Esta impresionante pena de cárcel es a la que se enfrenta un ciudadano de Corea del Sur por hacer un retweet de una publicación original del gobierno de Corea del Norte nos demuestra que aquí ninguno de los vecinos está exento de violar los derechos de libertad de sus ciudadanos. Es verdad que a diferentes niveles, ya que hace poco veíamos que en Corea del Norte sus ciudadanos se podrían enfrentar a ser tratados como criminales de guerra en caso de ser pillados usando un teléfono móvil, pero esto también parece une medida más que exagerada.

Park Jeong-Geun, un ciudadano de Corea del Sur de 24 años de edad, fue detenido el mes pasado por las fuerzas de seguridad nacionales al retweetear un mensaje que incluía la frase “Larga vida a Kim Jong-il“, aunque Jeong-Geun afirma que sólo lo hacía para ridiculizar a sus vecinos del norte, a modo de sarcasmo

Se ve que en Corea del Sur no tienen mucho sentido del humor, ya que aunque Park sea miembro del partido socialista de Corea del Sur, se enfrenta ante la posibilidad de cumplir 7 años de cárcel. Incluso Amnistía Internacional ha hecho sus declaraciones sobre el suceso, afirmando que esto no es un caso de seguridad nacional, sino una falta de compresión de sarcasmo por parte del gobierno de Corea del Sur.

Seguramente os llame la atención que Corea del Norte, Internet y Twitter puedan ir en un mismo titular. En este país en el que la libertad es un concepto bien diferente al que tenemos fuera, no existe Internet como tal, sino una red denominada Kwangmyong, que da acceso a un número de páginas desconocido, pero comprendido entre 1300 y 5500. Os podéis imaginar el índole de estas y su contenido.

Sin embargo, en las altas esferas si tienen acceso a Internet, y desde Agosto e 2010 el Gobierno de Corea del Norte utiliza la cuenta de Twitter @uriminzok, que es la que el desafortunado Park Jeong-Geun retweeteó.

Es muy triste que en un país no se pueda llegar a hacer una broma o que seas perseguido por esta. Este tipo de acciones son las que nos llevan hacia un mundo oscuro y sin ningún tipo de libertad. Un camino en el que tristemente ya nos hemos embarcado.