se quedaría vacío y se alteraría el orden del mundo.

Por eso, el padre de todos los dioses decidió acabar con la vida de Asclepio, matándolo con un rayo. Sin embargo, era consciente de que sus poderes curativos le convertían en alguien único que debía ser recordado eternamente, por lo que lo envió a las estrellas, junto a su mentor, Quirón. Allí, formó la constelación de Ofiuco, rodeado de una serpiente, que se consideraba el símbolo de la vida renovada.

Curioso el modo de actuar de Zeus. Te mato, pero te mando a las estrellas. Sea como sea, nosotros agradecemos la belleza de estas historias y esperamos que las recreéis en vuestra mente cuando os encontréis mirando el firmamento.