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Tecnología

Los conductores de Uber, ¿son autónomos, asalariados, o qué?

La gran duda de si los conductores de Uber son trabajadores autónomos o asalariados continúa. Un síntoma de que el mercado aún no acepta estos servicios.

10 mayo, 2016 16:03

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Hay una gran duda sobre si los conductores de Uber son trabajadores autónomos, o por el contrario son asalariados de la compañía.

Es apropiado decir que servicios como Uber han revolucionado el mercado, tanto, que ha pillado un poco por sorpresa a los reguladores, que no tenían leyes apropiadas para regularizar este tipo de transporte público ajeno a los taxis.

Por eso, durante los primeros meses y años del servicio, los conductores de Uber podían ser autónomos, pero desde luego no era algo que la propia Uber fomentase, ya que por aquel entonces quería dar la imagen de ser un servicio colaborativo, en el que particulares podían ayudarse mutuamente.

La duda de si conductores de Uber son trabajadores autónomos

Todo eso terminó con las protestas de los taxistas y otros sectores afectados por la repentina popularidad de Uber, que fue prohibido en muchos países (incluido España). Desde entonces la compañía ha cambiado su estrategia, intentando adaptarse a las leyes de cada país como ha podido, y para ello ha tenido que cambiar cómo trata a sus conductores.

uber protestas

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El efecto negativo de estas prohibiciones lo han sufrido más los propios conductores que los servicios; la mayoría de los conductores era gente que tenía que ir a un sitio igualmente y no le importaba llevar a alguien más, pero esa idea tan bonita de aplicar la colaboración de Internet a la vida real fue destruida por las protestas y legisladores fácilmente manipulables.

El panorama que ha quedado es el de un mercado fragmentado, en el que cada servicio lucha por sobrevivir a su manera.

La derrota de Uber ante los conductores fue toda una victoria a largo plazo

uber-madrid-02

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En el caso de Uber, el mes pasado consiguió una victoria en EEUU que podría aplicarse al resto del mundo. Una demanda de los conductores de Nueva York y Connecticut contra Uber acabó con el pago de 88 millones de euros, pero gracias a este acuerdo la compañía podrá seguir considerando a los conductores como autónomos y no como asalariados, con todo lo que ello conlleva (seguro médico en EEUU, por ejemplo).

Es pronto para decir si este esquema se aplicará al resto del mundo; cuando Uber volvió a España el pasado marzo, lo hizo basándose en que los conductores deben tener licencias VTC.

La licencia VTC es la de alquiler de vehículos con conductor; es decir, que son considerados profesionales que pueden alquilar su coche y conducirlo para los usuarios de Uber, no son particulares que da la casualidad de que están pasando por ahí; en ese sentido, Uber ya es más parecido a un servicio de taxis tradicional, y recae en el conductor el peso de llevar su propio negocio, mientras que Uber sólo hace de intermediario.

Qué suponen las licencias VTC para los servicios de transporte

La magia se ha perdido de esta manera, ¿verdad? Cabify es un servicio que encontró antes esta solución y lleva un tiempo aprovechándola facilitando el transporte de personas. Pero no es la mejor solución, sobre todo porque hay un límite a la cantidad de licencias VTC que se pueden otorgar: 1 licencia VTC cada 30 licencias de taxi. Conforme estos servicios alternativos recuperen su público, es inevitable que alcancemos otra polémica con este sistema.

blablacar

blablacar

Claro, que la alternativa parece ser perder el negocio. Esta semana empieza el juicio de Confebús, la patronal del transporte de viajeros en autobús, contra Blablacar, un servicio para compartir viajes que lo único que hace es juntar a personas que van a hacer el mismo trayecto.

Por lo tanto, Blablacar no es como Uber, pero eso poco le importa a la patronal, que lo considera competencia desleal pese a que los usuarios no ganan dinero con el servicio.

En definitiva, el mercado de los servicios de transporte va a seguir evolucionando, porque no le queda más remedio frente a los empujes del sector tradicional. La gran pregunta es si una vez que termine esa evolución, seguirá siendo un servicio tan atractivo como ahora o habrá perdido su alma.