En un primer momento hemos visto a MEGA como un rival directo de Dropbox o Google Drive, pero tal vez hayamos pasado por alto el curioso sistema que utiliza este servicio para encriptar y mantener segura toda la información que subimos a nuestra cuenta. Cualquier archivo que subimos a nuestra cuenta es cifrado por un algoritmo individual de forma automática, tras esto, el sistema nos genera una contraseña junto con el enlace que normalmente utilizamos para descargar el archivo. De esta manera, no existe forma posible de acceder a ningún archivo alojado en los servidores de MEGA, sin la contraseña correcta para cada uno de ellos.

X_MEGA_02

¿Cómo puede influir este sencillo mecanismo a la hora de compartir nuestros archivos? Probablemente solucionando uno de los grandes problemas que solíamos encontrar utilizando Megaupload. Veamos como ejemplo, una situación tan común como el funcionamiento de una comunidad de alojamiento de enlaces:

Los usuarios de estos servicios suelen tener la sana costumbre de resubir el contenido en cuestión a su comunidad habitual, contenido fácilmente rastreable por cualquier autoridad, debido a las huellas digitales que forman parte del archivo. De esta manera, un programa informático puede detectar rápidamente cualquier copia del material buscado indistintamente del lugar en el que esté alojado, y ya no digamos si se comparte directamente el mismo enlace. Sin embargo, con este sencillo método de cifrado, ningún sistema puede identificar el contenido que estamos compartiendo sin la contraseña asociada, la cual, podríamos transmitir vía email, chat, sms, código morse… Y no olvidemos que estamos hablando de una contraseña única para cada enlace de descarga de cada copia, un método que parece dificultar exponencialmente el rastreo de cualquier contenido.

X_MEGA_03

Por todos es sabido que los sistemas de encriptación llevan largo tiempo entre nosotros, y no solo en la tarea que hoy nos atañe, a veces la solución a un problema se encuentra reutilizando con ingenio las herramientas de las que ya disponemos. Y aunque probablemente esta no sea la panacea del intercambio de archivos, servirá para avivar la lucha por los derechos del amedrentado internauta.