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Tecnología

El olfato, una forma diferente de diagnosticar el autismo

5 julio, 2015 18:02

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A día de hoy, diagnosticar el autismo es complejo, ya que nos basamos puramente en el comportamiento del individuo en cuestión que sufre lo que llamamos transtorno del espectro autista. Además, poco a poco hemos ido descubriendo que existe una intensidad de este tipo de rasgos, y no siempre se acaba con un diagnostico certero para llegar a denominarlo trastorno (igual que podemos tener rasgos de un tipo de personalidad, y no por ello tener un “trastorno de la personalidad” en si mismo).

Ahora bien, ¿y si dispusiésemos de algún método físico para diagnosticar el autismo? Ya hablamos de genes, o de pruebas de saliva para dicho diagnostico. Pero… ¿alguien había pensado en usar el olfato?

El olfato para diagnosticar el autismo

 

Pues sí, resulta que los investigadores del Instituto de Ciencia Weizmann de Israel, cuyo trabajo de ha publicado recientemente en Current Biology, han pensado en ello. Sus hallazgos afirman que los niños con trastornos del espectro autista responderían diferente a los malos olores, pudiendo ser una diferencia tan significativa que el 80% de los niños con autismo podrían diagnosticarse gracias a su olfato.

Esto se debería, según comentan, al hecho ya conocido de que los niños con autismo son hipersensibles al tacto, oído, gusto y estímulos visuales. Y por lo visto tienen una sensibilidad claramente diferenciada a los olores respecto a los niños que no sufren autismo.

Así lo comenta Liron Rozenkrantz, autor principal del estudio:

“El sentido del olfato es, de hecho, un componente importante en la interacción social humana. Teniendo en cuenta que el olfato estará probablemente alterado en el autismo, esto podría formar parte del reto social que supone sufrir un trastorno del espectro autista”

Para llegar a tales conclusiones, los investigadores compararon a 18 niños diagnosticados con trastornos del espectro autista con 18 niños sin dicho diagnostico. Todos los niños fueron expuestos a olores agradables y desagradables, mientras veían dibujos animados. Se expusieron 10 veces a olores agradables (rosas, champús), y 10 veces a olores desagradables (leche agria, pesado podrido). Se midió la respuesta de olfato que produjeron los niños, incluyendo la cantidad de olor olfateado, la tasa de respiración empleada, su tasa de respiración media y el tiempo que estuvieron oliendo cada olor.

Conclusiones

Según comentan los investigadores, los niños sin autismo cambiaron la forma en la que olían los olores desagradables en los primeros 0,3 segundos. Rápidamente intentaban dejar de oler dichos malos olores, y pasaban más tiempo oliendo cosas agradables en comparación. Los niños con autismo, sin embargo, continuaban oliendo sin ningún cambio aunque se trataran de malos olores.

Usando estas respuestas en cuanto al olfato, los investigadores fueron capaces de identificar a 17 de los 18 niños con desarrollo típico, y a 12 de los 18 niños con trastorno del espectro autista. Es decir, un 80% de probabilidad de diagnostico.

Rozenkrantz opina que estos hallazgos podrían formar parte de las herramientas diagnosticas de este trastorno, que es de tipo no verbal, y podría significar una forma de diagnosticar el autismo de forma precoz y eficiente, con las consiguientes intervenciones más eficaces al respecto. De todas formas, aún es pronto para pensar en su uso a gran escala, y queda mucha investigación por hacer al respecto.

Vía | WebMD.