Lo que se plantea Microsoft con su nuevo sistema operativo va más allá de lanzar versión tras versión como antes. De hecho estaremos ante la última versión de Windows.

Windows 10 es la prueba de que el mercado de PC ha cambiado mucho en los últimos años, tanto que ya no vale lo que triunfaba antes.

Por ejemplo, el usuario se ha acostumbrado a que las actualizaciones sean cada vez más pequeñas y los grandes cambios ocurran una vez cada varios años. Y eso es lo que se plantea Microsoft.

La última versión de Windows está adaptada a los nuevos tiempos

Por lo tanto, cuando decimos que Windows 10 será la última versión de Windows, es que Microsoft no dejará de trabajar en desarrollar y actualizarlo constantemente.

Por eso también eliminará la práctica de los Patch Tuesday que lleva décadas siguiendo. Consistía en que Microsoft sólo lanzaba parches el primer martes de cada mes, algo tal vez apropiado cuando las conexiones a Internet eran raras, pero imperdonable en la actualidad.

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En muchos casos Windows se ha quedado abierto a vulnerabilidades durante casi un mes por culpa de esta política. Eso terminará, y Microsoft actualizará Windows 10 en cuanto el parche salga del horno de los desarrolladores.

Esto no sólo funciona con parches de seguridad, sino también para implementar nuevas funcionalidades; como indican en The Verge, ya no hay ningún equipo secreto desarrollando la nueva versión de Windows, sino que toda la compañía está trabajando en Windows 10.