revolver

revolver

Tecnología

¿Es posible ser asesino de nacimiento?

¿Qué tienen en común la mayoría de los criminales violentos? Os hablamos de las razones neurológicas y la herencia genética de la violencia.

5 mayo, 2016 20:29

Noticias relacionadas

Es impresionante el grado de violencia al que pueden llegar los actos cometidos por algunos seres humanos.

Robos, violaciones, asesinatos… existe todo un abanico de actos deplorables llevados a cabo por personas que actúan por pura maldad, sin ningún otro propósito que el morbo o la satisfacción que les aportan ese tipo de actividades. ¿Pero qué les lleva a comportarse de esa manera?

Está claro que el ambiente en el que se cría una persona, las creencias que se le impongan o los modelos de conducta que tenga a su alrededor son decisivos a la hora de forjar su personalidad, pero a veces se dan casos de personas que han crecido en unas condiciones ambientales similares y terminan llevando vidas totalmente distintas, hasta el punto de uno mostrar impulsos violentos y el otro no. Por eso, son muchísimos los estudios científicos que se adentran en las causas genéticas y neurológicas de la ciencia, hasta el punto de ser tomadas como atenuante en juicios por delitos violentos.

Una mutación en el gen de la monoaminooxidasa, responsable de la herencia genética de la violencia

asesino

asesino

En 2006, tuvo lugar un brutal asesinato que conmocionó a la población de los Estados Unidos. Su responsable, Bradley Waldroup, fue en busca de su ex mujer, que se encontraba junto a sus hijos y una amiga.

Una vez allí, descerrajó ocho disparos sobre esta última y, tras cortarle la cabeza, corrió en busca de su ex mujer, a la que pensaba someter a esas y otras crueldades; aunque, afortunadamente, consiguió escapar.

Tres años después, Waldroup reconoció el asesinato, mostrándose arrepentido por lo que había hecho y asegurando estar dispuesto a someterse a la pena de muerte.

Sin embargo, su abogado defensor consiguió una sorprendente prueba que le libró de la pena máxima: un análisis de su sangre que demostró que poseía una mutación en el gen de la monoaminooxidasa, una enzima encargada de degradar y eliminar la dopamina y la serotonina, dos neurotransmisores que, en caso de acumularse, dan lugar a una pérdida del control de los impulsos, que desemboca en rabia y agresividad.

Esta mutación se ha encontrado en muchos delincuentes encarcelados por llevar a cabo delitos violentos, por lo que lo de este asesino no era un caso aislado.

El gen se encuentra en el cromosoma X, por lo que es más común encontrar los efectos de la mutación en hombres, debido a que en mujeres, que sí que pueden ser portadoras, el efecto queda enmascarado ante la presencia de otro cromosoma X sano.

Los cambios cerebrales que delatan a un asesino

resonancia

resonancia

Uno de los mayores investigadores en torno a este tema es Kent Kiehl, un neurocientífico que ha dedicado parte de sus estudios al análisis por resonancia magnética de los cerebros de reclusos agresivos.

Curiosamente, en todos los casos se encontró un tamaño reducido de la amígdala y una baja cantidad de materia gris en otras zonas igualmente encargadas del control de los impulsos y el procesamiento de las emociones. 

Con sus resultados, también elabora estudios acerca de las razones biológicas de la psicosis, aunque un psicópata no tiene por qué ser necesariamente violento y eso requiere un artículo aparte.

¿Qué importancia tienen los factores ambientales en el desarrollo de comportamientos agresivos?

libro

libro

Según Daniel Weinberger, investigador de la Universidad Johns Hopkins, los factores ambientales desarrollan un papel muy importante en la exteriorización de los caracteres asociados a los genes, ya que situaciones como el entorno durante la infancia o la educación tienen mucho que ver en que dos personas que tienen exactamente la misma mutación se comporten de formas diferentes.

Al fin y al cabo, como decía José Ortega y Gasset, somos nosotros y nuestras circunstancias, por lo que no sólo los genes condicionan el tipo de persona en la que nos podemos convertir.

Todo esto es lo que dice la ciencia sobre la violencia, pero ahora habría que hacerse una pregunta: ¿es realmente justo eximir a alguien de parte de su pena porque sus genes le llevaron a comportarse como lo hizo? ¿Somos tan sumamente esclavos de nuestro genoma? Sin duda ésta es una pregunta complicada que la ciencia no puede contestar. Al menos de momento. ¿Qué pensáis vosotros?