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Los 5 mitos sobre los probióticos que deberías conocer

5 enero, 2015 11:18

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Los llamados “probióticos” pueden resultar confusos, pues las grandes empresas de alimentación ya se han encargado de que así sea para explotar el desconocimiento general. Por ello, cada vez más, existen diferentes tipos de alimentos suplementados con bacterias beneficiosas para nuestro organismo, pero generalmente no sabemos si es lo más idóneo usarlas o no (sabemos que “son buenas para nuestro organismo”, y poco más).

Por ello, aunque no se ha demostrado que los probióticos puedan prevenir o tratar enfermedad alguna, sí es legal anunciar sus propiedades beneficiosas, y de ahí la colección de mitos sería infinita. Hoy hablaremos de 5 de esos mitos, de la mano de la Dra. Patricina Hibber, profesora y pediatra en el Hospital MassGeneral de Niños de Boston.

 1. Todos los probióticos son iguales

Como bien recalca la Dra. Hibber, esto no es real, pues cada suplemento es único y diferente. Algunos contienen solo una cepa de bacterias, y otros pueden contener muchas (puede ser el mismo microorganismo, pero cepas diferentes, es decir, como subgrupos del mismo microorganismo con diferentes propiedades).

Además, no solo hay que tener en cuenta la variedad, sino la cantidad o concentración de los diferentes tipos de bacterias en los productos, cosa que puede variar muchísimo de un producto a otro, y aún no se conocen bien todas y cada una de sus propiedades según su concentración.

“Aún tenemos que estudiar las características importantes de algunos organismos probióticos que realmente podrían ayudar a prevenir o tratar ciertas condiciones médicas específicas”

2. Los probióticos pueden sustituir a los medicamentos

Evidentemente, esto es falso. Pero parece no ser tan evidente al fin y al cabo, pues la moda de los “tratamientos naturales” ha dado lugar a ciertas confusiones. La realidad es que los probióticos sí se han usado como tratamiento, pero siempre combinados con medicamentos, y no en solitario. He ahí un gravísimo error de concepto, como bien comenta la Dra. Hibberd.

“Yo nunca estaría a favor de cambiar un medicamento por un probiótico. En su lugar, es posible usar probióticos adicionalmente a los tratamientos, o de forma preventiva si es posible, pero jamás como sustituto”

3.  Las etiquetas de los suplementos y alimentos nos dan recuentos de microorganismos precisos

¡Ojalá! Con las nuevas normas de etiquetado (al menos en España), han mejorado muchas cosas, pero queda mucho por avanzar. La realidad es que hoy en día el etiquetado no pasa de anunciar que existen “bacterias vivas” o “cultivos vivos” en los alimentos que vamos a comprar, junto a los demás ingredientes, pero poco más. De cifras, nada.

Según comenta Hibber, algunos probióticos de marcas de gran calidad sí pueden acercarse a los recuentos microbianos, junto con el género, especie y cepa de los microorganismos. Sin embargo, otras marcas solo hablan del recuento “en el momento de la producción”, y esto no garantiza que cuando compremos el producto sea una cifra fiable.

4. La mayoría de los yogures son una gran fuente de probióticos

Estamos acostumbrados a que los yogures sean los principales alimentos que contienen probióticos, pero como bien recuerda la Dra. Hibberd, no sólo por ser un yogur debe contener probióticos. Algunos de ellos sí, pero siempre suelen incluir las palabras “cultivos vivos y activos“, sinónimo de probiótico, vaya.

Normalmente, entre estas bacterias vivas solemos encontrar Lactobacillus bulgaricusStreptococcus thermophilus; pero algunos otros añaden otras como L. acidophilus , L. bulgaricus , L.rhamnosus y L. casei.

5. Los probióticos pueden ayudar a prevenir resfriados

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Finalmente, aquí tenemos el gran mito que afirma que los probióticos pueden prevenir enfermedades por si mismos. La realidad es, según comenta la Dra. Hibberd, que hay algunos datos preliminares a favor de esto, pero desde luego no existen aún ensayos de buena calidad que puedan dar un buen soporte a tener en cuenta.

“La evidencia aún no es real. Los investigadores todavía están tratando de averiguar cómo trabajan exactamente los probióticos y cómo apoyan a nuestro sistema inmune, es decir, en que condiciones reales pueden llegar a ser verdaderamente eficaces”

Vía | Live Science.