La estrategia naval de la OTAN.

La estrategia naval de la OTAN. OTAN

Observatorio de la Defensa

La nueva estrategia de la OTAN en plena tensión con Rusia “potencia la proyección del poder naval sobre tierra”

Está “plenamente alineado con la estrategia española” y, aunque “sin grandes cambios”, consolida uno de los pilares del Plan de la Armada Española 20-50.

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Las claves

La OTAN actualiza su estrategia marítima por primera vez desde 2011, reforzando el papel del poder naval y la defensa aliada ante la amenaza de Rusia y el auge militar de China.

El nuevo plan potencia la proyección naval sobre tierra, fomenta la cooperación industrial y anticipa una nueva generación de capacidades navales para la próxima década.

Rusia es identificada como la principal amenaza para la seguridad aliada, mientras que el terrorismo y China también preocupan por su expansión y cooperación militar con Moscú.

La estrategia subraya la importancia del "poder duro" y de una superioridad marítima creíble para garantizar la defensa colectiva y enviar un mensaje disuasorio a posibles adversarios.

La nueva estrategia naval de la OTAN redefine su capacidad de disuasión y defensa en un contexto de creciente tensión con Rusia y el auge militar de China. Sitúa el poder naval como columna vertebral de la capacidad de la OTAN para “combatir hoy” y “combatir mañana”.

El documento, articulado en 31 puntos, actualiza por primera vez desde 2011 la estrategia marítima aliada y lo hace con un marcado sentido de urgencia renovada.

Fuentes de Defensa consultadas por el Observatorio de la Defensa de EL ESPAÑOL subrayan que la actualización “potencia la proyección del poder naval sobre tierra”, uno de los pilares del Plan de la Armada española 20-50.

Consideran que el texto está “muy alineado con la estrategia española” y que, aunque “no hay grandes cambios”, sí supone un plan “más completo que el anterior” y con un horizonte temporal de unos diez años.

Maniobras de la OTAN en el Mediterráneo.

Maniobras de la OTAN en el Mediterráneo. OTAN

La postura de disuasión y defensa de la OTAN, precisa la nueva Estrategia Marítima de la Alianza, está pensada no para las operaciones expedicionarias de “policía” de 2011, sino para un combate de alta intensidad y sostenido en defensa del territorio aliado, aseguran..

En este sentido, subraya que "como parte de una Alianza habilitada para el combate multidominio, el poder marítimo de la OTAN contribuirá a sus tres tareas fundamentales en un entorno operativo futuro interconectado y disputado".

Por otro lado, algunos expertos indican a EL ESPAÑOL que el documento también busca “orientar a la industria de Defensa para que sepan por dónde deben ir en los próximos años”, anticipando las capacidades que la Armada y la OTAN demandarán.

De hecho, prevé que, a través del Proceso de Planificación de la Defensa de la OTAN (NDPP) y de un aumento de la inversión militar, los Aliados impulsen una nueva generación de capacidades navales, al tiempo que estrechan la cooperación industrial en defensa y eliminan barreras al comercio.

Un marco renovado para la defensa marítima aliada

El vicealmirante Mike Utley, comandante del Mando Marítimo Aliado (Marcom), resume el propósito de la estrategia: “Proporciona un marco para que la OTAN aborde las amenazas y los desafíos en el ámbito marítimo en toda la región euroatlántica”.

Y añade: “Desde la disuasión y la defensa, la prevención y gestión de crisis, hasta la seguridad cooperativa, las fuerzas marítimas de la OTAN proporcionan a la Alianza un poder de combate integral y creíble que sustenta nuestra defensa colectiva.

Esta estrategia guiará los esfuerzos aliados para fortalecer las capacidades, aprovechar las tecnologías emergentes, aumentar la letalidad y prevalecer en los conflictos”.

Entre las líneas de acción destaca el refuerzo de la defensa de “cada centímetro del territorio aliado”.

Las misiones de la Fuerza Naval.

Las misiones de la Fuerza Naval. Armada

En el punto 17.e, la OTAN propone “desarrollar aún más las capacidades de ataque desde portaaviones, de lucha antisubmarina, de guerra naval contra minas y de autonomía marítima”, con el objetivo de aumentar la capacidad aliada para “disuadir, defender o atacar decisivamente a un agresor”.

La insistencia en que la Alianza debe ser capaz de “prevalecer” marca el paso de una disuasión declarativa a otra respaldada por capacidades reales.

La nueva doctrina subraya que esa postura se sostiene en una combinación de medios nucleares, convencionales y antimisiles, reforzados por capacidades espaciales y cibernéticas, e insiste: mientras existan armas nucleares, la OTAN seguirá siendo una alianza nuclear.

Además, la denominada “visión de Océano Digital” condensa la ambición de alcanzar una conciencia situacional marítima en tiempo real.

Rusia: la principal amenaza 

La estrategia identifica a Rusia como “la amenaza más significativa, directa y a largo plazo para la seguridad de los Aliados”.

Moscú, señala, busca “reconfigurar radicalmente la arquitectura de seguridad euroatlántica” mediante la coerción, la agresión militar y las operaciones híbridas.

El documento advierte de que Rusia continúa modernizando sus fuerzas marítimas, reforzando capacidades de reconocimiento y guerra submarina, y ampliando sus sistemas de lanzamiento de doble capacidad.

Su habilidad para “interrumpir los refuerzos aliados, obstaculizar la libertad de navegación y evitar sanciones”, por ejemplo mediante la llamada flota sombra, es descrita como un desafío estratégico de primer orden.

Terrorismo y China, otras fuentes de preocupación

El terrorismo sigue siendo “la amenaza asimétrica más directa para la seguridad de nuestros ciudadanos”, recuerda la OTAN, y continúa ocupando un lugar central en su acción estratégica.

El documento también señala a China como una creciente preocupación para la seguridad marítima aliada. Alerta sobre sus “ambiciones declaradas y políticas coercitivas”, su rápida expansión naval, el uso dual de buques científicos-militares y su mayor presencia en el Ártico, todo ello acompañado de una “opacidad respecto a sus intenciones”.

La Alianza observa con inquietud la cooperación estratégica entre Pekín y Moscú. China, afirma el Marcom, “se ha convertido en un facilitador decisivo de la guerra de agresión rusa contra Ucrania” mediante su alianza “sin límites” y su apoyo a gran escala a la industria de defensa rusa.

“La mayor cooperación militar y de defensa entre la República Popular China y Rusia se manifiesta en múltiples ámbitos y en un número creciente de actividades militares conjuntas en la zona euroatlántica y sus alrededores”, recoge el texto.

La importancia del “poder duro”

En un contexto de recrudecimiento de las tensiones internacionales, la estrategia concluye que para garantizar una disuasión eficaz “se requiere poder duro para prevalecer en el conflicto”.

Una advertencia que resume el espíritu del nuevo enfoque aliado: reforzar capacidades, anticipar desafíos y garantizar la superioridad marítima en un entorno global cada vez más competitivo.

Además, desde la OTAN se apuesta también por una mejor comunicación estratégica, "Unas fuerzas navales creíbles, que se ejercitan con regularidad y demuestran sus capacidades, envían un potente mensaje disuasorio a quienes intentan socavar la seguridad y la cohesión de la Alianza".