Pese a que ya no se parece en nada al proyecto que inició su andanzas a finales del siglo XX, es fácil ver a Google como una de las mejores compañías en las que trabajar, o al menos así es como se la pinta siempre. Parece que lo máximo a lo que puedes aspirar hoy en día cuando terminas tus estudios es acabar en Google, ya sea como ingeniero o como chico de los recados. Sin embargo, con el paso del tiempo cada vez mas ex-empleados están clamando una imagen diferente de la compañía.

Por ejemplo, uno de los grandes problemas de trabajar en Google es precísamente que todo el mundo quiere trabajar ahí. Por lo tanto, pueden permitirse el lujo de contratar a los mejores, incluso para tareas mundanas.

Así, se leen historias de trabajadores provenientes de universidades prestigiosas dedicados a servicio técnico o a eliminar contenido con copyright de Youtube. Tareas que normalmente van a parar a los miembros menos cualificados, pero que debido al enorme nivel existente en la compañía acaban frustrando a gente de altos estudios y experiencia. De hecho, esta práctica no solo es común sino que incluso es objeto de broma en los pasillos. Los trabajadores temporales lo tienen incluso peor, ya que para muchos de sus compañeros no pertenecen a la “verdadera” Google.

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Otras historias son las típicas que puedes sacar de cualquier empresa, y de las que Google no se escapa por ser quién es, como encargados que están mas pendientes de sacar los números establecidos que de hacer algo realmente interesante con los empleados disponibles. Esto es así porque avanzar en Google es una guerra contra el prójimo. Los ingenieros no hablan apenas entre sí a menos que sea absolutamente necesario, cada uno de ellos centrado en obtener el próximo gran producto de la compañía que les permita subir de nivel en la empresa. Algo que raramente pasa, ya que actualmente Google es una empresa de publicidad, y sus trabajadores se dedican en su mayoría a  “engrasar” la maquinaria y no a inventar cosas nuevas. 

Esa es otra razón por la que los productos de Google tradicionalmente han pecado de falta de visión conjunta, sobre todo en lo que respecta al diseño. Puede que entre sus filas estén los mejores ingenieros del planeta, pero cuando se les deja solos aparecen productos como Wave, Buzz o Google Video que aunque no son malos acaban pasando sin pena ni gloria después de unos meses.

Por supuesto, todas estas historias no implican que Google sea un mal sitio en el que trabajar, pero sí que nos rompen la burbuja que muchos nos habíamos creado a lo largo de los años. Incluso podría decirse que, dada la enormidad de Google, solo era inevitable que su filosofía cambiase acorde a ella.

Fuente | Business Insider