Tecnología

Terapia génica: Una nueva estrategia contra el envejecimiento

11 octubre, 2015 18:01

En los últimos años, científicos de todo el mundo están encontrando en la terapia génica un aliado para combatir el envejecimiento. Esto se debe a que no solo factores como la alimentación o el estilo de vida están implicados en el proceso; también existen proteínas y genes que influyen críticamente en el envejecimiento de la piel, la acumulación de errores en la síntesis de proteínas o en el control del daño oxidativo, todas ellas características importantes del deterioro asociado a la edad.

La telomerasa, un aliado imprescindible en la terapia génica

 

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El objetivo principal de la mayoría de estudios es una enzima llamada telomerasa. La telomerasa se encarga de prevenir daños en los telómeros, las regiones terminales de los cromosomas. Esta función toma especial importancia tras la división celular, cuando la secuencia de ADN es más vulnerable a cambios y cuando dichos cambios pueden desembocar una respuesta agresiva de la célula, que intenta subsanar los errores de una manera, a veces, azarosa.

Este hecho tiene un punto negativo, y es que la sobreproducción de la telomerasa puede producir la proliferación ilimitada en las células, lo que en ciertas condiciones podría traducirse en cáncer. De hecho, científicos del Instituto de Investigación Biomédica de Cambridge ya constataron en 2002 que la causa de ciertos tipos de cáncer en humanos y ratones podría ser una sobreexpresión de esta enzima. 

Sin embargo, estudios recientes llevados a cabo por grupos de investigación del área de Biología Molecular del Instituto de Medicina Molecular de Lisboa, han demostrado que el uso de herramientas potenciadoras de la telomerasa produce un aumento de la longevidad en ratones de laboratorio. Estas herramientas se basan en la introducción en las células del cuerpo del gen de la telomerasa transcriptasa inversa (TERT), utilizando como vector de transmisión un adenovirus inocuo. Este gen, que se encuentra de manera natural en nuestra secuencia de ADN, codifica para la subunidad de la telomerasa que se encarga de añadir las repeticiones de nucleótidos que forman el extremo terminal de los cromosomas. Es decir, es el gen más importante en el cuidado de los telómeros

Para este tratamiento, se utiliza un adenovirus que no puede producir la enfermedad, aunque sí es capaz de propagarse por el organismo e infectar todas sus células. Así, introduciendo una pequeña cantidad de virus modificado, a las dos semanas se constató que en la mayor parte del cuerpo de ratón había presencia del virus y, por tanto, del gen potenciador. 

Los resultados fueron realmente prometedores. Así, cuando el tratamiento era aplicado a ratones adultos, su esperanza de vida crecía hasta un 24%, del mismo modo que se reducían críticamente los marcadores moleculares asociados al envejecimiento. Además, se constató que esta técnica no conllevaba un aumento en la probabilidad de sufrir cáncer. Los ratones con los que se investigó no eran más susceptibles a la enfermedad que el resto. 

Terapia génica: Un nuevo hito, un problema ético

Es cierto que el desarrollo de esta terapia está en los estadios iniciales de investigación. Es cierto que solo se ha experimentado con animales de laboratorio, y que quizá se necesiten décadas para el desarrollo de la técnica en humanos. Sin embargo, esto también aumenta el potencial de la técnica. Porque, si un mecanismo molecular sobre el que se lleva investigando poco tiempo produce aumentos de casi el 25% en la esperanza de vida, ¿hasta dónde se podría llegar tras décadas de investigación? 

Desde luego, es un simplismo, pero solo hay que pensar que si la esperanza de vida actualmente en Europa ronda los 80 años, un aumento de estas características supondría que lo normal sería vivir un siglo. Para la evolución sensata de la ciencia, los grandes descubrimientos deben ir acompañados de grandes preguntas.

¿Hasta qué límite es bueno evitar la muerte? ¿Cómo afectaría al equilibrio biológico y social un aumento tan importante y artificial de la esperanza de vida? ¿Es ético que, como se puede prever, solo las personas adineradas tengan acceso al tratamiento, si se desarrolla en un futuro? 

En definitiva, se pueden plantear miles de preguntas de difícil respuesta. Por suerte o por desgracia, es probable que aún falten muchos años para tener que planteárnoslas en serio. Sin embargo, lo seguro es que llegará el momento de responderlas y no está de más que vayamos dándoles vuelta.

Fuente | Science Daily