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El microbio de la semana: Saccharomyces cerevisiae

11 enero, 2016 19:19

Ha sido difícil elegir el candidato para comenzar la sección del microbio de la semana, pero finalmente he llegado a la conclusión de que debía ser Saccharomyces cerevisiae, como agradecimiento por habernos regalado tantas cosas tan ricas.

¿Qué es Saccharomyces cerevisiae?

Saccharomyces cerevisiae es una levadura. A menudo se asocia la palabra “microbio” con bacterias o virus y la palabra “levadura” con ese polvito que se usa para que suban los bizcochos, pero ambos conceptos son mucho más amplios. Las levaduras son hongos microscópicos capaces de descomponer cuerpos orgánicos como los azúcares y los hidratos de carbono mediante un proceso de descomposición denominado fermentación.   Concretamente en Saccharomyces cerevisiae se aprovecha esta característica para la fabricación de productos muy importantes de la industria alimentaria; como el pan, la cerveza y el vino. Además, también es muy útil como modelo en investigación, pues posee las características típicas de las bacterias (crecimiento rápido y facilidad a la hora de dispersar células, replicar cultivos y aislar mutantes) y, además, aporta otras ventajas que éstas no tienen, como la ausencia de patogenicidad y su condición eucariota (su ADN está encerrado en una membrana nuclear), que permite compararlas con células animales.

Fermentación para la elaboración de bebidas alcohólicas

Cuando en el medio en el que se encuentra la levadura existen altas concentraciones de azúcares como la glucosa, la maltosa o la fructosa, éstas realizan el proceso conocido como fermentación alcohólica, que transforma estos azúcares en etanol. Así, son muy útiles para la fabricación de bebidas como el vino o la cerveza, pues se aprovechan los azúcares presentes en la uva para el primero y los resultantes de la descomposición del almidón del cereal, para la segunda.

 Fermentación para la obtención de pan

Aunque pueda resultar extraño, en el pan también se produce una fermentación alcohólica en la que, a partir de los azúcares más simples obtenidos del almidón de la harina, se obtiene etanol y, como producto secundario, dióxido de carbono. El etanol desparece con la cocción, por eso no tenemos lagunas ni mandamos mensajes a nuestras ex parejas después de comer una hogaza de pan, pero el dióxido de carbono sí que se queda favoreciendo que la masa se hinche.

Éste sería un pequeñísimo resumen de las muchas virtudes de nuestro primer microbio de la semana. Esperamos que con esta sección veáis que los microbios no sólo son pequeños bichitos malvados que causan enfermedades, sino que también existen otros muchos que están a nuestro servicio.  ¡Y lo que queda por descubrir!