Si estás leyendo esto, es probable que estés usando gafas o lentes de contacto porque tu vista no es la mejor (mas de la mitad de las personas en España necesita algún tipo de ayuda a la visión); su uso puede llegar a ser una molestia, pero no tenemos mas remedio que usarlas si queremos leer la pantalla que tenemos delante. Brian A. Barsky, profesor de ciencias de la computación en la Universidad de Berkeley, no está de acuerdo: cree que en vez de ponernos las gafas para ajustar nuestra vista, deberían ser las propias pantallas las que cambien para adecuarse a nosotros.

Adiós a las gafas

Para demostrar su concepto, Barsky inició un estudio en colaboración con investigadores del MIT y de Microsoft para encontrar una solución, y ahora ha publicado los resultados en forma de un algoritmo y un filtro de plástico para pantallas que modifican la imagen para que la veamos de manera nítida sin importar nuestras dioptrías. Para ello, el algoritmo se encarga de alterar cada píxel de manera individual para que su luz pase a través de los pequeños agujeros del filtro de plástico, de tal manera que cuando los rayos de luz impacten contra nuestra retina lo hagan en el ángulo adecuado para compensar los problemas de vista que tenemos.

Por lo tanto, todo el concepto se basa en predecir cómo se comportan nuestros ojos ante la luz entrante, y en cómo distorsionan la imagen (que acaba provocando que veamos mal); normalmente ese es el trabajo de las lentes de gafas y lentillas, desviar la luz para contrarrestar las distorsiones que producen nuestros ojos, pero esta técnica tiene mas ventajas que una mayor comodidad al no tener que llevar gafas. Por ejemplo, puede servir para contrarrestar defectos físicos oculares que no puedan ser corregidos con gafas, como es el caso de la llamada aberración esférica, que causa que diferentes partes del cristalino refracten la luz de manera diferente.

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Por otra parte, este sistema haría que cada pantalla fuese única para cada usuario y que dos personas no pudiesen ver la misma pantalla al mismo tiempo; en este sentido se apunta a que un aumento de la densidad de píxeles en pantalla puede solucionar este problema. Mas complicado está solucionar el otro desafío, que el usuario siempre mire a la pantalla en la misma posición; las pantallas tendrían que incorporar tecnología de seguimiento de los ojos para cambiar dependiendo de la altura y el ángulo en el que el usuario esté mirando.

Fuente | MIT Technology Review