La naturaleza siempre ha sido la principal fuente de inspiración para los ingenieros. Al fin y al cabo, millones de años de evolución han podido solucionar muchos de los problemas con los que ahora nos encontramos.

Pero el último desarrollo salido de la Universidad de Stanford va mucho más allá de una simple imitación usando materiales sintéticos: su último dron usa plumas de verdad para conseguir el mismo efecto que en los pájaros.

El PigeonBot es un desarrollo más importante de lo que parece, porque no se trata simplemente de mejorar el funcionamiento de los drones modernos; puede llegar a cambiar completamente la manera en la que los aviones funcionan.

El dron con plumas

Curiosamente, los investigadores afirman que este proyecto nació cuando se dieron cuenta de que no hacía falta controlar todos los grados de libertad en el movimiento del aparato. En otras palabras, no hace falta estar cambiando constantemente el movimiento del dron en el aire, como la altura o la inclinación; eso sólo consume energía y es poco eficiente.

Ese es uno de los grandes errores en los que es fácil caer; por eso, los investigadores no solo se fijaron en la estructura de los huesos de los pájaros, sino también en la manera en la que controlaban su vuelo.

PigeonBoy Stanford University

El resultado es una estructura interna basada en "dedos" y articulaciones, con plumas conectadas a ellos; de esta forma, es posible controlar cada pluma de manera individual. Un detalle llamativo es que estas fueron plumas reales de paloma, escogidas por ser más ligeras y resistentes que las artificiales creadas a partir de carbono y fibra de vidrio.

El resto del aparato es bien simple, fabricado en espuma, con una hélice para producir propulsión y con un GPS y un controlador de a bordo. Lo realmente interesante está en ese controlador, y en cómo es capaz de usar la estructura de las "alas" para maniobrar en el aire.

Estructura de las alas Stanford University

Unas maniobras que son mucho más sencillas, gracias a que la estructura es capaz de soportar vientos más fuertes de lo habitual en un dron. La clave está en que el dron puede modificar la forma de las alas, plegándolas cuando necesita velocidad y extendiéndolas para conseguir más apoyo. De esta forma puede volar durante más tiempo gastando menos electricidad.

Este puede ser el primer paso para crear drones que vuelen exactamente igual que los pájaros; aunque los propios investigadores confiesan que aún hay mucho que descubrir sobre la manera en la que vuelan estos animales.

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