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Confirmado: Tu cerebro pasa la mitad del tiempo en "piloto automático"

1 febrero, 2015 18:04

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¿Sientes que no aprovechas todo tu día? ¿Qué gran parte del tiempo tu cerebro “vaga” sin un rumbo fijo? Pues te confirmo que eso no es una sensación, ni tampoco significa que sufras un síndrome de ausencia (como más de una vez me he intentado autodiagnosticar a mi mismo sin éxito), sino que se ha confirmado: Casi la mitad del tiempo nuestro cerebro está en “piloto automático”, vagando sin rumbo fijo… y eso no nos hace felices.

Nuestra mente está en piloto automático casi la mitad del tiempo

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Con “piloto automático” no me refiero a que nuestra mente desconecte totalmente del exterior, como sí sucede en ese tipo de epilepsia llamado “ausencia” que os he comentado, sino más bien a que “desconectamos” por centrarnos en alguna tarea monótona o automática que, en gran parte de las ocasiones, nos hace infelices. Al menos así lo indica un nuevo estudio a cargo de Daniel Gilbert y Matthew Killingsworth, pues según sus investigaciones con hasta 2.250 personas, nuestra mente pasa una media de un 46,7% del tiempo “vagando”, sin centrarse en algo específico, y por consiguiente sin disfrutar.

Para llegar a tal conclusión los autores intentaron averiguar que tipo de actividades hacían felices a los individuos de su estudio. De media, los voluntarios nombraron unas 22 actividades, como por ejemplo hacer el amor, hacer ejercicio o participar en una conversación; estas eran las actividades con un punto álgido de felicidad. Por su parte, actividades como descansar, trabajar o usar el ordenador en casa eran las actividades menos felices.

Además, los participantes del estudio afirmaban que su mente se pasaba, como mínimo, un 30% del tiempo en piloto automático, vagando, y hasta casi un 50% de media. Pero eso no era lo peor, sino que durante este tiempo de “desconexión”, los participantes afirmaban sentir infelicidad. O, lo que es lo mismo, ¡casi la mitad del tiempo nos sentimos infelices!

La importancia del Mindfulness (o atención plena) para evitar el “piloto automático”

En su momento os explicamos que es el Mindfulnees o atención plena, un tipo de meditación consciente que os hace centrarnos en nosotros mismos respecto al medio que nos rodea (os recomiendo leer el artículo al respecto de Elisabeth, pues no creo que pueda explicarlo mejor que ella). En referencia a esto, en un estudio de 2007, Norman Farb y sus colegas de la Universidad de Toronto descubrieron que los seres humanos experimentamos nuestra propia presencia en el medio de dos formas diferentes, es decir, que usamos dos tipos de redes neuronales para relacionarnos con el mundo.

Una de esas redes es la “red por defecto”, que se activa para dar lugar al “piloto automático” del que hemos estado hablando, cuando lo que estamos haciendo no nos llena y empezamos a pensar en nosotros mismos; como ejemplo, cuando nos encontramos sentados mirando por una ventana y, en lugar de estar viendo el paisaje, estamos pensando en qué cenar esa noche. Esta red implica planificación o soñar despierto, por ejemplo. Esta “red por defecto” es la que se mantiene activa la mayor parte del día cuando estamos  despiertos, y no necesita mucha energía para mantenerse.

Por su parte, según el estudio de Farb, hay otra red capaz de hacernos vivir nuestra experiencia con el mundo exterior de forma diferente. Los investigadores la han denominado “red de experiencia directa”, la cual, cuando se activa, no implica estar pensando en el pasado o futuro junto a personas conocidas, o incluso pensar en uno mismo (cosas que sí suceden en la “red por defecto”), sino que cuando se activa la “red de experiencia directa” se experimenta la información que captan nuestros sentidos en tiempo real. Si miramos por la ventana, captamos el paisaje, y pensamos en lo que estamos mirando sin desconectar e irnos a pensar en otras cosas, o relacionando el paisaje con alguna epoca del año por ejemplo. El centro de atención es lo que estamos mirando.

Por lo visto, estas dos redes están correlacionadas de manera inversa: Si funciona más una de las redes, la otra red funcionará menos. Eso implica que si nos estamos tomando una cerveza y nuestra mente empieza a vagar por nuestros recuerdos (usando la red por defecto), no captaremos tan bien su sabor, pues nuestra red de experiencia directa estará funcionando en menor grado. Esto explicaría porque funciona el hecho de respirar profundamente y centrarse en algo que estamos haciendo como solución para evitar pensamientos determinados o darle vueltas a las cosas, ya que activar nuestros sentidos implica disminuir la activación de la otra red.

¿Y qué tiene que ver aquí el Mindfulness? Pues bien, el Mindfulness nos enseña a centrarnos más en esta red de experiencia directa, aprender a centrarnos en el mundo que nos rodea y estar más cerca de la realidad y nuestro alrededor, captando de forma más precisa la información del medio exterior y haciendo que podamos responder mejor a dicho medio. En el experimento de Farb en concreto, las personas que practicaban regularmente la meditación eran más capaces de controlar y potenciar ambas redes neuronales, diferenciándolas entre sí y cambiando de una a otra con mayor facilidad. Por el contrario, aquellos que no habían practicado esta meditación, eran más propensos a perderse y vagar en sus pensamientos por medio de la red por defecto.

Otros estudios han confirmado esta teoría de Farb, como el que realizó Kirk Brown, detectando que aquellos individuos que dominaban mejor el mindfulness eran más conscientes de sus procesos inconscientes, y tenian un mayor control de la situación y de su capacidad de actuar frente a las adversidades, en comparación a los que no dominaban tanto esta técnica.

Y, en definitiva, si lo que buscamos es sentirnos más felices, la clave debería ser lo que solemos oir en muchos anuncios (curiosamente muchos de ellos de cerveza): Disfrutar del momento, o lo que es lo mismo, activar nuestra red de experiencia directa más a menudo y dejar el control automático a un lado el máximo tiempo posible.

Vía | Psychology Today.

Fuente | Science Magazine.