planeta estrella solar 1

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Tecnología

La Estrella de la Muerte existe, y está destruyendo un sistema solar

Astrónomos han descubierto una Estrella de la Muerte real que está destruyendo poco a poco su sistema solar y que revela secretos sobre las enanas blancas.

22 octubre, 2015 21:38

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Astrónomos han encontrado una Estrella de la Muerte real, que está haciendo estragos en su sistema solar.

Esta enana blanca situada a 570 años luz de la Tierra ha sido captada por el telescopio espacial Kepler K2, especializado en medir el brillo de las estrellas buscando momentos en los que se “apaguen” momentáneamente, es decir, momentos en los que un objeto pase por delante.

De esta manera encontraron un objeto que pasaba cada cuatro horas y media, lo que significa que está a apenas 837.000 kilómetros de su estrella, y que se trata de la primera vez que captamos un astro pasando por delante de una enana blanca.

Créme, no quieres vivir al lado de una Estrella de la Muerte real

No sólo eso, sino que cuando los científicos usaron otros telescopios para adquirir nuevos datos, se dieron cuenta de que no había un sólo objeto, sino que el planeta estaba siendo destruido y sus trozos y el polvo generado le seguían como si fuera un cometa. Se calcula que el astro tiene un tamaño similar a Ceres, el planeta enano más grande del cinturón de asteroides de nuestro sistema solar.

planeta estrella solar 2

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Lo interesante es que esta “cola” de roca y polvo puede ser la clave para resolver uno de los misterios relacionados con las enanas blancas, estrellas que han alcanzado el final de su vida y de las que sólo queda su núcleo, caliente y brillante. Estas enanas blancas suelen tener a su alrededor elementos impropios de su composición, como silicio y hierro, que no podrían haberse formado en su transformación ya que suelen estar compuestas de carbono, hidrógeno, oxígeno y helio.

Los científicos creen tener “la pistola humeante”, la prueba de que estos elementos son los restos de planetas destruidos por las enanas blancas que han acabado con su propio sistema solar.

Fuente | Phys.org