Maqueta del Su-75 en 2021.

Maqueta del Su-75 en 2021. Kremlin Omicrono

Defensa y Espacio

El caza furtivo convertido en la humillación de Putin: el SU-75, la alternativa rusa al F-35, podría no despegar nunca

Esta aeronave, presentada en 2021, podría no llegar a alzarse nunca, por numerosos factores económicos y geopolíticos.

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Putin lleva un tiempo dando palos de ciego en el terreno de la aviación. España lleva tiempo siendo testigo de ello; su reciente Su-57, su supuesto caza más avanzado, se expuso con importantes problemas en su fuselaje. Para colmo, hace escasas semanas, uno de sus valiosos cazas Su-25 se estrellaba en un vuelo de entrenamiento, perdiendo un importante activo aéreo. El último desastre implica directamente al caza Su-75 'Checkmate', que podría quedarse anclado en tierra indefinidamente.

Los Sukhoi Su-75 'Checkmate'. 'Jaque Mate' son cazas de combate de quinta generación de un solo motor, actualmente en desarrollo y planeado para su comercialización en el año 2027. El primer vuelo de estos Su-75 está previsto para este año, después de una icónica presentación en el espectáculo aéreo MAKS 2021, en la que asistió el mismísimo presidente ruso, Vladímir Putin. Desde entonces, numerosos retrasos han hecho caer a este caza en el olvido, ya que su primer vuelo se programó para 2023 y luego para 2024, para ser retrasado hasta el 2025.

El analista y periodista estadounidense Caleb Larson, asociado a 19FortyFiveasegura que este caza no volará a ninguna parte, enfrentándose a la posibilidad de que nunca llegue a volar por primera vez. Algunos de los principales impedimentos implicarían problemas relacionados con el escenario geopolítico actual y a los escollos que la propia aeronave ha enfrentado en los últimos años.

El Su-75 podría no volar nunca

Todo lo que sabemos del caza proviene de la maqueta presentada en 2021, en la ya famosa presentación que tuvo a Putin como asistente. En base a esta maqueta, se estima que el Sukhoi Su-75 dispone de una cola en forma de V, un sistema de único motor con una entrada sin desviador, y un sistema MATROSHKA para el control de vuelo. Estará orientado a misiones aire-aire y aire-tierra, gracias a sus capacidades furtivas, siendo casi la alternativa de Putin al mítico caza F-35.

Se cree que podrá tener un alcance de hasta 3.000 kilómetros alcanzando velocidades máximas de Mach 1,8. Podrá transportar cargas útiles de hasta 7.400 kilos, y tendrá bahía de armas interna con capacidad para cinco misiles y cañones automáticos. Algunos de los países que en un principio estaban interesados en el Su-75 son la India o Vietnam, junto a otros países de Latinoamérica, con un objetivo de exportaciones de 300 unidades en los próximos 15 años

La teoría es una cosa, y la práctica otra. De base, partimos del hecho de que desarrollar un caza furtivo es muy costoso, tanto de fabricar como de exportar, gracias a las particularidades que el fuselaje requiere. Este debe tener un diseño muy concreto, en pos de minimizar los reflejos del radar y de absorber las ondas de radar mediante recubrimientos especializados. Esto choca frontalmente con la idea de caza de bajo coste que Rusia tenía con este Su-75.

A todo esto hemos de sumarle los retrasos de su vuelo inicial, la ausencia de un prototipo funcional del avión, y la situación de Rusia con respecto al conflicto con Ucrania. La industria de defensa rusa ha destinado sus no cuantiosos recursos al mantenimiento de las operaciones militares de la invasión, lo que limita todavía más el desarrollo del Su-75. Por si fuera poco, Rusia está envuelta en sanciones y en problemas estructurales de suministro por el rechazo de la comunidad internacional, causando todavía más problemas a una Rusia sin acceso a componentes críticos como microchips de alta categoría.

Y es que en su presentación, el Su-75 ruso aspiraba a ser un caza furtivo asequible en su desarrollo y exportación. Sin embargo, los desafíos relacionados con la tecnología y la ingeniería en torno al desarrollo de este tipo de cazas, y la situación de la industria armamentística de Rusia, podría poner en serios problemas el proyecto. A fin de cuentas, a ojos de Larson, el Checkmate sigue siendo una maqueta, sin siquiera un prototipo o un demostrador que permita comprobar sus capacidades.

Hasta el asunto del dinero puede ser un problema. El desarrollo del Su-75 requiere unos ingresos de dinero constantes, con inyecciones de dinero que permitan mantener vivo el proyecto. El gobierno de Putin, no obstante, está indemnizando a las familias de los soldados caídos en Ucrania, imponiendo una presión financiera sobre las arcas rusas limitando de nuevo la capacidad del sector de la defensa para llevar a cabo proyectos que requieran potentes avances tecnológicos.