Una de las ventajas que tiene Internet es que, una vez lo tenemos, toda la información que queramos pasa a estar en la punta de nuestros dedos, cuando queramos y donde queramos. El problema viene cuando dinosaurios intentan poner vallas al campo una vez más (aunque esta vez sea fuera de nuestras fronteras), y nos encontramos con noticias tristes como la que os traemos hoy.

Según podemos leer en The Verge, el gobierno húngaro estaría planeando un nuevo impuesto para tratar de salir de la enorme crisis mundial que nos come a todos: junto a unas cuantas subidas, en 2015 se añadirá en Hungría un impuesto de casi 50 céntimos de euro por cada gigabyte de información que se transfiere dentro del país y que se aplica a las operadoras. Una cifra que parece pequeña pero que, sumada a todo el tráfico que puede generar un país, es una auténtica barbaridad.

Impuesto desproporcionado para tiempos de crisis

Los detalles sobre esta nueva medida todavía se están discutiendo, aunque los oficiales húngaros ya se han atrevido a dar cifras: con este nuevo impuesto se recaudarán 65 millones de euros al año. Sin embargo, y teniendo en cuenta las cifras de tráfico en 2013 (1.15 billones de gigabytes + 18 millones de gigabytes procedentes de Internet móvil), firmas externas están cuantificando la posible recaudación en 570 millones de euros, como podemos leer en Reuters. Y sí, esa cantidad es mucho mayor de lo generado por la industria húngara en Internet.

Lo peor de todo esto es que van a ser los propios usuarios los que van a notar este impuesto: va hacia las operadoras, pero pocos ciudadanos húngaros dudan de que van a notarlo en su bolsillo. Esto hace que ya tengamos manifestaciones convocadas para este domingo, con ánimos que los oficiales húngaros no han sido capaces de calmar. Las cosas parecen ponerse difíciles en el Internet de todos, y nos tocará mirar más allá de nuestras fronteras…