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Hardware

Microsoft Surface Pro 4: Análisis y experiencia de uso

En nuestro análisis de la Surface Pro 4, comprobamos de primera mano lo que la tablet de Microsoft tiene que ofrecer y cómo encaja en el mercado.

8 febrero, 2016 22:34

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A mi lado tengo la Surface Pro 4 de Microsoft, el dispositivo que ni es tablet ni es portátil, es los dos. Ya que han tenido la amabilidad de prestárnosla, tengo que escribir un análisis sobre ella, pero la verdad es que no tengo ni idea de qué es lo que he estado usando durante estas dos semanas.

¿He usado una tablet? Oh, te aseguro que no. ¿He usado un portátil? Tampoco lo diría. Miro a la Surface Pro 4, y le pregunto. “¿Tú qué eres, qué supones para el mercado?” No me responde, pero no porque no pueda, sino porque no he activado Cortana.

Suspiro. Tarde o temprano tendré que terminar esto, así que, ¿por qué no ahora? Empecemos por el principio. Cuando desde el campamento Apple empezó a hablarse de la “era Post-PC”, muchos dudamos que fuese una idea que realmente fuese a hacerse realidad. Acabar con los PCs, ¿en serio? ¿Qué se estaban fumando?

La mejor respuesta al concepto Post-PC no viene de Apple

El tiempo da y quita la razón, pero en el caso de la polémica del Post-PC, ha pasado algo curioso: Apple tenía razón, pero al mismo tiempo no la tenía. El PC está muriendo, pero al mismo tiempo tiene un futuro maravilloso por delante. Esta maravillosa contradicción sólo puede entenderse cuando usamos un dispositivo como la Surface Pro 4.

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Si hablamos de PC, tenemos que hablar de Microsoft, pero no podemos olvidar que desde finales de 2012 la compañía está metida en el mercado de las tablets, con la Surface. Un dispositivo con potencial, pero que quedó eclipsado por las posibilidades de la competencia, las tablets con iOS y Android. Era lo nunca visto, tablets con sistemas operativos diseñados para móviles tenían más posibilidades que Windows, el sistema operativo por defecto durante dos décadas.

Pero décadas de dominación habían dado sus frutos en forma de dinero constante y sonante que podían usar para seguir invirtiendo. Y eso hicieron. Y la Surface Pro 4 es la demostración de que, si perseveras y tienes los recursos necesarios, al final puedes dar con la tecla. O algo parecido a una tecla, en todo caso.

El diseño, toda una declaración de intenciones

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Es fácil notar eso en cuanto abrimos la caja donde viene la Surface Pro 4. Para empezar, su diseño no deja indiferente. Por decirlo de manera clara, no es el enésimo clon del iPad, y eso es algo bueno y no tan bueno. Por una parte es un dispositivo con identidad propia, con líneas algo más brutas en las que la elegancia deja paso a la eficiencia, con ranuras de refrigeración estratégicamente colocadas y todos los puertos que podamos desear en un dispositivo de estas características.

Se nota que Microsoft quiere que trabajemos con esta tablet, no que presumamos de ella, y esta declaración de intenciones está clara cuando vemos que una horrenda línea parte por la mitad la trasera del dispositivo. Esta es probablemente la decisión de diseño que menos entiendo de parte de los ingenieros de Microsoft.

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No por el aspecto, no me importa tanto, sino porque esa línea es por donde se abre el soporte que permite a la Surface mantenerse en pie. De esta manera podremos usarla como un portátil o dejarla como pantalla, pero no adelantemos acontecimientos. Antes prefiero centrarme en el soporte en sí, débil donde los haya.

El resultado es que cada vez que abría el soporte, tenía miedo de romperlo

No es que la tablet se sienta insegura con el soporte, es perfectamente usable una vez que lo disponemos todo. Pero para evitar que el grosor aumente demasiado, Microsoft ha tenido que dedicar muy poco plástico a esta parte. El resultado es que cada vez que abría el soporte, tenía miedo de romperlo; da una sensación de plástico barato poco atractiva y en nuestra unidad de prueba parecía que estaba un poco doblado. Es una buena noticia que el soporte esté integrado, pero con el tiempo es una decisión que podríamos lamentar.

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En cuanto a los puertos, el mini-DisplayPort y el USB 3.0 completo están situados a la derecha de la tablet cuando la ponemos en horizontal, una buena posición para conectar memorias USB sin problemas. Más abajo está el conector del cargador, que es magnético y es ridículamente fácil de conectar.

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A la izquierda está el conector del auricular, y nada más. En esta foto podéis apreciar mejor las ranuras de ventilación, que serán necesarias si pensáis explotar la potencia que ofrece la tablet. Por último, en la parte superior tenemos el botón de activación y el control de volumen, y en la parte inferior sólo tenemos el conector magnético para la funda.

En general, la Surface Pro 4 es un dispositivo que no da vergüenza enseñar, pero que tampoco sirve para presumir.

Surface Pro 4, la tablet que no quiere ser tablet

Y todo eso está bien, porque cuando la encendemos y la intentamos usar nos damos cuenta de que, como tablet, la Surface Pro 4 deja mucho que desear. Es grande (30 cm de largo), y aunque no es pesada para lo que ofrece (786 gramos), manejarla y moverla de un lado a otro puede ser algo incómodo, como cuando tienes un bebé en brazos y no sabes muy bien cómo cogerlo. No es que sea algo tremendamente molesto, y te puedes acostumbrar a ello, pero se nota que no estaba diseñada para eso.

Esta es una tablet sólo en nombre

Como si quisiera recalcar mis palabras, la Surface Pro 4 se enciende y me muestra el escritorio, confirmando mis sospechas de que esta es una tablet sólo en nombre. Moverme por el escritorio usando mis dedos es, como mínimo, poco eficiente, y llama la atención que Microsoft haya preferido por mostrar por defecto el menú inicio tradicional en vez de la pantalla de inicio más propia de una interfaz táctil. Son pequeños detalles como ese los que nos cuentan la historia detrás de este dispositivo.

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Y es que, por si sola, la Surface Pro 4 no es una tablet que le podría recomendar a nadie. La cantidad de apps en la Windows Store es ridícula en comparación con la App Store y Google Play, y es demasiado grande como para llevárnosla por ahí para tomar notas o jugar un rato.

El lápiz táctil, el mejor accesorio que podría traer

Pero, y este es un gran pero, cuando la unimos con sus accesorios es cuando se convierte en uno de los mejores dispositivos que he tenido la suerte de probar.

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Para empezar, está el lápiz táctil que viene en la misma caja de la Surface, que bien podría llamarse “lápiz milagroso”. Cuando lo cogemos y lo llevamos a la pantalla, veremos que aparece el cursor antes de tocarla; tócala y comprobarás que dependiendo de la presión la interfaz responde de manera diferente. Cómo no, esto se nota más con las aplicaciones de toma de notas y de dibujo incluidas.

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El lápiz es un perfecto sustituto del ratón, sin el que la Surface Pro 4 no sería el dispositivo que es. Con él es fácil navegar por el escritorio, escribir una nota, cambiar de app usando un gesto y navegar por Internet. No quiero soltarlo, pero en el caso de que tenga que hacerlo, puedo “pegarlo” al lateral de la tablet de manera magnética. ¿Te has fijado que es la tercera vez que escribo sobre el magnetismo?

La funda convierte una tablet regular en un gran portátil

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El otro accesorio imprescindible de la Surface Pro 4 no viene con la tablet, hay que comprarla aparte. Hablo de la funda con teclado, el elemento con el que la tablet realmente demuestra lo que vale; de hecho, aunque puedes conseguir una Surface Pro 4 por 999 €, desde mi punto de vista el precio mínimo es de 1150 €.

Porque comprar una Surface Pro 4 sin el teclado es como comprar un coche sin volante; técnicamente puedes mover la columna de dirección, pero no es lo más seguro ni agradable. Claro, que si ya tienes un teclado portátil, lo puedes conectar perfectamente, pero la gracia de la funda con teclado… es que es una funda. Se conecta por, lo has adivinado, el puerto magnético situado en la parte inferior, y a partir de entonces protegerá la pantalla.

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Ábrelo, y tendrás un teclado como el de cualquier portátil, por lo que deberías esperarte teclas de poco recorrido y no aptas para escribir una novela, pero inmensamente superiores al teclado en pantalla. No es un teclado para escribir artículos largos, pero sí para trabajar en cualquier parte.

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El único verdadero problema que tiene el teclado está en la parte exterior. El material que Microsoft ha elegido para la parte exterior es el más “sucio” que he visto en mucho tiempo; da igual que lo limpie y que lo cuide, siempre veo una “mancha”.

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Por supuesto, no está sucio, sino es una combinación de la iluminación, las marcas que dejan nuestras manos en la funda, y mis neuras, pero cabría preguntarse si no existe un material mejor para una funda. Bueno, al menos no es plástico del barato de colores chillones.

La Surface Pro 4 se pega con los portátiles y no sale perdiendo

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Lo importante es que una vez que unimos la funda con teclado con la Surface Pro 4, esta se convierte en una de las mejores alternativas portátiles del mercado; y no hablo sólo de tablets, la estoy comparando con portátiles hechos y derechos. Ayuda mucho que la unidad probada tenga un Core i5 con 8 GB de memoria RAM, pero la fluidez que muestra ejecutando Windows 10 y sus aplicaciones es notable.

La pantalla es una auténtica gozada, con una resolución de 2736 x 1824 píxeles, la definición y el contraste son asombrosos, aunque los colores se notan algo apagados por defecto. Es de esas pantallas que cuando las ves por primera vez te entran ganas de poner una película o de jugar a un juego para ver cómo se ve.

Lamentablemente, el único momento en el que uno siente que necesita más potencia es cuando el chip gráfico tiene que trabajar; la tarjeta integrada de Intel te servirá para ver vídeos y para jugar a juegos viejos o que sean poco exigentes, pero no pidas mucho más de ella. Esto se nota sobremanera cuando ponemos ejecutamos una aplicación WebGL y la tasa de frames por segundo baja estrepitosamente, mientras la parte trasera de la tablet se calienta tanto que da algo de miedo.

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Sin embargo, con tareas normales no se nota tanto el calor proveniente de los chips, así que no debería ser un problema la mayor parte del tiempo. Como tampoco se calienta el diminuto cargador incluido, incluso después de una carga completa; un cargador que también incluye un puerto USB para recarga, un detalle que se agradece para los que sólo tenemos un enchufe a mano y varios dispositivos encima.

La tablet que me hizo un creyente de la era post-PC

Lo diré alto y claro: la Surface Pro 4 es la mejor tablet para trabajar. Claro, que eso no es decir mucho, en un mercado dominado por tablets limitadas por sistemas operativos diseñados para teléfonos.

Con la Surface Pro 4, uno siente que los astros se han alineado: tiene un hardware a la altura que responde con presteza a lo que le pedimos, y también tiene un sistema operativo con una base bien probada en el que podemos encontrar una decena de programas para cualquier necesidad que se nos ocurra.

La Surface Pro 4 es la mejor tablet para trabajar, pero eso no es decir mucho

La Surface Pro 4 es un dispositivo que no tiene miedo de presentar su alternativa porque sabe que lo que está haciendo es lo correcto. Uno que no huye de las comparativas, sino que las recibe con los brazos abiertos. Uno que se regodea en sus aciertos y en sus errores porque sabe que son suyos, no de nadie más.

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Si el movimiento post-PC acaba conquistando el mercado, si nuestros hijos y nietos acaban usando sólo dispositivos híbridos entre tablets y ordenadores, probablemente podremos mirar al pasado y marcar el lanzamiento de la Surface Pro 4 como uno de los momentos que hicieron ese futuro posible. Y seguramente aún entonces seguiré preguntándome qué tengo delante.