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Tecnología

¿Por qué es tan difícil dejar de apostar en los juegos de azar?

Os contamos cómo nos "obliga" nuestro cerebro a apostar en los juegos de azar.

15 marzo, 2016 13:05

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Aunque no suframos adicción al juego, si alguna vez decidimos apostar un poco resulta aterradoramente complicado dejarlo en una sola partida.

Sábado por la noche. Tus amigos y tú estáis hartos de hacer siempre lo mismo, así que decidís pensar en una nueva forma de pasarlo bien. Después de varias propuestas optáis por ir a un casino o una sala de juegos. Ninguno de vosotros es un potentado, así que apenas podéis apostar unos pocos euros, pero la experiencia puede ser divertida.

Comenzáis por la máquina tragaperras. Al primer intento os quedáis sólo a una perita de hacer pleno, así que volvéis a probar. Finalmente, gastáis todo lo invertido. Lo mejor sería dejarlo ya, pero es que habéis estado tan cerca… En este momento es cuando un adicto al juego no tendría duda, mientras que alguien sin este trastorno acabaría decidiendo dejarlo; pero, sea como sea, es una decisión complicada. Y es que, mientras creemos que somos nosotros los que estamos jugando, en realidad es la máquina la que juega con nuestro cerebro.

Near-miss effect: ¿por qué no podemos dejar de apostar en los juegos de azar?

tragaperras

tragaperras

Como hemos visto en todos los artículos sobre las adicciones, cuando entramos en contacto con la sustancia o el estímulo en cuestión, se activan los sistemas de recompensa cerebrales, que inician la segregación de la dopamina, una sustancia responsable de la sensación de placer.

Bien, ahora paraos a pensar en cualquiera de esos momentos en los que casi ganáis. Ese vuelco del corazón, esa media sonrisa que no llega a terminar de salir… todo esto es fruto de la acción de la dopanima, que se produce igualmente aunque realmente no hayamos llegado a ganar, llevándonos a saborear el placer de la victoria. Esto es lo que se conoce como Near-miss effect y, por su culpa, es casi inevitable seguir jugando.

Los fabricantes de juegos de azar lo saben y, por eso, las juegos como las máquinas tragaperras o los “rascas” de lotería, siempre nos dejan con la miel en los labios, con el objetivo de conseguir que nos dejemos un poco más de dinero intentando ganar.

¿Por qué nuestro cerebro nos juega esta mala pasada?

musica guitarra

musica guitarra

Aunque no os lo creáis, si  evolutivamente hemos mantenido este “problema” no deja de ser por nuestro bien, pues supone una motivación extra cuando estamos desarrollando una nueva capacidad. Imaginad, por ejemplo,  que estáis intentando tocar una canción en un instrumento. Gracias a este efecto, si conseguís que la canción suene muy parecida a como debe sonar no os rendiréis y seguiréis practicando hasta conseguir vuestro objetivo.

¿Qué le vamos a hacer? La evolución no contó con los casinos.