Korou (Guayana Francesa)
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La tensión, el nerviosismo y la incertidumbre se palpan en el aire al mismo tiempo que el cielo empieza a teñirse de azul antes del amanecer. La máquina de café no para de funcionar junto a "la pecera", como llaman a la Sala de Control de Misión Júpiter, el 'Houston' europeo. Desde el balcón lateral se ven las copas de los árboles amazónicos brillando con los primeros albores del día y al fondo del todo, como un pequeño punto en el horizonte, los pararrayos que protegen al Vega C intensamente iluminados.

Cuando los contadores marcan T: -00:10:00, o lo que es lo mismo, 10 minutos para el lanzamiento, la voz de Jean-Frédéric, el Director de Lanzamiento anuncia en francés con absoluta calma: "Atención para la secuencia final del lanzamiento". Todos los allí presentes se levantan aunque sin saber muy bien a dónde ir, las pulsaciones aumentan y los pocos que hablaban se quedan en absoluto silencio. Los espectadores sacan sus móviles, todos los cámaras comprobamos de nuevo el plano, por décima vez incluso, esos 10 minutos se hacen interminables mirando al horizonte.

Miembros del programa Biomass se juntan en el balcón del Centro Espacial Guayanes para ver el lanzamiento

Miembros del programa Biomass se juntan en el balcón del Centro Espacial Guayanes para ver el lanzamiento Rodrigo Mínguez Omicrono Kourou (Guayana Francesa)

Los altavoces empiezan a generar estática, alguien en Control de Misión ha abierto el micrófono: "H0 -00:00:01" dice nuevamente el Director de Lanzamiento desde dentro de la pecera. Una respiración tensa y algún comentario de furor entre los espectadores. "10, 9, 8, 7, 6". Compruebo que todas las cámaras están grabando y enfoco el teleobjetivo que tengo entre manos. "5, 4, 3, 2, 1. Vamos, ignición, despegue", narra Jean-Frédéric. El corazón se para, no se oye ni un alma, algún pajarillo cercano rompe la tensión mientras el cohete se alza perdiéndose entre las nubes.

"Propulsión nominal" desde los altavoces, "¡Buenas noticias!", grita un corresponsal en inglés. Cuando todo parece haberse relajado el cohete asoma por encima de las nubes al tiempo que todo empieza a vibrar. Parece un terremoto, se oyen los cristales repiquetear contra las ventanas, el suelo tiembla bajo los pies. Los graves de los motores de propulsión sólida del P120C, la primera etapa del Vega-C se sienten como un duro golpe que te corta la respiración. Risas nerviosas, de felicidad y algún grito de exaltación ante el chute de adrenalina que precede a la celebración ante el ascenso del cohete hacia las últimas capas de la atmósfera en cuestión de segundos.

La Sala de Control de Misión Júpiter desde fuera de 'la pecera' minutos después del lanzamiento

La Sala de Control de Misión Júpiter desde fuera de 'la pecera' minutos después del lanzamiento Rodrigo Mínguez Omicrono Kourou (Guayana Francesa)

Bellissimo!", exclama un periodista italiano. "No te acostumbras nunca a esto" dice otro compañero con decenas de lanzamientos a su espalda. El ascenso continúa nominal y el Director de Vuelo anuncia que el lanzamiento ha sido impecable. Apenas 1 kilómetro de desviación de la órbita objetivo, prácticamente inmejorable. Los asistentes abandonan los cristales de la pecera y dentro de esta la gente aplaude, "es el final de la primera parte de la misión" asegura Jean-Frédéric.